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Ya empieza a divisarse el segundo Superclásico

BUENOS AIRES -- En el horizonte Millonario ya empieza a divisarse el segundo Superclásico y, como suele suceder con los compromisos de esa magnitud, son los que acaparan el día de día. Obvio e inevitable.

Pese a que Ramón Díaz aún no lo confirmó oficialmente, por lo que se observó en el único entrenamiento de fútbol que ordenó el director técnico, los once que saldrán al campo en Mendoza serán los mismos que ganaron el primer choque, en Mar del Plata. Algo previsible y lógico, porque serán los titulares en la competición local y necesitan rodaje futbolístico. Además está bien que el DT siga sus convicciones y no modifique la estrategia según las reacciones de la vereda de enfrente (Boca irá con suplentes).

La lectura de lo que pasará deja, entonces, un párrafo que debe ser analizado aparte. Y es que si realmente Barovero; Mercado, Román y Bottinelli; Sánchez, Ponzio, Ledesma y Vangioni; Mauro Díaz; Mora y Funes Mori serán los once que debutarán en la competición doméstica contra Belgrano, implícitamente queda en la superficie algo que se venía percibiendo: que Ramón Díaz no tiene entre sus preferencias a David Trezeguet. Por un tema físico, futbolístico o por lo que sea, pero Rogelio Gabriel Funes Mori es quien va ganando la pulseada de los centro delanteros. La verdad es que no sorprende. Basta recordar la declaración del pelado Díaz en la primera conferencia de prensa que brindó en su vuelta a River.

Cuando se le preguntó por Trezeguet, dijo que iba a ser uno más en el grupo. Sin mimos y con un claro mensaje de que no existiría trato preferencial para él. Entre lo narrado, los goles que le anotó a Independiente en Mar del Plata y la apuesta personal que hizo públicamente Ramón Díaz acerca de que sacaría goleador al Mellizo, las posibilidades del delantero franco argentino de quedarse con un sitio entre los titulares serán realmente mínimas.

El otro tema que ocupa a la actualidad de River es el de los refuerzos. Más concretamente, el de las ya trilladas novelas de Jonathan Fabbro y de Juan Iturbe. En el caso del enganche, hoy da la sensación de ser un sueño irrealizable para Ramón. De a poco se está convenciendo de que tiene que desistir de su jugador preferido, de ese que pidió desde el primer momento con tanta insistencia y en el cual los directivos del club de Núñez apuntaron todo su arsenal para satisfacer al técnico.

Ya no sólo es la importante cantidad de dinero (cuatro millones de dólares) ni que el protagonista central de esta historia nunca hizo llegar aunque sea una mueca de convicción con sus declaraciones, a todo hay que adosarle la nula predisposición de Cerro Porteño por negociarlo. A cada paso aparece una traba nueva, un escollo que si se sortea aparece inmediatamente otro más insalvable todavía. Sólo porque el manual del fútbol no tiene lógica es que hay que dejar un cinco por ciento de probabilidades vigente, pero que se ponga la casaca de River depende sólo de un milagro. ¿Iturbe? Difícil, pero no caído.

Sin Fabbro y con Iturbe, también luego de mil rodeos, todavía en veremos, a poco de comenzar el torneo la única incorporación es la de Leonel Vangioni. Un jugador que ha rendido en los partidos de verano. Pero Ramón no es de conformarse. Seguramente en las próximas horas continuará presionando a los dirigentes para que compren a alguien. Boca, Trezeguet y refuerzos, una trifecta que acapara la atención del mundo riverplatense...