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Una inyección para una ciudad que siempre piensa en el deporte

Argentina se entrena rodeado de tubulares y de las tribunas originales, hoy adaptadas como cabeceras ESPNtenis.com

MAR DEL PLATA -- Eduardo Giangualamo es el máximo responsable del patinódromo marplatense desde julio de 2013. Pero forma parte de la Secretaría de Deportes de la ciudad (EMDER) desde que se inició, en 1994, conformada especialmente para la organización de los Juegos Panamericanos que se realizarían un año mas tarde.

Hace seis meses, la primera ronda de Copa Davis entre Argentina e Italia no estaba en la mira. El objetivo era otro: la realidad es que el legendario patinódromo Adalberto Lugea ya no tiene las medidas reglamentarias para albergar un Mundial. Concretamente, debe tener menos desnivel y mayor ancho en las rectas.

Pero para eso falta. "Ahora se reacondicionó el edificio completamente. Pintura, electricidad, vestuarios, baños", le dice Giangualamo a ESPNtenis.com. "Es una mejora a las instalaciones que utilizan los patinadores, con todas las prestaciones y las perspectivas de hacer el escenario nuevo".

Además, se colocaron tribunas tubulares para alcanzar una capacidad para siete mil espectadores por el tiempo que dure esta serie. Bastante menos de los 10 mil que, se calcula, vieron a Guillermo Vilas y Bjorn Borg en 1980, cuando el sueco, que llegaba como número uno, ganó en sets corridos en cancha dura instalada en el mismo Parque Panamericano, pero ya en el Estadio Mundialista José María Minella.

Mismo estadio, el Minella, que se emocionó con Nora Vega, multicampeona mundial de patín carrera y dueña de las mayores satisfacciones de aquellos Panamericanos para los locales. Primero, por haber sido quien encendió el pebetero en la Ceremonia Inaugural. Luego, porque ganó dos de sus seis medallas panamericanas, ya con la presencia de sus hijos y del pueblo marplatense.

Aquella vez, en el mismo Adalberto Lugea que este fin de semana recibirá la Copa Davis, se vivió la gran última remodelación de las instalaciones, cuya apertura se concretó en 1969, justamente con un Campeonato Mundial.

Pero ya en 1981, también en el patinódromo, Vilas se consagraba por el Grand Prix luego de vencer al paraguayo Víctor Pecci en la final, en el antecedente más similar al vivido por estas horas.

Todo esto, en una Mar del Plata, que bien Gustavo Cerati podría bautizar, en enero, la "ciudad de la furia" por la gran muchedumbre. Y no es redundante. En esta época del año, hace más de un siglo que las familias de los grandes terratenientes comenzaron a aprovechar las plazas de la zona. Luego, fueron las familias que gozaron el cambio de concepto: las vacaciones dejaron de ser un lujo para convertirse en un derecho, lo que trajo mayor desarrollo a la ciudad balnearia. El deporte lo aprovechó.

"En la asociación son unos 700 patinadores. Aquí, los fines de semana es de libre circulación mientras que en la semana está abocado a los clubes y a la escuela del EMDER", cuenta Eduardo, explayándose en sus responsabilidades. Pero, además, el patín se vive todo el año. También en invierno cuando las crudas temperaturas y veloces vientos obligan a competir, en forma indoor y con conos algo improvisados, en el polideportivo ubicado a pocos metros y que está más acostumbrado a vivir básquetbol, mas allá de alguna final por la ensaladera que quedo en manos de España.