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Cómo los Dodgers ganaron el invierno después de perder nuevamente en octubre

Firmar tanto a Ohtani como a Yamamoto requirió años de planificación. ¿Finalmente eso dará inicio a una dinastía de postemporada?


LOS ANGELES -- Antes de conocer los deseos de Shohei Ohtani de firmar con ellos y mucho antes de imponerse a un amplio grupo de candidatos para hacerse con los derechos deportivos de Yoshinobu Yamamoto, la organización de Los Angeles Dodgers se preguntaba si dos de los deportistas más populares de Japón se atreverían a ser compañeros de equipo.

La idea de que las estrellas japonesas prefieren no jugar juntas en Grandes Ligas lleva varios años en las mentes de la industria del béisbol estadounidense, oscilando entre dogma y mito. Pero era lo suficientemente fuerte como para colarse en la consciencia de los encargados de tomar decisiones dentro de los Dodgers mientras abordaban los primeros capítulos de lo que se convirtió en una temporada baja histórica.

Eventualmente, los ejecutivos se enteraron de que podría ser el escenario preferido de ambos.

"Cuestión de suerte", afirmó el presidente de operaciones de béisbol de los Dodgers Andrew Friedman. "Creo que el equipo Samurai Japan; el éxito que disfrutaron, la camaradería que disfrutaron ayudó a sentar el escenario para que ambos desearan ser compañeros y competir juntos por la Serie Mundial".

Los Dodgers, la franquicia más prominente de la era actual y el equipo más desconcertante en postemporadas recientes, hizo este invierno algo que parecía imposible. Firmaron a un fenómeno con el bate y sobre el morrito, el talento más peculiar de la historia del béisbol y a un pitcher abridor de 25 años que viene de alzar tres premios consecutivos al Más Valioso en la segunda liga de béisbol más avanzada del mundo. Invirtieron $1.200 millones en una temporada baja (en Ohtani, Yamamoto, Tyler Glasnow y Teóscar Hernández, entre otros), dejando maravillados a todos en la industria del béisbol por cómo, de alguna forma, parecían ser gastos fiscalmente responsables.

De múltiples maneras, fue un punto culminante. Una década esforzándose para convertirse en un destino para los grandes talentos de la pelota mayor junto a varias temporadas bajas marcadas por la prudencia financiera se cruzaron en el momento en el que se presentaron dos agentes libres extremadamente singulares. La emocionante lucha de Japón para alzar el campeonato en el Clásico Mundial de Béisbol en la primavera pasada pudo haber alimentado el deseo de Ohtani y Yamamoto de jugar juntos de nuevo en Estados Unidos. Y las decepciones vividas por los Dodgers en la postemporada al otoño siguiente probablemente motivaron a la organización a esforzarse al máximo en sus intentos para lograrlo.

Los Dodgers han alzado 10 títulos divisionales en los últimos 11 años, ganando 106 encuentros en el único año en el que no lograron. Excluyendo la temporada 2020, reducida por la pandemia del COVID-19 y en la cual terminaron con el mejor porcentaje de victorias desde 1955, han sumado más de 100 victorias durante cuatro años consecutivos.

Sin embargo, octubre (cada vez más dependiente del azar con la expansión de los playoffs) sigue desafiándolos. Los Dodgers solo tienen un campeonato en la era actual, capturado en medio de la rareza de jugar al béisbol dentro de una burbuja. En los últimos dos años, quedaron eliminados en sus primeras series de postemporada a manos de rivales divisionales previamente dominados por ellos: primero los San Diego Padres y luego, los Arizona Diamondbacks.

Esos desconcertantes reveses pudieron haber desatado la mayor oleada de gasto salarial en la historia del béisbol.

"Obviamente, todos somos increíblemente competitivos y queremos ganar", indicó Friedman. "Entonces, la sumas con la inmensa presión que sentimos para dar resultados a nuestra afición increíblemente apasionada y devota... Creo que, probablemente, la decepción de los dos últimos años contribuyó de cierta forma a ser más agresivos. Pero, más que nada, se lo debemos a nuestros aficionados".