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Griffin, un partido de antología

LOS ÁNGELES -- Hay momentos inolvidables en la carrera de los atletas profesionales. Probablemente el que se vivió el lunes durante la victoria en el último suspiro de Los Angeles Clippers ante Phoenix Suns (121-120) sea una de esas situaciones que permanecerán grabadas en la memoria colectiva e individual tanto de los protagonistas como de aquellos que presenciaron uno de los encuentros más emocionantes que han jugado los angelinos en los últimos años.

Blake Griffin (45 puntos y ocho rebotes) demostró muchas cosas en el partido ante los Suns pero hubo una que destacó sobre las demás: su capacidad para anotar desde larga distancia en un momento clave, su confianza para tomar la iniciativa en la última jugada del partido, consciente de que errar hubiera supuesto la derrota. Sobre la duela había jugadores capacitados para tomar esa responsabilidad, pero él consideró que era su momento.

"Mis compañeros me dieron la confianza. Ejecutamos la ofensiva y les frenamos cuando lo necesitamos. Fue una victoria de equipo", aseguró Griffin al concluir la cita.

No es novedad que lo intente desde lejos. Ya lo hizo poco antes desde la línea de tres y con otros lanzamientos de media distancia, así como en otros partidos de este año y el anterior; sin embargo, comprobar su evolución en este sentido es digno de valorar. Los Clippers vencieron al plantel de Arizona por varios motivos, sin duda, el determinante fue el triple ganador que anotó Griffin sobre la bocina del tiempo extra.

El balón entró con suspense, haciendo los honores a un encuentro alocado que tuvo de todo.

"Tuvimos una gran oportunidad en la jugada inicial que dibujamos", afirmó sobre la penúltima posesión del partido. "La volvimos a hacer y estuvimos afortunados", agregó.

El triple ganador de un Griffin que alcanzó los 45 puntos iluminó la historia de la noche. Atrás quedaron sucesos como la expulsión de Jamal Crawford por protestar de forma airosa a falta de nueve minutos para el final del cuarto periodo, los errores en cadena de los Suns en las últimas jugadas o las constantes revisiones de los árbitros, incluso la intensidad que PJ Tucker y el Novato del Año en 2011 mostraron en varios lances del juego. Aunque todo aquello fuera parte fundamental de la cita, el triple del ala-pívot canalizó las emociones hacia una victoria de éxtasis grupal.

ASÍ FUE EL TRIPLE SOBRE LA BOCINA

Griffin agarró el esférico a la derecha de la canasta, bregó por enésima vez con Tucker, dio un paso atrás para salvar la marca y superar la línea de tres. No se lo pensó dos veces antes de probar suerte en un momento más que premeditado. Cuando su lanzamiento superó la red, su reacción natural fue la de salir en dirección a su contrincante mientras el graderío se contagió de un júbilo de estruendo.

"Fui a por el triple. También di un paso atrás para abrirme más y tener algo más de espacio. En el momento justo en el que lancé, pensé que se quedaría corto, que iría fuera, pensé de todo. Pero fue bien y tuve suerte con cómo entró la pelota", confesó.

Aquel instante es el reflejo de sus años de trabajo, de sus ganas por mejorar como jugador, de sus deseos por suplir las carencias que llegó a tener en el pasado. Quiso ser versátil y lo consiguió, optó por ir más allá y no vivir de clavadas espectaculares e intensidad en la pintura y también lo logró. Su ardua labor llegó al clímax en la jugada ante los Suns. No hay duda de que son balones que a veces entran y otras no, pero su determinación es el resultado de una obsesión. Griffin es mejor jugador y la suya es una sentencia clara: el que puede, quiere. Quién sabe si hace dos años hubiera logrado o intentado algo como lo del lunes.

"No lo sé", apuntó el jugador. "No sé si hubiera estado en esa posición o ni siquiera si hubiera tenido la confianza entonces. Nunca se sabrá".

EVOLUCIÓN DE SUS LANZAMIENTOS

El que sí lo sabe es Doc Rivers, que dejó claro que el éxito de su pupilo en el apartado de los tiros de media y larga distancia no es fruto de la casualidad.

"Quién trabaja más en sus lanzamientos que Blake. Hace dos años, Blake no hubiera tenido el coraje para intentar ese lanzamiento. Esta noche lo quiso, se vio cómo dio un paso atrás para buscarlo. Ese es un tiro valiente", apuntó el coach.

La evolución es más que palpable. Mientras que en la temporada 2012/13 la mayoría de sus intentos llegaban desde cerca del aro (77.8 por ciento en tiros de cero a tres pies, 46.8 por ciento de tres a 10 pies, 35.6 por ciento de 10 a 16 pies, 34.3 justo antes de la línea de tres y 17.9 por ciento desde el perímetro). Este año las cosas son bien distintas. Cada vez lo intenta menos desde cerca (71.0 por ciento desde cerca del aro y 40 por ciento de tres a 10 pies), mientras que se anima de manera más constante dede lejos (40 por ciento de 10 a 16 pies, 40.7 al borde de la línea de triples y 50 por ciento desde el perímetro).

Mucho han cambiado las cosas con respecto a su primer año como profesional en la campaña 2010/11. Cuando en el mismo orden alcanzó un 68.9 por ciento bajo la canasta, un 43.2 por ciento de 3 a 10 pies, un 29.8 de 10 a 16 pies, un 33.5 por ciento antes del arco y un 29.2 en triples. El ala-pívot fue variando la forma de su juego hasta llegar a este punto.

No existen las casualidades cuando un jugador pone énfasis en el apartado de los tiros a canasta. Por eso lo que logró Griffin ante los Suns es un premio al esfuerzo que ha valido para que su equipo sume su octavo triunfo al hilo y para que este episodio quede grabado en su mente toda la vida.