MÉXICO -- El partido que tuvo Marco Rodríguez en el partido de Alemania contra Brasil fue exageradamente fácil gracias al 7-1 del marcador. Cinco goles en el primer tiempo le facilitan el trabajo a cualquier árbitro y hacen que no tenga complicaciones con el juego.
Hay que resaltar que "Chiquimarco" no se metió en problemas, no sancionó cosas que tuvieron que ver directamente en el resultado, ni tampoco pudieran influenciar en el partido, no tuvo nada fuera de la normal. Lo que sancionó fueron faltas que salieron en el transcurso del desarrollo del partido.
Los brasileños se comportaron, porque en el juego ante Colombia realizaron más de 30 faltas. Los alemanes y brasileños no realizaron jugadas fuertes. En la primera mitad fueron 10 faltas y no fueron hechos violentos y fue bueno para él.
Se guardó un par de amarillas, pero con ese marcador reflejado, esas jugadas no tienen mayor problema. Cartulinas sobre todo con los jugadores de Brasil en la simulación de faltas, pero considerando la magnitud del partido, el marcador y lo complicado que era dirigir a Brasil era difícil que mostrara tarjetas en las acciones.
Al final Marco se apegó bien a los lineamientos que marcó la FIFA para los árbitros de no sacar tarjetas amarillas y rojas y lo hizo bien. Hay que resaltar que por lo menos y a diferencia de las actuaciones que se habían mostrado con otros silbantes no tuvo problemas gracias a lo que se vio en el marcador. No se le puede dar una calificación alta a "Chiquimarco", porque el partido fue fácil de dirigir, podría quedarse en un 7.5 u 8.0 por lo fácil de su partido.
Es complicado que Rodríguez pueda dirigir en la final, porque nunca en la historia un árbitro que ha pitado en la semifinal sea el encargado de dirigir durante la final. Es difícil, ojalá y se dé, pero lo veo lejos de que eso pueda suceder y si lo logra es algo inesperado por parte de la FIFA. Nunca se ha dado el caso.