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Estudio: jóvenes pueden sufrir trastornos cerebrales tras jugar futbol americano sólo un año

Fútbol americano infantil AP Photo

Investigadores han encontrado evidencia de que jugar sólo una temporada de futbol americano puede afectar ciertos aspectos del cerebro de un joven deportista, de acuerdo a un pequeño estudio publicado en la revista médica Radiology.

El estudio sugiere que efectos cumulativos de impactos en la cabeza que no son lo suficientemente fuertes para causar una conmoción quizá provoquen cambios en detrimento del cerebro de jugadores jóvenes.

Los investigadores de múltiples instituciones, incluida la Escuela de Medicina de Wake Forest, examinó los cerebros de 25 participantes en ligas de futbol americano infantil para ver si podían encontrar alguna alteración luego de sólo una temporada.

Los efectos a largo plazo del trauma craneal son cada vez más estudiados por los investigadores al tiempo que más y más atletas profesionales han mostrado signos de encefalopatía traumática crónica (ETC o CTE, por sus siglas en inglés) tras sus muertes.

El ETC es una enfermedad degenerativa que involucra la acumulación de la proteína anormal llamada tao, la cual también se encuentra en pacientes con demencia y es asociada con la falla del tejido cerebral.

Se cree que es causada por repetitivos golpes al cerebro, especialmente conmociones, de acuerdo al CTE Center en la Universidad de Boston, y los síntomas incluyen p´`erdida de memoria, confusión, problemas para controlar el impulso, agresión, depresión, ansiedad y demencia degenerativa.

En este estudio, los investigadores no se enfocaron en los riesgos del ETC y en lugar de ello, buscaron diferencias en el cerebro antes y después de jugar una temporada de futbol americano. Todos los participantes fueron masculinos con edades de entre 8 y 13 años y ninguno fue diagnosticado con conmoción en la duración del estudio.

Los atletas usaron un casco especial con sensores que ayudaron a los investigadores a determinar la clase de fuerza a la que los jugadores estuvieron expuestos durante la temporada. Prácticas y partidos fueron grabados en video, así que los investigadores pudieron verificar la fuerza documentada por los sensores en el casco.

Los jóvenes también se sometieron a un examen neurológico antes y después de la temporada en una máquina especial de resonancia magnética.

Usando este moderno aparato, llamado escáner tensor dispersor, los investigadores buscaron cambios en la materia blanca del cerebro que pudiera indicar trastorno cerebral. La imagen trabaja analizando cómo las moléculas líquidas se mueven en el cerebro junto con los axones –fibras de los nervios que extienden afuera de las neuronas—y producen una medida llamada ansiotropía fraccional (FA, por sus siglas en ingles).

La materia blanca sana generalmente tendrá más movimiento líquido, resultando en un registro más alto de FS. Si el movimiento líquido en el cerebro parece aleatorio, el FA es más bajo, lo que indica fallas en el cerebro, de acuerdo a los investigadores.

El estudio encontró que mientras un jugador estuviera más expuesto a la fuerza de los golpes durante la temporada de futbol americano, más propenso a tener un bajo registro de FA, lo cual ha sido asociado con anormalidades del cerebro en algunas investigaciones.

“Estos cambios tuvieron una fuerte relación con la cantidad de exposición”, dijo el doctor Christopher Whitlow, coautor del estudio y jefe de neurología en la Escuela de Medicina de Wake Forest en Winston-Salem, North Carolina.

“Y los jugadores con cambios mayores (en el registro de FA) tuvieron la mayor exposición (a los golpes)”, agregó.

Los autores del estudio notaron que su investigación es pequeña y necesitan más datos para verificar los resultados. Además, la disminución en el registro de la FA no necesariamente significa que un jugador sufrirá algún síntoma notable.

“Hay más de lo que no sabemos sobre estos cambios que lo que sabemos”, reconoció Whitlow a ABC News.

Whitlow dijo que él y otros investigadores planean monitorear a los jugadores por más tiempo para ver si estos trastornos persisten en los meses y al año siguientes de que una persona deja de jugar futbol americano.

El doctor Max Wiznitzer, neurólogo pediátrico en el Instituto Neurológico del Hospital Infantil y de Bebés Rainbow, dijo que aunque su este estudio es pequeño, será clave en ayudar a los investigadores a entender los efectos del futbol americano en el cerebro los próximos años.

“¿Por qué el estudio? Porque tenemos que empezar por algún lado”, dijo a ABC News Wiznitzer, quien no estuvo involucrado en esta investigación. “Hay que seguir (a los jugadores) más tiempo y ver a dónde te llevan los datos”.

Wiznitzer señaló que será imperativo seguir a estos jóvenes en el futuro para ver si los escaneos continúan mostrando un bajo registro de ansiotropía fraccional.

“Cuando juegas futbol americano, va a existir algo de trauma cerebral, ya sea clínico o sub clínico”, dijo Wiznitzer, quien quiso dar a entender que este daño puede ser diagnosticado o no.

“No sabemos (si estos cambios) desaparezcan al año siguiente”, concluyó.

La doctora Maeve Gamble contribuyó a este reporte. Es médica interna en la Universidad Oriental en Ontario, Canadá. También es residente en la Unidad Médica de ABC News.