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Cowboys deberían copiar la guía de Buccaneers y Rams para ganar rápido el Super Bowl

La nueva manera de ganar campeonatos en la NFL ya está confirmada y ratificada y los Dallas Cowboys deberían haber tomado nota.

Primero fueron los Tampa Bay Buccaneers y siguieron Los Angeles Rams con el triunfo el pasado domingo en el Super Bowl LVI al vencer a los Cincinnati Bengals.

Se acabaron la paciencia y los procesos de reconstrucción, así como la búsqueda del quarterback franquicia a través del draft para, después, desarrollarlo en algo que parecería que pronto será un mito.

Los Rams y los Buccaneers han mostrado que vale más la pena contratar un quarterback probado, que aún pueda ejecutar, aunque sea con un alto costo económico y con gran peso en el tope salarial, y que se acompañe de más incorporaciones de alto nivel a la ofensiva y defensiva.

Este método ha sido utilizado desde hace tiempo en las Grandes Ligas, donde el límite de transferencias de jugadores directas entre equipos ha sido una fecha trascendente de manera histórica.

En la NFL, esta práctica apenas empieza a tomar protagonismo, como lo hicieron los Rams al ceder sus selecciones colegiales de segunda y tercera rondas en el próximo draft a los Denver Broncos para adquirir al linebacker Von Miller, quien fue fundamental en el cierre de temporada regular y más aún en Playoffs.

De igual manera, como sucede en Ligas Mayores, después de la fecha límite de canjes, habrá que esperar algunos jugadores que sean o pidas ser cortados, esperar a que pase la lista de “waivers”, que por lo general sucederá, porque son pocos los que quieren heredar el remanente de contratos estratosféricos de esas estrellas y tomarlos a bajo costo para cerrar la temporada. Así sucedió con Odell Beckham Jr., quien también fue clave para Los Angeles.

Un año antes, Tom Brady dejó a los New England Patrios para revivir a los Buccaneers en casi todos los aspectos hasta convertirlos en protagonistas y campeones de la NFL.

La imagen de Brady fue tan grande, que atrajo jugadores a los Buccaneers, quienes pudieron cobrar más o estar mejor cobijados en otras organizaciones, pero que prefirieron ir a Tampa Bay para conseguir el campeonato que lograron en 2020, como Rob Grownkoski, quien sólo salió del retiro para acompañar a su quarterback y amigo.

Ni siquiera fue necesario para Brady, considerado el mejor jugador de todos los tiempos, que hubiese programa de actividades de receso de temporada presencial para ganar. El quarterback llegó al equipo directo a la temporada regular, debido a la pandemia, tomarse algunos partidos para entrar en ritmo y después ya no volteó para atrás.

Así, por ejemplo, sucedió con Aaron Rodgers, quien jugó hasta la temporada regular y aunque tuvo un muy mal primer partido ante los New Orleans Saints, jamás quitó el pie del acelerador hasta que los Green Bay Packers consiguieron la mejor marca de toda la NFL en campaña regular.

Los Packers fueron eliminados en la Ronda Divisional de Postemporada, pero nadie puede culpar a Rodgers y a su ofensiva por la derrota.

Algunos equipos, como los Dallas Cowboys, deberían tomar nota al respecto después de finalizar la temporada pasada con 12 victorias, el título divisional y la ya casi crónica eliminación en su primer juego de Playoffs.

Los Cowboys están, quizá, a algunos jugadores de poder competir de manera real por el boleto al Super Bowl, donde todo puede pasar, como casi sucede con los Bengals y a diferencia de los Patriots y los Rams, ni siquiera se trata de remplazar a un quarterback.

Prescott lanzó para 4,449 yardas con 37 touchdowns y sufrió sólo 10 intercepciones en la recién concluida temporada regular, la que marcó su regreso de una terrible lesión que sufrió en el quinto partido de 2020.

Sólo Brady y Rodgers tuvieron mejor diferencial de anotaciones contra intercepciones que Prescott en 2021. Esa estadística tampoco significa que el pasador de Dallas sea mejor que los dos anteriores, pero, al menos, indica que puede jugar a buen nivel en la NFL.

Dallas deberá pensar en reforzar en la agencia libre a ambos tackles en la línea ofensiva, porque los mejores años de Tyron Smith y La’el Collins quedaron atrás. También a su guardia izquierdo Connor Williams, cuya baja de juego y numerosos castigos cometidos han costado caro a los Cowboys.

El linebacker Micah Parsons, quien fue nombrado Novato del Año y fue segundo en la votación para Defensivo del Año, necesita ayuda inmediata, antes de que pasen sus temporadas más productivas, como sucedió en su tiempo con DeMarcus Lawrence. Es un hecho que Leighton Vander Esch está lejos de ser el jugador que era al principio de su carrera.

Atrás de Parsons y Vander Esch, ni Keanu Neal, mucho menos Luke Gifford, serán la solución. Japril Cox es apenas un proyecto. Tampoco caería mal para las aspiraciones de los Cowboys de cortar los 26 años sin llegar al Super Bowl que pensaran en un safety de primer nivel que acompañe a la joya que encontraron en Jayron Kearse.

Los Cowboys tal vez debieran pensar en cambios de alto perfil, aunque sacrifiquen futuras selecciones de primera ronda en el draft, como lo hicieron los Rams para ganar el segundo Super Bowl de su historia. La última vez que Dallas hizo algo así, funcionó de manera inmediata con el trueque con los Las Vegas Raiders para conseguir al receptor Amari Cooper.

El tope salarial es complicado, pero igual sucede para los otros 31 equipos de la liga más competitiva del mundo.

Por lo pronto, es poco probable que todo lo anterior suceda en Dallas. El vicepresidente del equipo, Stephen Jones, dijo que seguirán con la cultura de desarrollar su propio talento; el que ha llegado vía draft o agencia libre de bajo costo.