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Victoria improbable

Pocos pensaban que Robinson Canó estaría celebrando una victoria al finalizar el el Home Run Derby. Jeff Gross/Getty Images

PHOENIX -- Aficionados y fanáticos del"Rey de los Deportes", cuando se observaba la lista de participantes en el Festival de Cuadrangulares, había un integrante de cada liga que recibía pocas posibilidades de ganar: Rickie Weeks en la Nacional y Robinson Canó en la Americana.

Al llegar la hora cero, Weeks respondió a las expectativas, no solamente quedándose fuera en la misma primera ronda, sino protagonizando una de las actuaciones más bochornosas que se recuerden en la historia del Home Run Derby, con batazos de foul y hasta un swing perdido.

Pero la otra historia fue completamente diferente. Robinson Canó tomó las cosas con seriedad, fue consistente durante las tres rondas y, al final, resultó ganador en un duelo con Adrián González en el que el dominicano tenía toda la presión encima, pues el "Titán" bateó primero y dejó en 11 la cantidad de palos para la calle que tenía que ser superada por el yankee.

Luego de conectar sus 11 bambinazos, Adrián le dijo a Robinson que eso sí era presión, que ahí estaba puesto el duelo entre Boston y Yankees, y Canó, procedió a dar una tercera demostración magistral en la noche.

Parte de la clave del éxito del dominicano fue el hecho de que su padre, José, le lanzó. En estos tiempos, y ya con tanta sofisticación en el Festival de Cuadrangulares, el elegir un pitcher es parte fundamental del proceso, y mientras Adrián buscaba lanzador una hora antes del partido, Canó lo había decidido desde muchos días antes.

José Canó le ha lanzado desde pequeño. Fue su padre, también jugador de beisbol que llegó a las Grandes Ligas, quien le inspiró el amor y el gusto por éste deporte que amaba, y qué mejor muestra que el nombre de Robinson, inspirado por el propio Jackie. Y para el pequeño Canó, nunca hubo dudas. Se puso la idea fija en su mente de convertirse en pelotero de Grandes Ligas y no solo lo ha conseguido, sino que es uno de los mejores y más completos de la actualidad.

Canó tomó las cosas con seriedad y con calma. Se dio sus descansos. No se presionó y pudo celebrar al final, no solo al lado de su padre, sino también junto a su madre, que feliz se unía a Robinson y al trofeo al final del evento.

El Titán se fue satisfecho. Se pudo quitar la espina clavada de su participación anterior en la que no pudo pasar de la primera ronda, y a decir del mismo Adrián, la clave y la gran diferencia fue que ésta vez vino a divertirse y a no ponerse presión.

Una noche inolvidable. Todos gozamos con el gran duelo final, nos impresionamos con los panorámicos batazos de Prince Fielder, nos sentimos tristes cuando José Bautista, el rey del home run en el 2011, no pudo ir más allá de la primera ronda, y cuando David Ortíz también se quedó en el camino. Pero con el triunfo de la Familia Canó, se da un ejemplo más de que los nuestros no solamente tienen calidad para jugar al más alto nivel, sino que además, mantienen muy en alto los valores familiares y el respeto a los padres, algo que, lamentablemente, cada día se ha perdido más.