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Final madrileña con sabor italiano

MILANO -- El primero que pestañea pierde. Esa es la final de Champions que vamos a ver este sábado, en el mítico San Siro, entre Atlético y Real Madrid. Será la segunda vez en la historia, la segunda en dos años, que dos clubes del mismo país definan el título. Serán los mismos equipos españoles pero el fútbol que jugarán será italiano.

Es lógico, Diego Simeone se fue a jugar a Italia, a Pisa, a los 20 años. Zinedine Zidane, a los 24, a Juventus. Estuvo ahí cinco temporadas hasta que pasó al Madrid. El Cholo siguió luego en el Sevilla de Bilardo, Atlético -comulgó en seguida con la filosofía del club- y volvió al Calcio, tres años en Inter y tres en Lazio. Mirando y escuchando, “la mejor manera de aprender” como suele decir, formó su estilo de DT. Se doctoró con un semestre en Catania. Al vértigo habitual de sus equipos le sumó estructura y cohesión.

Zizou, al que recién estamos conociendo como técnico, parece ser la justa combinación de Juve y Real, de Serie A y Liga, de orden y voracidad ofensiva. “Mi estilo de juego será diferente, de ataque, pero con equilibrio”, dijo al asumir. El virtuoso exfutbolista francés se muestra, como técnico, mucho más pragmático de lo que todos creían.

“En el fútbol sólo importa ganar. Esa es la meta de Real Madrid”, afirma Zidane. Pero para ganar hay muchas maneras. “Cada uno elige la suya -dice Simeone-, si tenés un auto menos bueno tendrás que buscar la manera de pincharle la goma al otro y correr lo más cerca que puedas”. Atlético emparejó esa carrera hace rato. Como dijo Guardiola, que se codee, y le gane, a Barça, Bayern o Real es el mejor elogio.

Los estilos de Simeone y Zidane como técnicos no están tan alejados como cuando eran futbolistas. Sus dichos lo confirman. “Cuando no tienen la pelota deben defender todos, ese es mi concepto”, dijo Zidane alguna vez pero Simeone podría repetirlo. Hoy, en rueda de prensa, Zizou afirmó sobre esta gran final: "Primero hay que defender bien. No puedes hacer otra cosa sin el balón. Y luego correr, correr, correr...".

Para ambos el esfuerzo es central. Con el Cholo, se sabe, “no se negocia”. Para Zizou, es uno de los tres elementos para ganar, además de “juego y entrega”. Ambos llevan las señas de la escuela italiana. No contradicen su esencia, son naturales. Los jugadores lo sienten y los siguen. “El liderazgo se tiene o no se tiene, yo no lo impongo”, dice el DT Atlético.

Con Zizou parece ser el mismo caso. Su mensaje llegar mejor a los futbolistas que con Benítez. Es, en parte, porque es más cercano y habla su lenguaje. Se ganó su respeto y confianza. Ya lo dijo Ancelotti: “cuando Zidane habla los jugadores escuchan”. Las prácticas ahora son más simples y el discurso táctico es más sencillo: defender juntos, atacar rápido. Para algunos críticos demasiado simple. Sin un plan B que ejecutar en la adversidad, como la que le propuso Atlético en febrero, el equipo se vuelve previsible.

El Madrid de Zidane cambió mucho desde ese único antecedente ante Simeone. En ese partido y también la final de Lisboa, con el francés como asistente de Ancelotti, están los elementos para vislumbrar el plan táctico que intentará imponer cada uno en Milán. Los primeros minutos, quizás todo el primer tiempo si no hay goles, serán de estudio. Real Madrid tendrá la iniciativa, porque Atlético se la dará. Pero bajo presión, para probar el error, y lo más lejos posible de su arco. Ese es su juego.

La propuesta de Atleti será la conocida: 4-4-2 con líneas bien juntas, quitarle ritmo al rival, frustrarlo, y esperar paciente por la oportunidad para completar la obra con eficacia. Fiel a su historia es, en palabras del Cholo, “un equipo agresivo, intenso, con compromiso, pasión, contragolpeador y fuerte defensivamente”.

Zidane aprendió de aquella derrota en Liga. La desconcentración, el desorden y la ineficacia lo hirieron de muerte. Ahora apuesta por una estructura más ordenada, con Casemiro como pivote defensivo, erradicar las contras rivales y atacar con velocidad. El mismo 4-3-3 pero con otros nombres y con Bale, pieza clave para el equilibrio defensivo y la rapidez ofensiva, pleno de libertades para moverse por el ataque.

Los dos equipos construyen su solidez desde sus arcos. Oblak, figura en todas las series previas, tuvo la valla menos batida de la Liga (18 goles en 38 partidos). Navas lideró la mejor defensa de esta Champions (5 tantos en 12 juegos). Esos números son fruto de esquemas defensivos colectivos que comienzan con los delanteros.

Torres buscará entorpecer la salida del rival, sobre el primer pase de Casemiro a Kroos o Modric. Griezmann deberá desalentar las constantes subidas de Marcelo, estacionándose en la derecha o formando, de tanto en tanto, una línea de cinco medios. Cristiano intentará liderar la presión y, junto a Bale, en la otra banda, se sumarán al medio para cerrar los flancos y equilibrar la batalla numérica en el centro del campo.

Koke, Gabi, Augusto y Saúl, por un lado; Casemiro, Kroos y Modric -que relegaron a jugadores más horizontales como James e Isco-, por el otro, tendrán que cerrar los caminos por el medio. Darle velocidad o descanso al equipo, según la necesidad. Evitar errores propios y presionar para aprovechar los ajenos. Recuperar y contragolpear. Donde sea que tomen la pelota, el plan es llegar al otro arco a la velocidad de la luz y con economía de pases.

Y si se defiende desde los delanteros, se ataca desde los defensores. En Atlético la saga Godín y Savic o Giménez, la única duda por ahora, con Filipe Luís y Juanfran en las bandas, es la muralla que frena las ofensivas pero que también puede gestar, con pases correctos, la contra de la victoria. En el Madrid, más allá de Ramos y Pepe, son Carvajal, titular ahora con Zizou, y, sobre todo, Marcelo, con su slalom diagonal de izquierda a derecha, los que pueden desordenar al rival atacando los espacios.

En última instancia, todo se resolverá en las áreas. De pelota parada, como en Lisboa con los cabezazos de Godín y Ramos. Ambos tienen grandes cabeceadores -Cristiano, Torres, Bale, Giménez o Pepe- que podría liquidar todo con un frentazo. Incluso Real parece tener ventaja esta vez. O de contra, con las corridas solitarias de Griezmann y Bale, o el oportunismo de Torres, Carrasco -la carta del Cholo para el segundo tiempo-, CR7 y Benzema. Como sea, la clave será la eficacia. Golpear rápido, errar poco. Y para eso se necesita mucha concentración y confianza.

La atención será determinante, como en todas las finales. Pero en esta, un poco más. Se definirá en detalles, como dijo Marcelo, entre dos equipos pendientes de un error rival. “La mentalidad es 80% o 90%. Estar concentrado es lo más importante”, lo podría decir Simeone, pero lo dice Zidane. Lo aprendieron en Italia cuando jugaban. Lo enseñan ahora que son técnicos. En Milán, el que más crea en su idea, el que esté más atento, sin pestañear, será el campeón. Un campeón español con sabor a fútbol italiano.