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Manuel Pellegrini y Jurgen Klopp, polos opuestos

LONDRES -- Por reputación, son el hielo y el fuego, DTs tan completamente diferentes que uno puede apagar cualquier ocasión con su personalidad pesimista, casi deliberadamente aburrida, mientras que el otro ilumina con su chispa, su energía y su presencia teatral.

Cuando Manuel Pellegrini y Jurgen Klopp se reencuentren en el Etihad Stadium el sábado, los técnicos del Manchester City y el Liverpool se toparán con su antítesis. Sin embargo, la ironía es que la última vez que se enfrentaron, Pellegrini confundió el cliché de que él es un hombre pasivo y desapasionado, mientras que Klopp agrandó la teoría de que con su enorme personalidad puede generar la fe necesaria para hacer posible lo que parece imposible.

Era abril de 2013 cuando el Borussia Dortmund recibió al Málaga en el partido de vuelta de los cuartos de final de la Champions League. El primer enfrentamiento no había tenido goles; el partido de vuelta fue bastante más movido. El equipo de Pellegrini estuvo arriba dos veces. El de Klopp empató dos veces, la segunda vez en tiempo suplementario. El Málaga estaba a punto de avanzar por sus goles de visitante, pero en el minuto 92 un Felipe Santana en offside impulsó a Dortmund a la siguiente ronda.

Pellegrini estuvo peligrosamente cerca de sonar como un conspiracionista al hacer referencia al hecho de que la UEFA ya había quitado al Málaga de las competiciones europeas de la temporada siguiente: "No nos querían en las semifinales. Después del 2-1 hubo muchos errores arbitrales... era difícil que un equipo prohibido llegara a las semifinales".

Fue un arrebato inesperado de uno de los DTs menos animados del fútbol, aunque en defensa de Pellegrini, llegó en un momento de fuerte tensión para él tras la muerte de su padre. El chileno no siempre es el diplomático serio y distante que algunos podrían imaginar, pero por lo general no ventila sus emociones. Puede irritarse ante repetidos cuestionamientos acerca de algún jugador, pero la mayoría de los que interactúan con él no consiguen atravesar su coraza.

Él asegura que en ocasiones perdió los estribos durante su carrera como jugador en Chile, antes de tomar la decisión consciente de mantener la calma como director técnico, pero su irritación sólo se ha dejado ver por cuestiones de arbitraje en los partidos de la Champions. Pellegrini fue suspendido por dos encuentros como técnico del City después de criticar el manejo del árbitro sueco Jonas Eriksson en la derrota ante el Barcelona en 2014, y esta temporada fue citado (pero no suspendido) cuando Alan Pardew invadió su área técnica en Selhurst Park. Tienen historia --gentileza del actual DT de Crystal Palace-- pero parece que la violación de la etiqueta del área técnica es lo que realmente irrita a Pellegrini.

Todo esto significa que debería estar preparado para el drama del sábado. Las payasadas de Klopp irritaron a José Mourinho el mes pasado, dado que sus propias celebraciones pueden llevarlo bastante lejos de su zona designada. Desde que el portugués corrió por la banda en 2004 tras un gol de Porto en Old Trafford, nunca un DT se ha alejado tanto de su área después de un gol. El alemán es un imán para las cámaras, el nerd popular cuyos sentimientos se vuelven visibles en cada una de sus reacciones. "El fútbol es una emoción que se lleva adentro", dijo en su presentación como entrenador del Liverpool. Estas emociones a menudo se le van afuera.

Liverpool puede ser una ciudad y un club de fuertes emociones, razón por la cual Klopp parecía tan adecuado para este puesto y fue tan bien recibido por los hinchas. Por el contrario, los hinchas del City se pasaron parte del último partido de Roberto Mancini en el cargo, en la final 2013 del FA Cup, cantando "puedes meterte a tu Pellegrini en el c---".

El chileno carece del carisma que ayudó al alemán a convertirse en una adición tan emocionante, pero fueron elegidos en circunstancias muy diferentes: Pellegrini fue elegido para estabilizar, y Klopp para galvanizar.

Gran parte del atractivo del DT del City yacía en que era el opuesto de su antecesor melodramático y vocal Roberto Mancini. El italiano era una bala perdida, mientras que Pellegrini rara vez dispara cuando habla. A menudo parece estar siguiendo un guión; cada partido es "difícil" e "importante", y las referencias que hace de los equipos contrarios son invariablemente vagas. Sus verdaderos pensamientos se mantienen ocultos. Cuanto más importante es el partido, más aburridas parecen ser sus citas previas, de modo que cabe esperar que será especialmente cuidadoso en la conferencia de prensa del viernes. Se le acusa de vender al club solamente en el terreno de juego, con buen fútbol y títulos.

Por el contrario, Klopp es un hombre más frontal. Se unió a un club donde la esperanza tiende a volcarse de manera desproporcionada sobre uno o dos individuos. Antes que él, fue Luis Suárez o Steven Gerrard. Ahora es el alemán. Le encomendaron devolverle la esperanza a los descorazonados hinchas del Liverpool, y es una tarea para la que está ampliamente calificado. Si Pellegrini puede ser eclipsado por sus jugadores de primer nivel, Klopp es el más popular en Anfield.

Trae pedigrí, cortesía de sus dos títulos en la Bundesliga y una final de Champions League que le debe mucho a su polémico triunfo sobre Pellegrini, y ofrece autenticidad; sus palabras pueden ser memorables, pero no suenan ensayadas. De hecho, casi se mete solo en problemas tras la derrota del Liverpool ante Crystal Palace. Su decepción por el hecho de que los fans comenzaron a irse de Anfield tras el gol de Scott Dann en el minuto 82 se prestó a titulares de "Klopp critica a la Kop". Su intención era decir que los jugadores tienen que generar la sensación de que todo es posible en el tiempo restante, y así evitar que la gente se vaya. Pellegrini seguramente aconsejaría que semejante honestidad, sobre todo en un segundo idioma, no siempre es la mejor política.

Estos oponentes son opuestos. Klopp es el técnico superestrella, Pellegrini la figura más suave con los jugadores más emblemáticos. En una historia alternativa, estos dos rivales podrían haber sido sucesor y predecesor. Cuando Klopp anunció en abril que dejaría Dortmund, el City se apresuró en distanciarse de las sugerencias de que reemplazaría al presionado Pellegrini. Esta demostración de fe en el chileno también se interpretó como una indicación de que Pep Guardiola sigue siendo el DT de sus sueños; Pellegrini parece ser un recurso provisional de lujo, mientras que Klopp se siente como la primera opción del Liverpool.

El compromiso del Manchester City nos privó de la oportunidad de ver si Yaya Touré y "gegenpressing" podrían funcionar; la sospecha es que el fútbol fuerte y duro de Klopp no se adaptaría a algunos de los miembros más antiguos del plantel del City. Con más énfasis en la técnica que el físico, Pellegrini juega un estilo muy diferente de fútbol ofensivo. Y luego, cuando suena el pitido final, prefiere retirarse a un segundo plano, mientras que Klopp se convierte en el centro de atención.

Pellegrini y Klopp son el introvertido y el extrovertido; una figura de bajo perfil que se adapta a un club extrañamente tímido a la publicidad, y un gran personaje con el optimismo y la determinación necesarios para despertar a uno de los grandes poderes caídos del fútbol mundial. Son diferentes en casi todos los aspectos.

Richard Jolly es escritor de fútbol para ESPN, The Guardian, The National, The Observer, el Straits Times y el Sunday Express.