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Mejor precaver que lamentar

Incluso con el sistema correcto de repetición, MLB podría enfrentar consecuencias, dice Bryant. Mark Smith para ESPN The Magazine

Cuando los verdaderos árbitros de la NFL regresaron al terreno, y los remplazos volvieron a la "Liga Lingerie" , el buen juicio de los oficiales no regresó, como todos esperábamos, al lugar correcto en el deporte. Por el contrario, la manera bizarra en que un árbitro cantó un "infield fly" en el partido entre los Bravos y los Cardenales, seguido por una equivocación monumental al decretar una jugada en segunda base durante la serie de campeonato entre los Tigres y los Yankees, provocó que volvieran a sonar las alarmas pidiendo la implementación de la repetición instantánea en un deporte que, de alguna manera, ha logrado mantenerse al margen de ese cambio.

En la temporada muerta, luego de la Serie Mundial, la cuestión candente no es dónde Josh Hamilton va a acabar o lo próximo que Ozzie Guillén va a decir o hacer, sino si es inevitable que la MLB presentará algua forma de revisón de jugadas dudosas -- más temprano que tarde. De la manera que sea que Bud Selig acabe por resolver esta cuestión, está claro que debe afrontar un cambio radical en la cultura del béisbol. "Antes de los playoffs, probablemente habría imaginado que la repetición instantánea ocupaba el puesto duodécimo o decimotercero en la lista de prioridades cuando nos encontramos en la temporada baja", dijo Tony
La Russa, el ex manager de los Cardenales que ahora trabaja en la oficina del comisionado. "Pero después de algunos de los fallos que hemos visto en los playoffs, probablemente ascendió al segundo o tercer puesto".

Numerosas fuerzas han hecho a la repetición instantánea una de las fallas del deporte. Está el choque de sensibilidades entre los ejecutivos de la vieja escuela y los más nuevos, una generación más joven que creció con revisiones y cuestionamientos. Ahí está la explosión de los medios sociales y las tertulias radiofónicas, que constantemente inflan y alargan cada controversial fallo en una epidemia de una semana. Lo más importante, sin embargo, es la tecnología. Ahora los fanáticos ven los juegos en televisores de 50 pulgadas con resolución de alta definición y las capacidades de grabación digital de video -- sus propios puestos de repetición instantánea. Mientras tanto, las cadenas televisivas rebobinan y revisan las jugadas como un examen forense con ángulos teleobjetivos. La tecnología ha expuesto un nivel sin precedentes de escrutinio.

El béisbol ha combatido la marea mediante el empleo de dos argumentos. En primer lugar, se ha aferrado a la idea de que el elemento humano es parte del juego. A Selig le gusta recordarle a los críticos de que el deporte sobrevivió la mala llamada infame de Don Denkinger en la Serie Mundial de 1985. Salió el sol al día siguiente. El juego no se derrumbó. La República sobrevivió. Pero con millones de personas viendo las repeticiones de jugada que el árbitro falló en alta definición, esta postura se está convirtiendo en insostenible, ya que puede ser visto como algo consentido, por terquedad pura, errores que son fácilmente identificables y corregibles.

El segundo argumento del béisbol, que el deporte tiene demasiadas partes móviles para aplicar eficazmente la repetición, es más convincente. Imagine el escenario: Nacionales-Bravos, corredores en segunda y tercera, un out. Jardinero derecho Jayson Werth intenta infructuosamente una atrapada lanzándose contra el terreno. Ambos corredores anotan. Furiosamente saliendo del dugout, Davey Johnson solicita revisión de la jugada. Sucede que Weth realmente capturó la pelota. ¿Cómo se puede remediar exitosamente la situación? ¿Se le permitirá anotar al corredor de tercera? (Pudo haber anotado en pisa y corre si la jugada se hubiera cantado como atrapada.) ¿Se cantará out al corredor de segunda? (Pudo haber sido atrapado fuera de base). No puedes volver hacia atrás y hacer de nuevo el lanzamiento. A diferencia del fútbol donde centenares de jugadas al año son revisadas sin mayores inconvenientes, las Grandes Ligas no tienen una cultura de nuevos intentos.

Ciertamente, el béisbol podría, al igual que otros deportes, determinar qué jugadas pueden y no pueden ser impugnadas. Ya la discusión está en marcha para limitar la repetición a jugadas no continuas, tales como bases robadas. Pero incluso si MLB consigue estructurar bien el sistema, debe tener cuidado con las consecuencias imprevistas. En 2006, el tenis introdujo su sistema de reproducción, que permite a los jugadores retar las decisiones. ¿Uno de los resultados? Algunos árbitros se han vuelto más reacios a hacer caso omiso de sus jueces de línea, por temor de que ellos, a su vez, serán corregidos por un desafío. En su lugar, cada vez más dejan a un jugador discutir cualquier llamada dudosa. Esto representa una carga injusta para el jugador que tendría que competir y además hacer el trabajo del árbitro. No es difícil imaginar un escalofriante efecto parecido con árbitros de béisbol. "Lo último que queremos", dijo Joe Torre, quien también trabaja en la oficina del comisionado, "es que los árbitros sientan que están siendo disuadidos de tener voz, de hacer su trabajo".

Esta es la razón por la cual el béisbol se encuentra en un lugar imposible. Porque tan difícil como es ser testigo de una mala decisión, el oír las palabras "El Sr. Bochy solicita la revisión de la jugada" en realidad podría ser el mayor de los males.