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Aquí mando yo

LOS ÁNGELES -- Como Kobe Bryant se niega a dejar atrás el pasado cuando de los Suns se trata, ni tampoco puede escapar de él, es imposible no enmarcar el Juego 1 de estas finales de la Conferencia Oeste en el contexto que quedaron las cosas la última vez que los Lakers se enfrentaron a los Suns en los playoffs tres años atrás.

En el 2007, Bryant se sentía atrapado en un equipo inferior, que rápidamente se rindió ante los Suns en la primera ronda, mientras que él dedicó su entrevista posterior al último partido a elevar una fría petición a la oficina del equipo para que hiciera algo al respecto. Ante la ausencia de Bryant, LeBron James transformó los playoffs en su propio momento "American Idol", entregando aquel virtuoso desempeño en el Juego 5 de las finales de la Conferencia Este. Poco después, Bryant comenzó a arrojar demandas de intercambio a través de la radio.

Pero si volvemos al 2010, el escenario se invierte por completo. Todo el drama está rodeando a LeBron -- la forma en que se apagó, adónde irá después -- y Kobe ha quedado como la estrella singular de los playoffs. LeBron tal vez pueda generar más polémica (y rumores sin fundamento) y más seguimiento en Twitter, pero no anotará otro punto hasta la próxima temporada. Steve Nash nunca ha sido conocido por sus numeritos. Dwight Howard se encuentra atrapado en una tendencia descendente a medida que avanzan los playoffs. Rajon Rondo es el jugador que soltó más voltaje con su producción en estos playoffs, pero estaría fuera de lugar -- y probablemente sería perjudicial para el enfoque de equipo que tienen los Celtics -- que Rondo fuera por 40.

Kobe clava 40 por necesidad, por cosumbre, por pura voluntad, por la fuerza de lo que fuera que lo impulsa. Lo hace con tanta regularidad que el único consuelo que el entrenador de los Suns, Alvin Gentry, pudo encontrar después de que Bryant se lo hiciera a su equipo en la victoria por 128-107 de los Lakers en el Juego 1 fue "Estoy bastante seguro de que no somos el primer equipo al que le anotó 40".

Ha ocurrido 11 veces en los playoffs durante la carrera de Bryant. Ha ido por 30 más en seis partidos consecutivos esta postemporada, remontándonos a la final de la serie ante el Thunder, la barrida del Jazz, y ahora al primer partido de las finales de conferencia.

Bryant hizo suyo el partido -- y puso su nombre en el primer lugar de las historias de los playoffs -- con un estallido de 21 puntos en el tercer cuarto. Los Lakers estiraron su ventaja a 19 puntos. Por respeto a la capacidad anotadora de los Suns, Phil Jackson omitió el período de descanso habitual de Bryant y lo dejó en la cancha los primeros tres minutos del último cuarto, lo suficiente como para que anotara otros cinco tantos y sumara 40 en apenas 35 minutos y medio de tiempo de juego, necesitando solamente 23 intentos de campo para registrar dicha marca.

Puesto que es prácticamente un reglamento de la NBA que tiene que haber algo de intriga rodeando a Bryant en todo momento, el interminable descanso entre serie y serie permitió que creciera la especulación en torno al estado de su rodilla derecha, que culminó en un informe del Los Angeles Times conforme al cual le habrían drenado líquido de la misma. Phil Jackson no quiso confirmar la fecha del procedimiento, y Bryant le restó importancia como a cualquier problema que podría haber surgido por su falta de práctica.

"Mis piernas se beneficiaron mucho", dijo. "Pude tomarme un descanso y recuperar la fuerza; la fuerza en las piernas y el cuerpo".

A pesar de todo lo que se ha dicho sobre la defensa de los Suns, su camino a la victoria sigue estando basado en el volumen de anotaciones, de modo que tiene que haber sido desmoralizante que Bryant produjera 12 puntos más que su perímetro titular de Steve Nash y Jason Richardson.

Que los 40 puntos de Kobe se le sumaran a la ventaja de 56-36 de los Lakers dentro de la pintura, a los 19 puntos y 19 rebotes de Lamar Odom, y a la efectividad del 58 por ciento de los Lakers, solamente se suma a la carga de trabajo que los Suns tendrán en sus manos antes del Juego 2 este miércoles.

Y puesto que los Suns no tienen respuesta para su principal desventaja -- "Probablemente van a seguir siendo más altos que nosotros durante el transcurso de la serie", dijo Nash -- tal vez no les quede otra opción más que aplicarle una marca doble a Bryant.

Gentry no quiso hacerlo en el Juego 1, porque, según explicó, "Rompes todo totalmente".

Bryant dijo: "Me envían dos hombres, he hecho mi trabajo. Estaremos listos si eso sucede".

Pero si fueras de Phoenix, ¿no preferirías ver si los Lakers pueden conseguir otros 14 puntos de Ron Artest, o desafiar a Shannon Brown y a Jordan Farmar para que dupliquen los siete aciertos en 12 intentos que sumaron entre los dos antes que dejar tu destino en las manos de la amenaza de anotaciones más consistente de los playoffs? Deberían haber escuchado la advertencia de Odom.

"Uno entiende que él puede tener esos estallidos", dijo Odom. "Es el mejor anotador de la liga. Hace tiros en salto, contraataca, claro, y juega de espaldas al aro, adentro, afuera".

Este cruce no es favorable para los Suns ya que tienen que lidiar con la multiplicidad de problemas que les presenta Bryant por sí solo. Y a diferencia de la última vez que lo enfrentaron, él ya no siente bronca hacia sus compañeros y directivos. Toda su ira está dirigida a ellos.

Ha estado usando trajes completamente negros, como si estuviera intentando poner la mayor distancia posible entre él y la fotografía totalmente blanca, o tal vez porque se está preparando para el funeral de otro equipo.

Dedicó parte de su juego a enredarse en una batalla con Grant Hill como si hubiera retrocedido 10 años y estuviera intentando demostrar quién es el mejor.

"Nunca es personal conmigo", dijo Bryant, mostrando una gran sonrisa que te dejaba saber que si estuviera conectado a un detector de mentiras se habría quedado sin tinta.

Explicó su estallido de puntos diciendo: "En parte fue para demostrarles que somos un equipo diferente al que se han enfrentado".

No especificó si estaba hablando de esta temporada o de duelos anteriores de playoffs, pero sabiendo lo conflictuado que sigue estando con el pasado y con el equipo que lo eliminó en sus primeras incursiones de playoffs sin Shaquille O'Neal, probablemente sea una combinación de ambos.