Pachuca es finalista de la mano de Lozano


PACHUCA, Hidalgo (ESPN Digital/Rafael Ramos Villagrana) -- Drama. Intensidad. Rabia. Emotividad. Y un obsequio magnífico en un encuentro de Semifinales. Pachuca finalista. Irá ante Monterrey. 2-1 en el Juego de Vuelta y 3-2 en el global.

La figura, de nuevo, Hirving el Chucky Lozano, por generar los mejores momentos de futbol, y porque al 93', con su sello, con su poderío, con su despliegue físico implacable, marcó el gol de la diferencia, en momentos en que el León atacaba feroz la guarida de Tuzos.

Con el lastre de cargar con el mismo apellido, el mismo caital, la misma sangre, desde el arranque, ambos, Tuzos y Esmeraldas, demostraron que en la hermandad han incubado un encono de intolerancia futbolística.

El 0-0 se resquebraja de la manera más amarga para el León. Y más injusta para el Pachuca: el autogol. Envuelto el visitante en los huracanados ataques de Tuzos, el entretejido ofensivo, al final, genera de nuevo, en el área esmeralda, la desesperación.

Y Novaretti es la víctima, al desviar hacia la izquierda de Yarbrough el disparo de Urretavizcaya que encuentra en la cabeza de Burdisso la carambola perfecta. 1-0, minuto 21. 2-1, en el global.

La reacción de León desnuda a Luis Fernando Tena. Porque estremecido con la desventaja, responde a Pachuca en el mismo terreno. La fiera esmeralda no estaba dormida, estaba contenida. Y en el pecado, llevó la penitencia.

Y lo empuja, lo orilla, lo desarma. El balón cambia de dueño, el peligro se cruza de cancha al otra área, y es entonces que entre los desperdicios de Novaretti y de Velarde, y el atajadón del eternizado Óscar Pérez, el drama se vive en la garganta del local.

Entre la ansiedad de uno, Tuzos, y la desesperación del otro, León, a ritmo frenético, el juego ensalza el término espectáculo.

Uno sufre para confrontar las sociedades cortas de los Esmeraldas, mientras que, agónico, el visitante juega al borde del suicidio obligado, expenso a las arremetidas de Hirving Lozano.

Con el suspenso columpiándose en el marcador de 2-1, y en la reacción de la fiera, el descanso marca una tregua. El ajedrez espera en el vestuario.

ANGUSTIA COMPARTIDA...

Sin concesiones. Así arrancó la segunda mitad. Entre el condenado y el verdugo por el boleto a la Final.

León toma el control. Y encuentra cierta complicidad: Pizarro y Lozano parecen alejarse del encuentro, mientras Erick Gutiérrez empieza a perder balones, al grado que al minuto 59 va relajado a la disputa de la pelota, pierde un balón que controla Elías Hernández, quien desde fuera del área empeina con potencia, y traza una violenta parábola, brutalmente impecable, y ni la mejor cabriola del Conejo Pérez puede interrumpir. 2-2 en el global.

Y Pachuca necesitaba la bofetada demoledora. Reactiva circuitos. Chucky, Pizarro y Urretavizcaya embisten.

Uno de los disparos roza la piel del poste, enseguida Yarbrough, en lance esplendoroso envía a tiro de esquina, mientras que con la pata de conejo en la mano, se estremecen él y el poste, el esférico le rebota en el poste y sale a un lado.

Ante la ineficiencia de Jara, ingresa Nahuelpán. Las estampidas ofensivas de los Tuzos generan posibilidades de gol, pero la bayoneta está chata, roma, inútil, mientras el árbitro perdona una clara falta de Murillo sobre Boselli. La mano perversa del arbitraje, azuza suspicacias.

Y mientras Pachuca se regodeaba nervioso con la bendición del reglamento para ir a la Final, cuando el árbitro consultaba el reloj, llega rompimiento de Chucky Lozano, quien rebasa al paquidérmico Magallón, y define por arriba, letal, sobre la salida de Yarbrough. 2-1, 3-2 en el global.

La muerte de la fiera había sido dignificada, pero es muerte al fin.