<
>

Pablo Cuevas: "Siempre pensé que tenía para dar más"

BUENOS AIRES -- Después del esfuerzo, tiempo y trabajo depositado, hubo premio. Las historias no siempre suelen tener un final feliz. Pero él también pudo con esa barrera. Alejado de las canchas por dos años por una lesión en la rodilla derecha, con la incertidumbre de no saber si podía volver a jugar al tenis y tras sentir que jugar Roland Garros era una recompensa por todo lo luchado, Pablo Cuevas continúa escribiendo páginas en su carrera. Esta semana, la hoja de ruta marca el ATP 250 de Buenos Aires. Ahí ya tuvo un primer paso exitoso ante el local Guido Andreozzi para avanzar a cuartos de final.

"Me costó un poco el principio. Fue mi debut y hubo una sumatoria de cosas que me hicieron estar un poco impreciso: la pelota se movía mucho por el viento y tener acá a la familia implica darle una atención especial y tal vez distraerse un poco", explicó Cuevas en rueda de prensa. "Pero en el segundo set, con la ventaja, ya pude estar más tranquilo y firme con los golpes", agregó. Otro obstáculo sorteado.

Un repaso en su historia. El Grand Slam parisino marcaba el freno de su tenis en 2011 cuando era N°52 del mundo. Su rodilla derecha empezaba a ser un verdadero problema que se extendería por cerca de dos años, con un par de lesiones y la duda de poder volver a pisar una cancha. Su vuelta, recién en abril de 2013, con dos Challengers en Brasil con un balance de tres victorias y dos derrotas. Y de nuevo a la capital francesa, donde tuvo una gran prueba de fuego en su debut: cinco sets ante Adrian Mannarino. Luego, en segunda rueda, cuatro parciales ante Simon. Más allá del triunfo, la gran noticia fue su rodilla. Estaba bien, más allá de algún dolor normal.

Un regreso destacado hasta por el propio Rafael Nadal este miércoles en Buenos Aires. Pero las mieles del éxito no quedaron ahí, sino que los progresos también se vieron en los resultados. Ese mismo año lograba su primer título, justamente en Buenos Aires en un Challenger. Tras un paso con poco éxito por la gira sudamericana de 2014, un envión necesario con dos títulos y una final Barranquilla, Mestre y Roma, respectivamente. Y luego sí, el premio mayor, a sólo 14 meses de su vuelta: en semanas consecutivas, sus primeros títulos ATP, en Bastad y Umag. Y hace unas semanas, su tercera corona, en San Pablo, y el hecho inédito para un uruguayo: el ingreso al Top 25.

"En el momento en el que me lesioné venía muy bien. Estaba teniendo un buen año y eso fue una de las cosas que me dio fuerzas en la recuperación, incluso cuando hubo mucha incertidumbre", le dijo Cuevas a ESPNtenis.com. "Siempre tuve la idea de que tenía para dar más si estaba bien físicamente. Nunca dejé de pensar que podía ir más arriba. Hoy estoy cumpliendo eso y dándome cuenta que estuvo bueno ser cabeza dura y pensar eso", continuó.

El uruguayo, como una lección de vida, relata que ese tiempo inactivo lo hizo madurar de golpe y tomar mayor experiencia, algo que no sólo se adquiere con la raqueta en la mano. "Trabajé mucho con la cabeza y en este deporte eso también hace la diferencia", indicó Cuevas, quien estuvo en este proceso junto a un psicólogo, leyendo y mirando para atrás con el fin de no cometer los mismos errores. "Después de un caso así empezás a ver las cosas de otra manera. Ahora entro más tranquilo a la cancha, lo disfruto más", remarcó en rueda de prensa.

Ya mejorado el N°27 que Diego Pérez supo tener en 1984, su actuación en Buenos Aires lo podría depositar muy cerca del Top 20. "Así como antes pensaba que podía estar donde estoy hoy, ahora pienso que puedo estar más arriba. Me queda camino por delante". Lo dicho, Cuevas sabe de romper barreras. Su próximo desafío: el local Juan Mónaco.