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Fernández : 'cirugía era inevitable'

MIAMI -- Con el brazo en cabestrillo tras su operación Tommy John en el codo derecho, el cubano José Fernández llegó este martes al Marlins Park con el mismo buen humor y la misma sonrisa de siempre.

"Estoy feliz. Lancé una sesión de bullpen esta mañana y todo salió bien", dijo en broma para relajar tensiones el joven de 21 años.

Fernández, envuelto en una polémica sobre si debió o no someterse a la cirugía, dijo a la prensa que el procedimiento era inevitable.

"Chinea es como un padre para mí, es mi familia y lo voy a querer por siempre", señaló, refiriéndose al entrenador Orlando Chinea, el hombre que lo preparó desde su llegada de Cuba en el 2008 y lo llevó al máximo nivel. "Todo lo que él dice es porque me quiere, pero el ligamento no se regenera. La operación era el único camino".

El Novato del Año de la Liga Nacional en el 2013 negó que hubiera hecho una preparación incompleta previo a la temporada y reveló asimismo que demoró en informarle a los peces que padecía de molestias en el codo.

"No le dije al equipo en su momento que no me sentía del todo bien, porque estábamos en primer lugar y quería ayudarlos a ganar. No iba a ser el primero ni el último que trabajaba con dolor, pues mi equipo está primero que todo", confesó Fernández.

Sin embargo, al día siguiente, ante la persistencia de la molestia, le comentó al coach de pitcheo Chuck Hernández y fue ahí cuando comenzó la verdadera odisea.

"Al principio la noticia me estremeció, pero luego uno se resigna. Lo más duro es el sentimiento de que he abandonado a mis compañeros, al equipo. Siento que estoy en falta con ellos. Me duele mucho no estar en el terreno".

Y es que a pesar de su juventud, el muchacho se había convertido en el líder natural, no sólo del staff de lanzadores, sino de todo el equipo, por la energía positiva que irradiaba desde la banca, aún en los días en que no le tocaba trabajar.

No obstante, Fernández está optimista acerca de su futuro y sabe que no le queda más remedio que tener paciencia.

"No tengo duda alguna que volveré más fuerte física y mentalmente. Imagínate, voy a ver tantos juegos sentado en el banco que cuando termine habré hecho un estudio sobre pitcheo. Esto que me ha pasado no es culpa de nadie. Es parte de la vida que te pone pruebas para que las superes. Todavía no han visto lo último de mí", concluyó.