Carlos Irusta 9y

El boxeo revive en Buenos Aires

BUENOS AIRES -- El Almagro Boxing Club puede jactarse de que es más viejo que el propio boxeo en Argentina, ya que cuando fue fundado, la actividad estaba prohibida en Buenos Aires. Finalmente en 1923, tras la derrota de Luis Angel Firpo frente a Jack Dempsey, el boxeo fue legalizado...

Pero esa es historia, tal vez antigua. Hoy, tiempo de redes sociales, el Almagro Boxing Club encabeza, de alguna manera, y junto a otros gimnasios de boxeo, un movimiento que ha hecho crecer de una manera formidable la actividad amateur en una ciudad que, como Buenos Aires, y ya sin el Luna Park, prácticamente no es escenario de boxeo profesional.

“La Liga nació como un inquietud hace unos cinco años, y como movimiento organizado, hace cuatro años”, indica Marcos Arienti, la figura más visible de la Liga: tiene 41 años, es flamante Licenciado en Ciencias de la Comunicación, técnico de boxeo desde hace 5 años, asesor en la Cámara de Diputados, está casado y tiene dos hijas. Se define como un “Insistidor nato”.

“Hace cinco años, los festivales de boxeo amateur en la Capital eran escasísimos. Así que nos reunimos junto a otros técnicos, como Fernando Albelo, Andrés Puente y Pablo Rodríguez, para ver cómo se podían lograr dos objetivos. Estos técnicos no podían tener campeones porque los campeonatos en Buenos Aires eran muy pocos y de muy breve duración. Y, además, no podían tener boxeadores profesionales con 40 peleas amateurs cuando sus pupilos apenas podían combatir, con mucha suerte, en cuatro o cinco oportunidades por año. Pedimos organizar los festivales nosotros, pero no era una tarea fácil, justamente”.

Finalmente, se reunieron en un club del barrio porteño de Flores, el Premiere, donde se practicaba boxeo mientras el Almagro Boxing Club era remodelado.

“Pablo Rodríguez, Damián Rosati, Andrés Puente, Pablo Giménez, Diego Hidalgo, José Gallo, Nacho Artime, el ex campeón mundial crucero Marcelo Domínguez y yo buscamos una manera de empezar”, dice Marcos Arienti.

“A partir de ahí, organizamos una competencia entre clubes, entre equipos, algo parecido a lo que era la Liga de la AIBA, la World Series Boxing, pero a nivel de clubes. Pero como no todos los clubes tenían boxeadores en cada categoría, terminaban pidiendo boxeadores de otros clubes, y eso desnaturalizaba un poco la idea. Entonces, desde hace unos dos años, hicimos campeonatos de manera individual, o sea que el boxeador compite por las suyas. En el afán de darle cierto glamour a la actividad amateur –porque no tenía nada de glamour, al contrario y encima con muy pocos estímulos- pensamos en agregar algunos detalles. Entonces, si la competencia era individual, podíamos instituir cinturones de campeón y, al mismo tiempo, clasificar a los competidores en rankings”.

Así que hoy el modelo es similar al clásico del boxeo profesional: campeones y ranqueados, que suben o bajan solamente cuando ganan o pierden. El otro tema, muy común en el amateurismo, eran las deserciones a último momento o el exceso de kilaje sobre la hora.

Se implanto la penalización -pérdida de puntos para el ránking- y el tema se minimizó al extremo.

“Cuando un boxeador no se presenta lo declaramos perdedor por “Walk Over” (algo que se utilizaba solamente en los campeonatos) y por ende, perdía puntos. El problema de los ausentismos y falta de responsabilidad con la balanza se terminó en la práctica...”, dice Arienti.

En este momento, sumando a los clubes que integran la Liga y que pertenecen a la Capital Federal, el Gran Buenos Aires, incluyendo la ciudad de Mar del Plata y la provincia de La Pampa, suman más de quince instituciones, de las cuales diez están en la ciudad de Buenos Aires.

Eso arroja un total de más de 150 boxeadores que pueden competir mucho más seguido, ya que la Liga asegura casi dos reuniones por mes. “Ya tenemos 260 peleas organizadas. Lo del sábado 8 de agosto fue realmente extraordinario, porque se montó un festival que duró diez horas, con 43 peleas y diez cinturones en juego”, remarca Arienti.

Ese festival se realizó en el estadio de la Federación Argentina, en Castro Barros 75, y se calcula que fue visto por unas mil quinientas personas.

Algunas se iban luego de alentar a los suyos, pero venían otras. En resumen: un éxito total, y un hecho casi inédito en la ciudad de Buenos Aires.

En su crecimiento, la Liga también participa de la organización de un campeonato Selectivo de la Capital para participar en San Luis, por lo que pasa a colaborar oficialmente con la Federación Argentina de Box que, por supuesto, hace el contralor de las reuniones.

No es todo, puesto que además, se suma el aporte de Yesica Bopp, la varias veces campeona mundial, que está armando un circuito de boxeadores en la zona Sur del Gran Buenos Aires, con base en Avellaneda y Wilde, en donde funciona su gimnasio, el “Delfino Pérez” (en recuerdo de su técnico).

En total, son unos 30 gimnasios, entre los que se cuentan muchos de barrios carenciados y marginales. La idea es, justamente, ofrecerles incentivos a través del boxeo a los chicos de lugares más olvidados.

“Ser campeón, lucir un cinturón, es parte del atractivo que tratamos de ofrecerles, ya que ante todo, el objetivo principal siempre es el mejoramiento de oportunidades para el boxeador”, afirma Arienti.

El tema es cómo financiar semejante movimiento de peleas y de festivales. En muchos casos, como en el estadio de la Federación Argentina, hay que pagar no solamente al alquiler del lugar, sino tener en cuenta otros gastos como ambulancias, oficiales de ring y generador de energía eléctrica.

Si bien la fuente principal de ingresos es la venta de entradas, generalmente -y aunque el promedio general es de 600 espectadores por jornada- no alcanza.

Finalmente, apareció ATE Pensiones -cuyo secretario general es Walter Pignataro- y Boxeadores Argentinos Agremiados -que es presidido por el ex campeón argentino Jorge “Violín” Salgado.

“Ellos querían organizar festivales, pero justamente, ya con el alquiler el desembolso es muy grande. Entonces ellos pagan los viáticos de los boxeadores y a nosotros nos queda el resto para cubrir los otros gastos y tener un fondo de reserva”, dice Arienti.

“Hemos recibido invitaciones de Chile y Uruguay, y necesitamos cubrir gastos, de la misma forma en que, cuando nos invitaron de México, tuvimos que decir que no por falta de dinero... Ninguno de nosotros necesita vivir de esto. Somos o técnicos o estamos en clubes. Pero tampoco podemos costear todos los gastos. Hoy no tenemos un sponsor oficial, aunque sí el apoyo -además de ATE y Boxeadores Agremiados- de CieloTierra y Full Sport (ropa deportiva) más Corti Sport que suministra parte del material: todo va para los competidores y el cuidado para ellos”

Osvaldo Bisbal -hasta hace unos meses presidente de la Federación Argentina, ahora con licencia-, controló el proceso de crecimiento. Hoy, la Liga trabaja en la selección de valores y organización de torneos en el orden regional con gente de la Federación como Hernán Salvo, Lautaro Moreno y Luis Romio y por supuesto con el actual presidente en ejercicio, el doctor Hugo Rodríguez Papini.

De hecho, ya han surgido rivalidades que convocan al público, como la de Andrés Figueroa y Maximiliano Zalazar. Figueroa, además, sube con la camiseta de River, mientras que Zalazar, que el sábado 8 de agosto volvió a vencer a su rival, lo hace con la de Boca.

Quedan muchos temas. Tal vez el más cercano en el futuro no sea solamente el crecimiento de la Liga -el ejemplo está cundiendo en el interior del país- sino de aquellos que luego se pasen al profesionalismo.

Para fin de año se calcula que habrá una camada de 20 boxeadores rentados listos para debutar que se forjaron en la Liga. “Por supuesto que cuando den ese paso, les daremos todo nuestro asesoramiento, como siempre, pero luego serán ellos quienes elijan su camino”.

No es casual que todo este entusiasmo por el boxeo haya aparecido tras la gran aparición mediática de Sergio “Maravilla” Martínez, sumado a los triunfos de Marcos “Chino” Maidana o Lucas Matthysse.

Lo cierto es que el fenómeno se fue organizando, hay nuevamente estadios llenos con banderas, cánticos y fanáticos seguidores y peleas de alto nivel, en una demostración de que los técnicos jóvenes tienen ganas y conocimientos como para formar futuros campeones.

“Nosotros, ante todo, pensamos en el boxeador, como debe ser, pero también en alentar a los técnicos, que son los que van moldeando a sus pupilos. Hoy se ven diferentes escuelas sobre el ring, se ven peleas parejas y de alta emotividad. Así como la Liga Nacional logró revitalizar el básquet, nosotros queremos, dentro de nuestras posibilidades, darle un aire de frescura a nuestro querido boxeo”, finaliza Arienti, cuyo lema es: “Lo que no se gana con capacidad, se logra con constancia”.

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