BARCELONA.- A través de su personalidad se ha encaramado al sueño el Atlético de Madrid; por medio de su fútbol ha recuperado el optimismo el Barça. Uno es un grupo, el otro, liderado por la explosión de Iniesta y la certeza de Messi, transita hacia si mismo. Y mañana, cara a cara, medirán la realidad de su presente en un primer asalto histórico en la Champions.
"La valentía en nuestro juego está asegurada", sentenció Gerardo Martino al referirse al partido, en el cual dio a entender la clave principal. "Nuestra arma principal es ser el Barça" convino el entrenador argentino, concluyendo que en la hora de la verdad es el fútbol personal el que deberá apoyar las tesis azulgranas.
Barça y Atlético, rivales enconados en la Liga, jamás se cruzaron en la máxima competición continental. El cuadro colchonero acude a la cita de cuartos por primera vez desde 1997 mientras que el catalán repite por séptimo curso consecutivo. La costumbre se diría que ofrece un plus de favoritismo al grupo de Martino, pero la ambición que se dibuja en la mirada colchonera es un aviso en el Camp Nou.
En el vestuario azulgrana el respeto por el rival es absoluto. Si hace tiempo que dejó de ser un convidado, a ojos de los futbolistas del 'Tata', el Atlético es hoy un contrincante capaz de todo, entregado totalmente a la causa y que ha alcanzado en el momento de la verdad el estado óptimo de confianza.
"No me gusta jugar contra un rival de la Liga... Y menos siendo el Atlético" advirtió Xavi Hernández, portavoz con sus palabras dce ese respeto que se tiene por el grupo de Simeone.
El Barça se presentará al partido bajo el liderazgo indiscutible de Lionel Messi, la compañía estelar de Iniesta... Y el apoyo de los peloteros. Descender al máximo el grado de vértigo en el juego es la apuesta de un equipo en el que se considera un hecho la presencia de Cesc junto a Xavi, Andrés Iniesta y Sergio Busquets y se aventura la posibilidad de que Alexis acompañe a Leo en la parte ofensiva por su excelente capacidad de trabajo a la hora de presionar al rival lo más cerca posible de su área.
Si el Atlético, que no podrá contar con el sancionado Raúl García, planteará un partido trabado, de choque y buscando anular al rival, el Barcelona se supone responderá con sus mejores armas: el toque, la combinación y la imaginación.
Pero lejos de ser un partido a cara o cruz, en el Camp Nou se tiene conciencia de la existencia de un partido de vuelta que obliga a tomar todas las precauciones necesarias en el aspecto defensivo. Tan importante como marcar será mantener la portería a cero y en ese sentido el liderazgo de un crecido Gerard Piqué se aventura tan trascendente como la concentración que mantengan Dani Alves y Jordi Alba en los laterales.
Presente, se supone, David Villa, Diego Costa será el hombre a vigilar de manera especial. Poco importa que el hispano-brasileño nunca haya marcado un gol al Barça porque su estado de gracia actual multiplica el peligro que representa. Así, atarle en corto se entiende tan importante como no concederle espacios a la carrera. Juntar líneas y anular los pasillos que tan a menudo busca Arda Turam será vital en el trabajo de contención.
Viejos conocidos, su primer asalto continental lo pretenden alejar de la realidad liguera tanto unos como otros. Pero en el ambiente flota la sensación de que el precio moral a pagar por el derrotado pueda tener consecuencias dentro de tres semanas, cuando uno ya esté en semifinales, el otro eliminado... Y la Liga por decidirse.