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Paraguay 1, #FueraTata 0

LOS ÁNGELES — Ya desperdició cuatro años y Gerardo Martino quiere montar el milagro en cuatro partidos más. Con un arrejuntado, México cumplió su contrato leonino con SUM, y fue dominado por otro arrejuntado, el de Paraguay, 1-0. El estallido de la afición fue concluyente, lapidario, pero inútil: #FueraTata. Pero semejantes decibeles no taladran oídos más necios que sordos, como los del mismo técnico y de Yon de Luisa, presidente de la FMF.

Una nación de villamelones pobló el Mercedes-Benz. Se sabían engañados. Era la Selección R, de relleno, del Tata Martino. Pero, dólares hay para sobarse, para sanarse la nostalgia con el dulzor costeable del desmadre. El Himno, la cerveza, #ElGrito, el tricolor pintarrajeo en la mejilla, los asadores, el mariachi, la cumbia, la bandera, la camiseta y esa fascinante dualidad para ir del alarido festivo a la mentada de madre y al #FueraTata.

Ojo: el grupo de jugadores en esta convocatoria es valioso. Una lista de futbolistas con gran futuro, aunque también, cierto, caprichos seniles e inexplicables, como Jesús Gallardo y Rodolfo Pizarro.

Pero, en este grupo, el paladar insípido, incoloro e inodoro de Gerardo Martino contempla sólo piezas de refacción. En sus delirios, ya tiene armado su motorcito mundialista, aún con veteranos decadentes, algunos porque cree que puede recuperarlos en sólo cuatro juegos amistosos.

¿Cómo creer que El Tata armará un equipo competitivo con cuatro juegos restantes (Perú, Colombia, Suecia e Irak) cuando no pudo armarlo en cuatro años, y que fue vejado y humillado por Estados Unidos en cuatro ocasiones?

Un grato primer tiempo. México convirtió en héroes a los postes y a Antony Silva, y fue mártir de su presbicia como fusilero, desperdiciando oportunidades de gol. Sería lamentable desatar elogios sobre esos buenos minutos de México, sin contar con el desajuste inicial que mostró Paraguay. Cuando los guaraníes apretaron la pierna, la marca y el soplo en la nuca, México empezó a menguar.

El gol paraguayo es un reflejo de los típicos errores de defensas centrales en la marca. Bobalicones, modorros y distraídos se vieron Jesús Angulo, César Montes, Luis Romo y hasta podría culparse a Kevin Álvarez por su devoción ofensiva.

Con el gol de Derlis González al 50’, Paraguay levantó la trinchera y cavó un foso. A resistir. Y el Tri intentó, en esos espejismos que ha tenido con Martino: le conceden el espacio y la pelota, y simplemente con la libertad de juego, México se esclaviza con su torpeza futbolística.

Quedó claro, para quien sepa y quiera verlo, que Uriel Antuna y Jesús Gallardo no pueden arrimarse siquiera al mostrador de Qatar Airlines. Pero, ya se sabe, Martino tiene una tan extraña como sospechosa fijación con jugadores que son hasta suplentes en sus equipos.

Ha dicho El Tata que palpa y palpita un ambiente de “pesimismo”, pero que de esa abominable carga negativa, el grupo, desde el interior, con sus supuestos líderes, podrá nutrirse de solidaridad y revertir los pronósticos.

Vale la pena recordarle a Martino las condiciones de sus caudillos: Andrés Guardado y la artrosis de sus rodillas; el show cómico de Héctor Herrera en la MLS; la quelonia velocidad de Héctor Moreno, y que el Chucky Lozano ya desarrolló una fobia al Tri por el instinto de supervivencia.

Recuérdese, además, que estos mismos caducos líderes del Tri vivieron el pasaje más bochornoso de sus vidas antes del juego ante Brasil en Rusia 2018. Juan Carlos Osorio relata que antes del partido les preguntó si “¿están listos para jugar el partido de sus vidas?”. La respuesta fue un ominoso, lúgubre, rendido y desertor silencio.

Al final del juego este miércoles por la noche, Gerardo Martino se encogió de hombros en la banca, mientras el estadio se cimbraba y crepitaba, vociferaba, regurgitaba estentóreamente el #FueraTata. Él, tranquilo, tiene contrato, pasaje, pasaporte y su cartita en el álbum Panini.