El experimento de Javier Aguirre al colocar a la dupla Jiménez-Giménez le favoreció por completo a Raúl, quien demostró que es más que un goleador... se reveló como el hombre orquesta del Tri.
El experimento de Javier Aguirre con la dupla Jiménez-Giménez como titular de la Selección Mexicana tuvo una grata revelación: Raúl es un ‘9’ que también juega de ‘10’.
En honor a la verdad, la pareja de atacantes no lució como se esperaba, pero sí lo hizo el futbolista del Fulham al mostrar un amplio repertorio de recursos alejado de su hábitat natural, el área.
Dictó cátedra acerca de varios conceptos del balompié que en el papel parecen básicos, pero que en la ejecución tienen un alto grado de dificultad.
Se tiró al mediocampo para recibir el balón y manejar los hilos del equipo; jugó de espaldas al marco, repartió juego, derrochó oficio defensivo y lo más importante, definió cuando tenía que hacerlo.
Cuatro goles en dos partidos no le hacen total justicia al delantero tricolor que imprimió el ‘A-B-C’ de un manual de cómo hacerlo todo bien.
No son elogios desproporcionados, a sus casi 34 años Raúl Jiménez está convertido en un futbolista total, en un ‘maestro’ que pone su talento en beneficio del colectivo.
Los expertos de Futbol Picante analizan la mejora sel tricolor ahora con la mirada puesta en Copa Oro y camino al Mundial 2026.
El festejo de sus goles abriendo los brazos para recibir la ovación que reconoce a los artistas es apenas un pequeño agradecimiento a una labor que no puede resumirse con estadísticas.
Es una lástima que la Copa del Mundo esté a más de un año de distancia porque hoy en día la Selección Nacional cuenta con un jugador que no le pide nada a los delanteros más poderosos del orbe. De hecho, compite con ellos cada fin de semana en la Premier League.
De su maestría en el cobro de los penaltis hay poco que agregar: es una garantía, no hay motivo para que el aficionado mexicano sufra cuando el ‘9’ se perfila desde el manchón. Siempre hay una certeza: la pelota terminará en la red.
Por si fuera poco, ya en un par de ocasiones con la playera nacional demostró que en plena madurez ha trabajado en la ejecución de tiros libres para incrementar recursos a su repertorio. El gol ante Canadá es un portento por la manera en la que el balón libra la barrera por un costado y se cuela pegado al poste pese al vuelo infructuoso del guardameta.
Hace tiempo que Raúl volvió y desafió a las múltiples voces que daban por terminada su carrera. Toca disfrutarlo y dejarse llevar por ‘el hombre orquesta’.