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De mal en peor

BUENOS AIRES -- El dolor por una nueva final perdida y la renuncia de Messi a la Selección opacaron un tema mucho más grave, que puede tener derivaciones que afecten el futuro del fútbol argentino en el plano internacional: se trata, ni más ni menos, de excluir al país de las futuras competencias internacionales. Si esto ocurriese, la Argentina se quedaría afuera del Mundal 2018 y sus equipos no podrían participar de competencias internacionales. Por ejemplo, Boca, en semifinales de la Copa Libertadores, y River, próximo a jugar la Recopa Sudamericana, serían desplazados.

¿Por qué? Porque en las reglamentaciones de la FIFA está prohibida la intervención de la Justicia o el Poder Ejecutivo de un país en una asociación. Según estas normas, es la misma FIFA la que debe tomar las medidas para normalizar el ritmo institucional de una de sus afiliadas directas.

Por eso, la semana pasada el organismo con sede en Zurich desplazó a Luis Segura de la presidencia y nombró a Damián Dupiellet, ex titular del club Ituzaingó, de la Primera D, al frente de una comisión normalizadora: la misma tendrá como objetivo ayudar a reorganizar la AFA y convocar a Elecciones, poniendo como fecha límite el 30 de junio de 2017.

El problema hoy por hoy radica en que la jueza María Servini de Cubría, quien está a cargo de una causa que investiga irregularidades en la AFA por el desvío de fondos dentro del programa Fútbol Para Todos, entiende que el nombramiento de Dupiellet obstaculiza el normal accionar de la Justicia argentina. Y ordenó desconocer las órdenes del organismo que dirige Gianni Infantino. Ante esta decisión de Servini, la FIFA puede considerar que existe una intervención extra deportiva y podría poner en marcha los mecanismos de desafiliación.

En los próximos días la jueza se reunirá con enviados de la FIFA, de Conmebol, con Luis Segura, con los veedores que ella misma nombró y con Dupiellet para determinar cómo se puede salir de este conflicto sin llegar a una desafiliación. La FIFA suele ser muy estricta en estos temas: sabe que si avala una intervención, generará un efecto dominó en muchos países del mundo cuyos organismos están repletos de irregularidades, igual que la AFA.

En el medio, las internas entre los dirigentes son interminables. Las renuncias al Comité Ejecutivo de los presidentes de los clubes grandes (excepto Hugo Moyano, de Independiente), la intención de crear una Superliga, donde el reparto del dinero aparece como el conflicto principal, más la crisis económica que atraviesan la mayoría de los clubes, hacen que la AFA hoy se encuentre a punto de explotar. Como si esto fuera poco y para graficar este pésimo presente, en horas del mediodía de este lunes hubo una amenaza de bomba en el edificio de la calle Viamonte… Peor, imposible.

Lo cierto es que el futuro del fútbol argentino está en juego. Y los riesgos que se corren son mucho más grandes que perder una final.