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Ayrton Senna: un mago con el don de la velocidad

Dicen que tenía tres brazos y cuatro piernas, sólo así se podía explicar lo que hacía en el monoplaza.

Ese brasileño que llegó a la Fórmula Uno en 1984 no es llamado el más grande piloto de todos los tiempos por sus números, triunfos o estadísticas, que fueron importantes. Lo fue y lo es porque no ha existido un volante, más rápido, feroz, estudioso, talentoso, intuitivo, duro, preparado y espectacular que él.

Nacido en Sao Paulo el 21 de marzo de 1960, Ayrton da Silva Senna, mejor conocido como Ayrton Senna no era un hombre cualquiera, era la extensión de carne y hueso de sus autos o mejor dicho, sus autos eran una extensión mecánica de su cuerpo, intelecto y sensibilidad: simbiosis perfecta.

Sólo de esa manera, y con la teoría de las múltiples extremidades, se podía explicar que al llegar a una curva cerrada, al mismo tiempo viraba, hacía los cambios de velocidad hacia abajo, frenaba sin dejar de apretar el embrague y aceleraba para salir con potencia de la curva.

Controlaba el auto en una danza donde con pequeños movimientos corregía la trayectoria en situaciones y lugares insospechados, siempre para llevar la máquina más allá de los límites conocidos.

Era como verlo ponerse un esmoquín, el auto se ajustaba a él, con elegancia. Se podían cerrar los ojos a su paso por la pista y reconocerlo por el sonido de los cambios de marcha de entre todos los demás. Lo suyo era una sinfonía perfecta de sincronía, nunca desafinaba.

ASÍ NACIÓ LA LEYENDA

Y fue en 1984 en el Principado de Mónaco donde empezó la leyenda. El joven de 24 años, novato del equipo Toleman era casi un desconocido, a pesar de que había ganado 48 carreras en Europa en categorías de desarrollo.

El francés Alain Prost tenía la pole position con el poderoso McLaren en el fin de semana que más lluvia ha caído en Montecarlo. El asfalto anegado iguala a los autos porque separa a los buenos pilotos del resto, así que Senna con su modesto Toleman, algo así como un Sauber de 2016, calificó en el lugar 13.

En la carrera, de repente todos empezaron a sufrir choques y abandonos, llovía demasiado. Prost se mantenía como podía dentro de la pista y en punta, pero surgió entre la lluvia la amenaza del brasileño Senna, quien poco a poco escaló posiciones hasta estar en segundo puesto detrás de él.

‘El Profesor’ veía disminuir su ventaja giro a giro y agitaba las manos a los oficiales para pedir que se parara la carrera, mientras Senna avanzaba entre los charcos cada vez más rápido.

Cuenta la historia no oficial que la FIA no quiso que un novato en un Toleman humillara a los equipos poderosos, así que pararon la competencia en la vuelta 31, justo antes de que Senna pasara a Prost. Se repartieron la mitad de los puntos por lugar. Prost se llevó 4.5 en lugar de 9 y al final de la temporada no fue campeón por medio punto... justicia divina, dirán algunos.

Desde ese momento los ojos de la F1 estarían sobre Ayrton.

VELOCIDAD PURA

Fueron en total 161 Grandes Premios, donde obtuvo 65 pole positions una cifra inusitada, que aunque Schumacher la rompió como marca histórica, el alemán compitió en 306 GP’s, 145 más que el paulista. Además, 16 de las 65 PP’s fueron en Lotus, un equipo que en esa época no tenía un auto que compitiera con el Top 3 de la parrilla.

El “acto” más conocido de Magic, como también era conocido Ayrton, eran las “flying laps” en la calificación. Consistía en que Senna esperaba en el auto a que los demás pilotos marcaran vueltas rápidas. Su concentración en el cockpit era total. Una vez que salía a la pista marcaba por lo regular un giro muy superior al resto con una precisión quirúrgica.

Por ejemplo, el GP de Mónaco de 1988 donde le metió segundo y medio de diferencia a su coequipero Prost, una auténtica locura en un deporte donde una décima de segundo equivale a una holgada victoria en cualquier otro. Fue como golear 15-0 al segundo lugar en un Mundial de futbol.

Ver el video de cámara abordo de la vuelta de calificación de Senna en Mónaco equivale a haber estado en el estudio de Da Vinci cuando dibujó la sonrisa de la Gioconda: arte.

TALENTO NATURAL Y MAGIA

Senna tenía algo que no se entrena, no se aprende, no se adquiere: el don del manejo.

Una prueba de ello fue el Gran Premio de Europa en Donington en 1993. Una vez más la lluvia cayó en la pista y había delante suyo el par de Williams de Prost y Damon Hill, así como el Benneton de Schumacher.

Esos autos eran casi invencibles con su suspensión activa y control de tracción, algo de lo que carecía el McLaren de Senna y que otorgaba casi segundo y medio de ventaja a los antes mencionados.

Así pasó lo increíble. En la arrancada Schumi bloqueó a Ayrton por lo que el brasileño cayó al quinto puesto al perder posición con Karl Wendlinger, pero vino una remontada mercurial que es ya un hito en la historia de la categoría.

En menos de una vuelta, la primera de la carrera, Senna despachó a Schumacher, Wendlinger, Hill y Prost para ponerse primero.

INSTINTO DEMOLEDOR

Ese mismo GP de Europa ejemplifica el instinto con que arrasaba rivales además de su habilidad casi sobrenatural. En Donington varias veces cesó la lluvia y volvió durante la carrera, por lo que muchos paraban constantemente para cambiar neumáticos, pero no Senna, quien se quedó en lluvia con llantas slicks, algo casi tan descabellado como correr con tacones en una pista de hielo, pero no se despistó y terminó la carrera 1.23 minutos por delante del segundo lugar.

Senna también sacaba ventaja fuera del cicuito al ser un estudioso de la técnica y el trabajo con los ingenieros, con los que pasaba horas para mejorar el auto. También fue el primer piloto que puso énfasis en la preparación física para mejorar el rendimiento en el cockpit, algo que ahora es lo común.

CALIDAD HUMANA

Un ser humano que estaba comprometido con la infancia de su país a través de la fundación que inició y que sigue hasta ahora en manos de su hermana, pero también en los circuitos era el más preocupado por la seguridad.

En 1992, Erik Comas sufrió un accidente fortísimo en Spa Francorchamps y quedó inconsciente e indenfenso a media pista. Sin preocuparse por su vida, Senna detuvo su auto y corrió para auxiliar a Comas. Ayrton pudo haber sido atropellado por los autos que venían atrás.

DURO Y FEROZ COMPETIDOR

Senna no era una madre de la caridad, empujaba a sus rivales a situaciones donde sólo un auto podía pasar o dar vuelta, el otro tendría un accidente, así que por lo regular los rivales pisaban el freno y dejaban el espacio a Ayrton. Los acababa mentalmente con su fiereza casi suicida.

“El segundo lugar es el primero de los perdedores”, dijo alguna vez Senna y eso resumía su espíritu de competencia.

Y qué decir de los incidentes con Alain Prost, su gran enemigo y antónimo de su vida, con quien varias veces chocó con tal de cumplir con su objetivo. Cabe señalar que al final de su vida, Senna y el francés fueron amigos.

LA BARRERA SENNA

Sólo hay cuatro pilotos en todos los tiempos que han ganado más carreras de F1 que Senna (41): Michael Schumacher con 91, Prost con 51, Lewis Hamilton con 46 y Sebastian Vettel con 42.

De estos cuatro sólo uno consiguió esas victorias en menos GP’s que Senna, Vettel.

El pasado 27 de septiembre de 2015, cuando Lewis Hamilton ganó el Gran Premio de Suzuka estaba realizado, por fin sentía que había logrado trascender.

No se trataba de que hubiera asegurado el título de la Fórmula Uno en ese momento, de hecho eso pasaría hasta dos carreras después, pero había alcanzado la “barrera Senna”. Fue su victoria número 41.

Lo mismo pasó con Vettel el 26 de julio del mismo año en Hungría, llegar a esa cifra significa poderte considerar en una élite.

ADMIRADO POR LA COMPETENCIA Y NIVEL DE SUS RIVALES

Recientemente en el programa Top Gear, cuando todavía tenía a sus conductores originales, pasaron un Tributo a Senna donde una gran cantidad de pilotos actuales, que incluía en su momento a Schumacher, pasando por Alonso, Hamilton y otros retirados como Hakkinen o Coulthard no dudaron en decir que el brasileño es el más grande la historia.

Y hay un elemento que engrandece más a Senna que es la calidad de los rivales que enfrentó y superó: Prost, Piquet, Mansell, Schumacher, Alboreto, Lauda, Rosberg o Berger. Ahí es cuando las 91 victorias de Schumacher no le dan la etiqueta de más grande, porque la competencia en su época era mucho menor.

EL MITO

La curva Tamburello del Circuito Enzo y Dino Ferrari de San Marino quedará para siempre como el lugar maldito donde el Williams de Senna se estrelló a 280 kilómetros por hora.

Ahí donde el tricampéon mundial de la F1 dejó la vida también es el lugar donde murió el hombre y arrancó la carrera del mito eterno. Desde ese 1 de mayo de 1994, la F1 quedó en la orfandad y nadie ha podido ni se atreve a tomar el lugar del que es, casi por unanimidad, el rey de sus pistas, uno de los grandes atletas de todos los tiempos.