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Cartas desde Barcelona: Reyes, el récord, el gazpacho, el negro, la liga y la sonrisa

BARCELONA -- José Antonio Reyes golpeó el alma del fútbol español este sábado de manera tan inesperada como cruel. Se mató en un accidente de coche y provocó, de repente, que todos aquellos que supieron de él desde que un 30 de enero de 2000 Marcos Alonso le diera la alternativa, cuando solo tenía 16 años de edad, derramasen una sentida lágrima en recuerdo de un futbolista que fue monumental.

Extremo de carreras imposibles, quiebros insalvables y sonrisa innegociable, Reyes disfrutó de una carrera deportiva enorme. No le hizo falta llegar a la categoría de leyenda entre los elegidos porque, probablemente, eligió la felicidad al sacrificio continuo. Y así se entiende que fuera un jugador de ida y vuelta, una estrella que siempre mantuvo, y mantendrá, la luz eterna alrededor del Sevilla pero cuyos destellos no le dieron para lograrlo ni en el Arsenal, del que marchó a la carrera, ni en el Real Madrid al que le dio un título de Liga cuando el fantasma de Tenerife se personalizaba en el Mallorca, ni en el Atlético o Espanyol. Ni en el Benfica portugués o el Xinjiang chino, del que, también, se marchó corriendo por la añoranza que sentía de su casa.

EL RÉCORD
Con José Antonio Reyes, conocido como ‘El Perla’, se marcha el tipo récord en europa, el único futbolista que ganó cinco títulos de la Europa League, tres con el Sevilla de su corazón y otros dos con un Atlético de Madrid, cuya hinchada nunca llegó a considerarle uno de los suyos, atendiendo a que llegó al Calderón desde un Bernabéu que le había convertido en héroe del madridismo.

Antes de ello ya había recorrido muchos campos, provocado muchas ovaciones, elogios y pesares, también, por ser para muchos más jugador de destellos que de rendimiento continuado. Aunque en su palmarés de 12 títulos brillen igualmente una Liga en España y otra en Inglaterra. Y otro récord: fue el primer español en conquistar la Premier League.

Sumaba 96 partidos con el Sevilla con apenas 20 años cumplidos cuando se lo llevó Arsene Wenger al Arsenal, para formar parte de los invencibles y dejar huérfano a un Sánchez Puzjuán entregado ya a la magia del 'Perla’ y desorientado a un fútbol español que aún no conocía la emigración de estrellas que a punto estaba de comenzar. Y de la que él, Reyes, fue un adelantado.

GAZPACHO
Antes tuvo tiempo de ser cortejado por el Barça porque hubo una noche especial que aún muchos mantienen en la retina en el Camp Nou. La noche en que debutó Ronaldinho en el estadio, el 3 de septiembre de 2003, conocida como La noche del Gazpacho por jugarse el partido a medianoche, histórica por un gol estratosférico del brasileño... Y por la exhibición del utrerano, que no solo marcó el gol con el que se avanzó el Sevilla, sino que enloqueció a toda la defensa azulgrana, Puyol en primera persona, y motivó que el entonces vicepresidente deportivo del club azulgrana, Sandro Rosell, apuntase su nombre como jugador a seguir muy de cerca. Un futurible en mayúsculas.

Pero el Barça no tuvo la oportunidad de negociar su fichaje porque cuatro meses y medio después, precisamente después de un Sevilla-Barça en el Pizjuán, Wenger se lo llevó a Londres, pagando el Arsenal 20 millones de euros por su traspaso, que acabarían siendo 24 por los variables, y convirtiéndose en el primer crack español que brillaría en la primera categoría de Inglaterra.

Alcanzó para conquistar la última Premier del Arsenal y formar parte de los que se conocieron como Invencibles y completó otras dos temporadas en que su rendimiento y felicidad fue de más a menos, hasta que en el verano de 2006 protagonizó un trueque de cedidos con el Real Madrid y Julio Baptista.

EL NEGRO
Para entonces ya se había disputado el Mundial de Alemania, en el que solo participó 70 minutos de un partido a las órdenes de un entrenador, Luis Aragonés, que nunca ocultó su desencanto por no lograr convertir a Reyes en una figura de nivel mundial.

Y eso que lo intentó. Y de qué manera... En octubre de 2004, sin ir más lejos. Preparando un doble partido de la selección española, clasificatorio para el Mundial de 2006, el recordado seleccionador se encaró a Reyes y a gritos le soltó: “Debe ver las cosas con más luz, tener claridad. Dígale al negro que usted es mejor. Dígaselo de mi parte. Usted es mejor”, refiriéndose a Thierry Henry, compañero suyo en los gunners y en una arenga que provocó un auténtico polvorín en los días siguientes.

Reyes, tras los dos partidos con la selección española, volvió a Londres y debió apagar un incendio inesperado, proclamando que para nada era racista Luis Aragonés en respuesta a los medios locales, algunos de los cuales llegaron a pedir una sanción para el seleccionador español...

Ya había sido considerado mejor jugador de la Premier en el mes de agosto cuando su familia se había trasladado a vivir con él a Londres por los problemas de adaptación que ya decía sufrir y que motivaron que en febrero de 2005 uno de sus representantes fuera engañado por un programa de humor de la cadena Cope y confesara a un Butragueño de mentira su deseo, necesidad, encontrar un equipo en España al futbolista.

LA LIGA
Aún completó aquella y la siguiente temporada en el Arsenal antes de que cerrar su cesión al Real Madrid, en aquel intercambio con Julio Baptista y en una única temporada como merengue que cerró convertido en héroe. Un héroe inesperado a la vista del poco ánimo que le transmitió Capello.

Presente en 38 partidos durante todo el curso, Reyes solo completó 5 de los 19 en que fue titular, sumando mil 700 minutos y convertido en un simple recurso en el que no confiaba en demasía el entrenador italiano... Pero en el último día el Bernabéu se postró a sus pies.

Era la última jornada de Liga 2006-07 y el Mallorca, avanzada la segunda parte, ganaba por 0-1 en el Bernabéu. Ese resultado, combinado con el 0-4 del Barça en Tarragona le daba el campeonato al equipo azulgrana, despertaba fantasmas del pasado y provocaba miedo, un miedo atroz, en el coliseo merengue. Hasta que Capello solventó sacar del campo a Beckham y darle entrada a Reyes... Que apenas tardó dos minutos en lograr el 1-1 que dio paso a la remontada, que cerró él personalmente con el 3-1 final.

Héroe madridista, un mes después el Atlético le reclutó pagando 12 millones al Arsenal y comenzó su etapa menos agradecida, brillando pero sin conseguir el cariño ni en el Atlético ni en el Benfica. Hasta que volvió a casa.

LA SONRISA
“Nunca diré que soy infeliz, aunque, como todos, tenga momentos mejores y otros peores”, explicó una vez, en una entrevista durante la concentración previa del Mundial de 2006 con la selección española. Era, siempre, franco en sus palabras. Era amable y dispuesto. Lo fue con el periodista estrella de esta o aquella televisión tal como con cualquier periodista anónimo.

Lo fue en la selección y en todos los equipos en que jugó. Incluso en su única temporada con el Espanyol, con el que no llegó a los mil quinientos minutos o 24 partidos especificados en su contrato para ganarse el derecho a renovar y se marchó agradecido a todo el mundo que, dijo, “me ha tratado de maravilla”.

Medio año en el Córdoba y tres meses en el Xinjiang Tianshan de la Segunda División china hasta que en enero de 2019 su amigo Diego Capel le convenció para sumarse al Extremadura. Y ahí se marchó, con su sonrisa eterna, cumplidos los 35 años, para jugar alejado de las grandes citas pero satisfecho de una carrera enorme.

No fue el mejor futbolista, pero fue un excelente jugador que dejó su huella allá donde fue.