Neymar arrodilla a un Rayo atrevido

Jordi Blanco I Corresponsal

BARCELONA -- El Rayo le puso ganas, descaro y fútbol... Pero la puntería fue del Barça. Neymar se puso las botas con su primer póker en azulgrana y el campeón volvió a tumbar a Paco Jémez en el marcador, que ya suma siete derrotas en siete partidos contra el Barcelona.

Neymar, en plan estelar, dirigió la remontada en la primera mitad y, medio desaparecido, sentenció la victoria en la segunda, cuando más y mejor apretaba el Rayo Vallecano.

Difícil explicar a quien no vio el partido que el equipo de Luis Enrique ganó por 5-2 a un rival que tuvo más posesión en la segunda mitad, que remató con mayor atrevimiento a un Bravo que salvó el empate y que mereció, sí, abandonar el Camp Nou con un resultado mucho mejor que esa goleada tan cruel.

Fue un encuentro extraño, mucho, que el Barça levantó gracias a la majestuosidad individual de Neymar, que provocó y marcó dos penalties en la primera mitad para remontar el 0-1 inicial de Javi Guerra, un gol al cuarto de hora de juego en el que quedó señalado, por su lentitud, Dani Alves.

Dos penalties en 10 minutos maravillosos del delantero brasileño apartaron de los focos a su compatriota, cuyo despiste provocó casi histeria en toda la defensa, donde el tan criticado Mathieu se multiplicó a un lado y a otro para mantener el 2-1.

SIN LÓGICA

Después, en la segunda mitad, el partido careció de toda lógica. El Barcelona pareció acudir al césped dormido y el Rayo revolucionado. El equipo madrileño tomó el mando, desde el primer instante, y tuteó al campeón de una manera absolutamente descarada.

Pero le faltó suerte. Hubo instantes que bailó un rondo gigante en el terreno de juego ante la impotencia azulgrana, que mantuvo el marcador a favor poco menos que de casualidad, con fortuna y gracias a la falta de remate, o de acierto, del Rayo.

Y reapareció Neymar. Y se acabó la duda. Se pasó de 24 minutos de miedo a un instante de ensueño azulgrana, de Neymar, que desaparecido del plano hasta ese momento marcó dos goles en un solo minuto: el 3-1 aprovechando el rechace del portero y el 4-1 a placer y a pase de Suárez, que no mucho después logró el quinto gracias a la asistencia del propio brasileño, protagonista por encima de todo y de todos.

Descontó Jozabed, pero acabó (5-2) goleando el Barcelona en un partido imposible de explicar más allá del gran momento que mostró Ney, acompañado del crecimiento de Sergi Roberto, la solidez de Busquets y la solvencia de Bravo.

Sin demasiado juego de equipo, al campeón le bastó con las individualidades que dirigió, a lo grande, Neymar. Y el Rayo, marchándose con la cabeza en alto por un partido más que digno, abandonó el Camp Nou con la goleada de rigor... La goleada más engañosa.