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Selección Mexicana: Yon de Luisa, como diabético en pastelería

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¿Es Yon de Luisa la persona correcta para encabezar el nuevo proyecto de la Selección Mexicana? (1:24)

Mauricio Ymay analiza las tareas que deberán cumplir los directivos mexicanos de cara al inicio de un nuevo ciclo mundialista. (1:24)

LOS ÁNGELES -- Usted sí está para olvidárselo, pero yo sí estoy para recordárselo. En septiembre de 2018, Yon de Luisa reveló que la FMF había sostenido “15 entrevistas presenciales y nueve telefónicas”, para un total de 24 sondeos, en busca de un técnico para la Selección Mexicana. Al final, ya se sabe, la fallida elección de Gerardo Martino.

Hoy, 50 días después de su promesa de exhumar el cadáver del Tri y entregar el certificado de autopsia, el presidente de la FMF está metido en el mismo caos de la ignorancia: tiene más de 20 expedientes sobre su escritorio y no sabe lo que necesita ni tampoco lo que quiere.

Tal y como ocurrió en 2018, Yon de Luisa revisa las propuestas sobre su mesa sin una idea clara de lo que requiere el futbol mexicano y su selección nacional. Como en 2018, hurga entre los nombres, sin saber, porque no sabe, cuál de ellos se apega a las urgencias y necesidades de un equipo que será anfitrión de las migajas que le tiró desde la mesa Estados Unidos, para el Mundial 2026.

Hoy, el #HombreDeLos60Días se encuentra perplejo ante la toma de decisiones más importante en su vida: se encuentra abrumado. Haga de cuenta un diabético dentro de una pastelería; un solterón pobretón en Tínder, o un dueño de equipo mexicano en un seminario de futbol, transparencia y ética empresarial. Así, ni más, ni menos.

Como es un hábito, la FMF se revuelca entre el oscurantismo, el ocultismo, el secretismo y el cinismo, sin mostrar si al menos tiene una idea clara de lo que busca, porque no se observa un proyecto ni un estilo de trabajo, sólo se obsesionan con el salario y el golpe mediático que significaría.

La labor de promotores, ante la histeria que abruma en este momento a De Luisa, ha sido diligente. Ahí están las hojas de vida de Matías Almeyda, de Gustavo Alfaro, y aparecía incluso la de Ricardo Gareca, quien está a punto de firmar con Ecuador. En ese listado se agrega hasta Juan Carlos Osorio, a quien el mismo De Luisa le retiró cualquier oferta de renovación después de Rusia 2019.

“Es un buen técnico (Osorio), pero no es estratega”, regañó entonces el presidente de la FMF a Guillermo Cantú, su brazo derecho, por querer retener al colombiano. Hoy podría decirse lo mismo de él: De Luisa es un buen estratega de negocios, pero es un pésimo estratega en términos de futbol.

Ya hace meses explicábamos aquí que lo de Guillermo Almada es casi imposible. Entregar el Tri al uruguayo, sería bajo el riesgo de entregarle el poder al Grupo Pachuca, el principal enemigo político de todo lo que tenga tufo a Emilio Azcárraga Jean.

Lo de Marcelo Bielsa fue un tiro al aire, un buscapiés, infiltrado por un enemigo de Yon de Luisa, para desestabilizar su ya desestabilizado juicio, y hacerlo quedar como incompetente para negociarlo. Ya explicamos la decena de razones por las que Bielsa no llegaría al Tri. Le dicen El Loco, pero no está tan loco.

A diez días de que se venza el plazo que él mismo se impuso, Yon de Luisa no sólo recibe cierta presión diplomática, timorata de la #YuntaDeDueños (dixit Sven-Göran Etriksson), sino también de los patrocinadores del Tri, que vieron cómo sus millonarias inversiones en el ciclo hacia Qatar 2022, resultaron un fracaso. Y si no, Adidas es el claro ejemplo de su desplome entre lo proyectado y lo vendido. La camiseta del Tri quedó más devaluada que nunca, es decir, fea y devaluada.

Los propietarios de equipos no quieren otra equivocación y han solicitado, no exigido, ni urgido, ni reclamado, que se efectúe una Asamblea de Dueños extraordinaria, para que Yon de Luisa informe en qué se equivocó y qué se proyecta para esa sede alterna, pobreteada, limosneada, del Mundial 2026. Sin embargo, como aquí se adelantó, el hombre que tétricamente mece la tenebrosa cuna del futbol mexicano, les puso un “’tate quieto” a los soliviantados dueños, más turbados que nunca.

Por otro lado, ya se supo que el supuesto informe del Tata Martino nunca se entregó a la FMF, pero lo más curioso es que los argumentos supuestamente resaltados por el técnico argentino son los mismos que utilizó De Luisa en su discurso del primero de diciembre, y que después fueron obligados a recitar y recetar, en horario estelar, tanto Denise Maerker como Ricardo Peláez. ¡Mire Usted! ¡Cuánta casualidad!

¿Por qué esa urgencia de elegir ya a un entrenador para el Tri? No sólo se trata de que entregue un proyecto y éste sea sometido a escrutinio, sino conocer los plazos. Por ejemplo, es determinante saber cómo se atacará el tema de los partidos de preparación y, cómo rescatar a los jugadores marginados indecorosamente para Qatar 2022, mientras Martino cargaba con su harem de dinosaurios protegidos. Se le preguntó al mismo Tata cómo rescatar emocionalmente, por ejemplo, a Diego Lainez y Santiago Giménez. Sólo se encogió de hombros y dijo “ya vendrá otro entrenador”, y lo dijo antes incluso de enfrentarse a Polonia.

Pero, de momento, la realidad es esa: una veintena de expedientes de entrenadores disímbolos entre sí, y Yon de Luisa, peregrino de los fracasos cíclicos, obligándonos a recordar ese pasaje del 21 de septiembre de 2018, cuando ya había realizado “15 entrevistas presenciales y nueve telefónicas”, para al final equivocarse con Gerardo Martino.

Por eso insisto en que lo visualizo así: como un diabético dentro de una pastelería; un solterón pobretón en Tínder, o un dueño de equipo mexicano en un seminario de futbol, transparencia y ética empresarial. Así, ni más, ni menos.