BUENOS AIRES -- "Arriba a cargar, Bauti". Lo leyó todo el partido. Lo gritó para que lo escuchen todos porque sabía que ahí estaba la pelota de la victoria. Roberto Lasala, camuflado en su bajo perfil, fue la voz, la mente y la concentración de un equipo que gritó campeón tras 43 años de sequías.
Se emociona pero no se une en la coronación por timidez y respeto hacia sus dirigidos. Lo mira desde abajo, con los ojos rojos y una muestra de orgullo enorme, pese a que destacó que le hubiese gustado más haber sido campeón como jugador. El entrenador, que junto a Tomás Coppola dejó a CUBA en lo más alto del torneo, dialogó con Scrum para expresar su gratitud y emoción ante el título 14º de los universitarios en el torneo de la URBA.
- ¿Cuál es la primera sensación tras obtener el campeonato?
- Mucha emoción. Los que quedan en la historia son los jugadores. El esfuerzo fue totalmente de ellos y nosotros lo supimos acompañar. Pero el merecimiento es netamente para ellos.
- Todo el segundo tiempo pediste la pelota bien alta y al fondo, y así terminó llegando el penal de la victoria...
- Sí, por suerte Tute (Matías Moroni) me escuchó sobre el final. Pensé que ahí se podía llegar a lograr la infracción y por suerte se terminó dando.
- ¿Qué pensaste cuando Bautista Guemes falló el drop a 5 minutos del final?
- Siempre confiamos. Ese momento se puso muy difícil pero el año vino siempre con mucha energía, no nos rendimos nunca. Luego pasó lo que pasó.
- ¿Cómo describirías a este equipo?
- La verdad es que no sé si necesitan entrenador. Son un grupo con mucha cabeza, mucha fuerza interior y hombres muy decididos a generar un logro contra un equipo tan difícil como Hindú.
- ¿Qué sensación tenés al obtener este logro? ¿Te sacaste una mochila enorme?
- No, estuve muy conectado para ver si podía ayudar desde afuera. La sensación es de tranquilidad, de haber trabajado mucho. Esto no es lo común, porque gana uno sólo. Pasó una vez y es muy lindo.