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Mucha fiesta, poco fútbol y triunfos

Sólo Ghana ha salido airoso en este Mundial Getty Images

JOHANNESBURGO -- Hay zonas de la tierra de Mandela donde el Mundial es una referencia, cierto, pero no contundente. La Copa del Mundo se vive intensamente en las Torres de Babel que crean ciudadanos de todos los continentes, de todas las razas, credos y religiones. De las grandes ciudades, en Johannesburgo se nota la fiesta, en algunas áreas el tumulto y en todos los lugares las referencias son tan contundentes como ciertas.

En el cielo de Mandela el fútbol es el motivo para sacar la alegría del pueblo sudafricano. Pero en la cancha, donde los partidos son ganados por los que hacen más goles que el adversario, la fiesta está tomando tintes de drama y en algunos casos ya es presagio de tragedia. De los seis representantes del continente, cinco ya jugaron y sólo uno ganó. Justo el que lleva el nombre del resultado: Ghana se impuso a Serbia en Pretoria.

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Pero los otros cuatro no han sido favorecidos por los espíritus y el canto. Sudáfrica, con el respaldo de más de 40 millones de personas, comenzó ilusionando con el golazo de Tshabalala, pero se dejó alcanzar por México en la inauguración. Argelia perdió porque su portero Chaouchi dejó pasar una bola imperdonable y se consumó la derrota ante Eslovenia. Nigeria pensó que Argentina era Messi y no se dio cuenta que también está Heinze, que les metió un golazo con la cabeza y nunca pudieron remontar el marcador. Camerún lució a priori favorito por el simple hecho de que el recuerdo era más fuerte, pero en la cancha Eto'o no pudo encontrar el socio que necesitaba para complementar su talento en la delantera, y finalmente Japón les ganó con un gol de Keisuke Honda.

Alguien dijo que "la mucha alegría es presagio de una gran tristeza".
Este Mundial puede terminar pronto para millones de africanos. La colonia nigeriana es numerosísima en Sudáfrica. Vienen a trabajar acá para compensar las carencias en su país. Pero su equipo tendrá que resolver cómo pasar sobre los sorprendentes coreanos del sur y sobre los dolidos griegos, para alcanzar su pase a la siguiente ronda. A Nigeria le toca el papel de nadar a contracorriente porque en un Mundial perder tres puntos y como perder uno de los últimos alientos que vida que le quedan al enfermo.

Serbia se quedó lejos de lo esperado. Fuertes, sí, altos, con el de mayor estatura de la Copa del Mundo, Nikola Zigic, de 2.02 metros, pero todos con una no muy fina calidad técnica que ayudara a poner condiciones sobre un equipo rápido y técnico como el africano.

Sudáfrica igual tendrá que lidiar con la parte fuerte de su paquete eliminatorio: viene el tiempo de poner a prueba a su nerviosa zona defensiva con los temibles Diego Forlán, Luis Suárez y El Loco Abreu, para luego cerrar el Mundial ante otros nada torpes Anelka, Ribery, Henry y demás miembros del escuadrón francés.

Argelia ya sabe que en su futuro inmediato se asoma la flema inglesa. Ojalá que no sea un duelo de malos porteros porque tanto Green como Chaouchi han traicionado la confianza de sus defensores y técnicos al cometer barbaridades en el simple trámite de no dejar pasar pelotas fáciles. Ese será el siguiente partido, para concluir el grupo ante los asombrosos norteamericanos.

Camerún ensombreció su panorama gracias a sus errores y en el mañana inmediato viene Dinamarca primero y Holanda después. Se juega todo el sábado ante los daneses, ya que el juego ante los tulipanes podría ser de trámite, para participar en le estadística de la copa, simplemente y para coleccionar la camiseta naranja de sus rivales antes de tomar el vuelo de regreso a casa, que de cualquier forma no es tan lejano.

El otro contendiente africano, Ghana, que tomó tres puntos de oro en Pretoria, sometiendo a unos serbios que todavía no se reponen de la sorpresa, jugará Australia el partido que le puede dar la calificación, dejando que los serbios determinen su futuro ante Alemania. Es decir: la mesa está lista para convertirse en el primer africano en pasar de la primera ronda en su propio continente.

Nos resta saber lo que tiene Costa de Marfil, con un entrenador como Sven-Göran Eriksson, que en México nunca supo ganar de visitante y hoy tendrá que hacerlo ante Portugal porque en ese grupo cualquier distracción cuesta el lugar en la otra fase ya que comparte posibilidades con Brasil y Corea del Norte, aunque este no sea rival en la teoría.