<
>

Santiago Giménez y una apuesta del tamaño de un Mundial

play
Jared Borgetti considera que sería inyección anímica para Giménez ir a Feyenoord (3:39)

El exdelantero de la Selección Mexicana asegura que si el club holandés pretende a Santiago Giménez sería motivante para el ariete mexicano de cara al Mundial de Qatar. (3:39)

Existe la errónea creencia de que el futbolista mexicano tiene la obligación de irse a Europa ante la menor provocación, sin importar las condiciones, la liga, los tiempos, el sueldo ni el club.

¡Que se vayan, que salgan!, suele clamarse de forma automática sin reparar en todo lo que implica la mudanza a otro futbol, a un país con tradiciones —y en algunos casos idioma— distintas, y a un estilo de juego que nada tiene que ver con el que se practica en México.

Por supuesto que en la cabeza de los jugadores ambiciosos y con talento tiene que estar dar el brinco al balompié de élite, de eso no hay duda, pero muchas veces —y varios casos lo demuestran— el precipitarse al tomar una decisión no arroja los mejores resultados.

Ahí están Diego Lainez, quien lleva más de tres años perdidos en el Betis con todo y que era “la joya del América y del futbol mexicano”; José Juan Macías, que se fue seis meses de paseo a Madrid para calentar la banca del Getafe; y el más reciente, Orbelín Pineda, que ni en un equipo de media tabla para abajo de España (Celta) pudo jugar.

Y si nos vamos más atrás, hay otras historias similares: Omar Bravo, Francisco Fonseca, Pablo Barrera o Carlos ‘Gullit’ Peña, que también pasaron con más pena que gloria por clubes europeos.

Hoy, ante la inminente partida de Santiago Giménez, delantero de Cruz Azul que está peleando por un lugar en la Copa del Mundo y que será fichado por el Feyenoord de Holanda, surge de nuevo la interrogante: ¿está tomando la mejor decisión?

La apuesta, y el propio futbolista lo reconoció, es muy arriesgada: a menos de cuatro meses del Mundial, cuando por fin es titular en su club y vive un gran arranque de torneo (cinco goles en cuatro partidos), decide marcharse a una liga que es una buena puerta de entrada a Europa, pero que es segundo o tercer escalón en cuanto a nivel; y a un club que está por debajo de los dos grandes, Ajax y PSV.

Si es o no la mejor decisión, el tiempo lo dirá, pero lo cierto es que ‘Chaquito’ lo habrá platicado con su familia, su novia, entrenadores (Diego Aguirre y Gerardo Martino), y tomó la determinación.

Aquí no hay bueno o malo, acierto o error, más allá de lo que pueda analizarse o decirse, pues cada jugador —y persona— se enfrenta a lo largo de la vida con disyuntivas que debe afrontar y nunca hay garantía de éxito. Santiago se dejó llevar por su instinto y allá va, habrá un mexicano más en Europa.

Que tal vez era mejor esperar a después del Mundial, tal vez; pero, ¿quién le asegura que después de la justa en Qatar habrá más ofertas por él? Sencillamente, nadie.

LA ADAPTACIÓN

Otra creencia recurrente con respecto a los futbolistas mexicanos que se marchan a Europa radica en que se piensa que al día dos en su nuevo club —país y Liga—, serán titulares indiscutibles y emularán lo que venían haciendo en el balompié local.

Y aunque suene a lugar común, la adaptación es un proceso por el que todos —hasta Messi y quedó demostrado en el PSG— deben pasar y evidentemente a unos les cuesta más que a otros.

Ojalá, por el bien de Giménez y de la propia Selección Nacional, el técnico del Feyenoord lo haya pedido, ojalá tenga minutos en los cruciales meses previos al Mundial, y ojalá siga creciendo y se consolide en la Eredivisie.

El hijo del ‘Chaco’ no es aún un futbolista hecho, le falta madurar, evolucionar en su juego porque finalmente solo tiene 21 año; sin embargo, se trata de un delantero con muchas virtudes: un buen físico, capacidad para participar en el juego dentro y fuera del área, tiene personalidad y remata bien por arriba y con ambas piernas.

Allá va entonces Giménez con destino a Rotterdam para defender la playera del histórico Feyenoord… Una apuesta del tamaño de un Mundial.

Mi Twitter: @montesdeoca11