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Hugo Sánchez, a 30 años de su primer derbi con la playera del Real Madrid

MADRID -- Hugo cumple 30 años de haber disputado su primer derbi madrileño con la playera del Real Madrid. Fue el 6 de octubre de 1985 cuando el Real Madrid sacó una victoria por 2-1 ante el Atlético de Madrid que, aunque temprano en el campeonato (apenas corría la fecha 5), resultó definitiva para la conquista de su vigésimo primer título de Liga.

Entonces Hugo no era aún el bienamado ‘Penta’. Era el “traidor” que tras alcanzar el estrellato en su cuarta temporada con el Atlético de Madrid ganando su primer ‘Pichichi’ en la Liga Española, había cambiado de acera en busca de prados más verdes. Era, para la afición merengue, el advenedizo que había llegado de la mano de Ramón Mendoza en contra de los deseos de una parte de la afición, que prefería retener al alemán Ulrich Stielike a contratar a un “indio”.

Hugo no estaba precisamente en su mejor momento anímico. Apenas habían pasado unos días desde que el 19 de septiembre un terremoto causara la peor devastación en la historia de la Ciudad de México. Fueron dos semanas de angustia para delantero al otro lado del océano e incluso tuvo que pedir permiso a Luis Molowny para faltar a algunos entrenamientos pues la comunicación con la capital mexicana tardó en reestablecerse y pasó varios días sin tener noticias de su familia.

Por aquellos días la –poca- información acerca de las víctimas era confusa e imprecisa. El gobierno mexicano de Miguel de la Madrid ocultaba el número de víctimas – y lo seguiría haciendo – mientras en Europa se calculaba que sobrepasarían las 10,000. Hoy, 30 años después, aún no logramos enterarnos de la cantidad de vidas perdidas; las cifras arrojadas por diversos estudios entre los 10,000 y en algunos casos los 40,000.

Hugo no estaba ni para fiestas ni para rencillas. Pero se puso a lo suyo y aquella tarde dio su primer paso hacia convertirse en uno de los jugadores más venerados en la historia del club merengue. Aunque no marcó, el mexicano desempeñó un rol protagónico en el encuentro disputado en el Santiago Bernabéu. Tal fue su impacto que la pequeña nota publicada por El País al día siguiente reza que “Hugo Sánchez reclama a las alturas un penalti que el árbitro Ramos Marcos le niega. Sin embargo, el Real Madrid no necesitó de ese penalti para ganar un partido de la máxima en el que su rival, el Atlético, sólo cumplió con la mitad de su obligación: se aplicó mucho a la tarea de defender y nada a la de atacar”.

Ese día empezó a amainar ligeramente la animosidad de Chamartín hacia Hugo, que antes de que se consumara el traspaso se quejaba al grito de “Uli sí; Hugo no”. Para entonces, parecía que había pasado una eternidad desde el 7 de abril anterior en que el Atlético de Madrid había roto una racha de 12 años sin ganar en el Santiago Bernabéu con una goleada por 0-4 en la que Hugo había firmado el primer tanto. Un momento en que a nadie se le pasaba por la cabeza que la gran estrella del Atlético, “el arma favorita de Luis Aragonés”, abandonara el club que le abrió las puertas a Europa.

Para el Atlético de Madrid, la traición de Hugo fue una de las peores afrentas que ha recibido en su historia. El conjunto rojiblanco había terminado la campaña 84-85 como el equipo sensación de España luego de sobreponerse a un inicio irregular para acabar en la segunda posición detrás del Campeón Barcelona. Y aunque el aire de la segunda mitad del torneo no les alcanzó para ganar el título de Liga, se hicieron con la Copa del Rey al vencer al Athletic de Biblao en el Bernabéu, precisamente gracias a dos tantos de Hugo Sánchez. Pero para entonces, algo se había roto. El ambiente en torno a la figura mexicana estaba enrarecido pues era de todos sabido que estaba a punto de saltar a las filas merengues luego de que un diario publicara una foto del ‘9’ mexicano comiendo en un restaurante de Madrid con ambos presidentes, Vicente Calderón y Ramón Mendoza.

La ira colchonera no permitió siquiera que disputara entero su último partido como local en el Manzanares, en el que Luis Aragonés decidió sustituirlo después de que en la grada arreciara el grito de “pesetero, pesetero” a pesar de que Hugo acababa de proclamarse máximo goleador del torneo con 19 tantos. El ‘macho’ intentó calmarlos besando el escudo del Atlético, pero sólo consiguió enfurecerlos más.

El anunciado y escandaloso traspaso con la UNAM como puente llegó poco después. Vicente Calderón, presidente rojiblanco, había intentado convencerlo por todos los medios posibles de cumplir el año de contrato que le quedaba pero según cuenta Luis Miguel González en su libro “Las mejores anécdotas del Atlético de Madrid”, Vicente Calderón se rindió al concluir que “no hay forma de renovar a quien no está dispuesto a seguir, ni siquiera cobrando lo mismo que le ofrece el Real Madrid”.

Tal era el miedo del presidente rojiblanco a la ira de su afición que decidió utilizar a los Pumas como simbólico intermediario antes de recalar en el equipo merengue. No ayudó. En el estadio que lleva su nombre no perdonan ni una.

En lo que respecta a Hugo, de poco importa.

Aunque la afición colchonera no se lo perdone jamás, tiene a los merengues, que olvidaron pronto su pasado rojiblanco y unos días después de aquel primer derbi, ya coreaba su nombre luego de que dos goles suyos dieran la victoria a los blancos sobre el Athletic de Bilbao. Esa victoria confirmó el estado de gracia de los de Molwny y también el suyo, pues culminó la campaña con 22 tantos para ganar su primer Pichichi como merengue y cuarto en su cuenta personal.

Hugo permaneció siete años más en las filas del Real Madrid, hasta 1992, disputando 207 partidos con un total de 208 goles anotados, 164 de ellos en Liga y hoy se ubica en la sexta posición de máximos goleadores históricos del Real Madrid. Fue, además, el primer jugador en ganar el Pichichi en cuatro ocasiones consecutivas y se metió en un selecto y reducido grupo de tan solo cuatro jugadores que lo han ganado cinco veces junto a Alfredo Di Stéfano, Quini y Telmo Zarra, con seis.