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Que comience la función

CARACAS (ESPNdeportes.com)-- Cuando los Medias Blancas de Chicago y los Indios de Cleveland salten al campo para disputar el juego inaugural de las grandes ligas, millones de personas en todo el mundo prestarán atención, una vez más, a los gestos y acciones de Oswaldo Guillén, el polémico y exitoso Manager del Año de la Liga Americana en 2005.

Sin embargo, el choque de apertura de la campaña es mucho más que eso, pues refleja, desde varios puntos de vista, todo lo mejor que puede ocurrir en el beisbol de las mayores.

Los patiblancos llegan a la jornada con el mérito de haber conquistado la más reciente Serie Mundial de forma heroica y romántica. Durante siete meses de acción, superaron pronósticos en contra y apelaron a las más viejas artes de este deporte.

Así, los representantes de la Ciudad de los Vientos resucitaron el gusto por el toque de bola, el bateo y corrido, los robos de base, la defensa y el buen pitcheo, tras más de una década de atragantarnos con jonrones y sluggers prefabricados.

La tribu, por su parte, representa una manera distinta de estructurar un equipo atrayente y competitivo, con paciencia y sabiduría a largo plazo, sin el uso y abuso de la chequera, a diferencia de otras latitudes, especialmente en Nueva York, donde la contratación de millonarios agentes libres ha sido la vía fácil -y no siempre segura- de emprender la carrera hacia el éxito.

Los indígenas empiezan la zafra como legítimos favoritos para meterse en la postemporada. Lo hacen con una joven generación de relevo que incluye a los venezolanos Víctor Martínez y Rafael Betancourt, al subvalorado Travis Hafner, al atlético Grady Sizemore, al incombustible camarero dominicano Ronnie Belliard y a su más joven compatriota Johnny Peralta, uno de los jugadores noveles de más impacto el año pasado, así como un cuerpo de lanzadores que se ubica entre lo mejor de la liga, precisamente junto al de los Medias Blancas.

"El día más importante"
Guillén celebró el sábado, precisamente, la firma del cubano José Contreras hasta 2009, por tres años más y 29 millones de dólares.

De esa manera, la también juiciosa gerencia de Chicago aseguró a largo plazo a todos sus principales brazos, una inversión que puede -y debe- rendir frutos más allá de este campeonato.

Antes del encuentro inaugural se alzará sobre el jardín del US Cellular Field la mejor prueba de que la apuesta por pitcheo y la defensa rinde frutos: la bandera que proclama como campeones mundiales a los patiblancos.

"Será el día más importante", declaró Guillén en Atlanta, antes de emprender viaje al norte. "Es algo que mucha gente ha esperado durante años. Jugué tanto tiempo con este equipo y posiblemente se trate del día inaugural más grandioso de todos".

El próximo martes, cuando el venezolano Freddy García haga su primera apertura del torneo, los Medias Blancas recibirán sus anillos campeoniles. Pero que antes flamee la bandera que les acredita como ganadores de la Serie Mundial, es el reconocimiento a lo hecho por el primer manager sudamericano en las mayores, un logro que Guillén quiere ahora rubricar con una gesta aún más difícil: el bicampeonato.

La sombra de la duda
La temporada comienza bajo la impronta de los esteroides y la sospecha de que mucho de lo hecho por los héroes del beisbol en los años recientes se debió a la trampa, en lugar del esfuerzo y el talento natural.

Por ello, no es poca cosa el paso que finalmente decidió dar la oficina del comisionado Bud Selig, cuando anunció esta semana que el ex senador George Mitchell encabezará una comisión que investigará qué ha sucedido en el beisbol organizado desde 2002, en cuanto al consumo de sustancias prohibidas.

Justificadas críticas se han elevado adentro y afuera del deporte, desde analistas hasta políticos del Capitolio, para quienes el gesto es poco significativo por dos razones: la investigación, en principio, no abarcará los "años duros" del consumo en la gran carpa y Mitchell, por otro lado, carece de independencia, al ser directivo de los Medias Rojas. O lo es lo mismo: será juez y parte en la investigación.

El antiguo parlamentario anunció que no renunciará a los patirrojos, pero tal vez eso no importe. Lo más valioso en este asunto será, casi con toda seguridad, el impulso que desde afuera seguirá empujando para que se sepa qué sucedió y lo que debe hacerse para que no se repita jamás.

Bonds como chivo expiatorio
Hoy en día, la figura central en la discusión es Barry Bonds, debido a la publicación del libro Juego de sombras, de Mark Fainaru-Wada y Lance Williams, y su papel central en el escándalo del laboratorio Balco, creador de novísimas y casi indetectables drogas que durante años consumieron varios de los principales sluggers de las grandes ligas.

Pero, como reveló ESPN The Magazine en su contundente entrega del 21 de noviembre, hay demasiadas pruebas de que el abuso con los esteroides empezó en los años 80, con el visto bueno de jugadores, técnicos, entrenadores, periodistas y altos directivos de la gran carpa.

La única forma de cerrar el asunto y limpiar la pelota de toda mancha será ir a fondo, revelar toda la verdad y diseñar un sistema que realmente impida la repetición de los hechos.

No se olvide que, aunque no estuvieran prohibidos en las grandes ligas antes de 2002, la venta y consumo de esteroides sin prescripción médica se pena con cárcel en Estados Unidos, entre otras cosas, debido a la muerte de varios jóvenes deportistas universitarios debido al tráfico ilegal de sustancias dopantes.

Selig ha promovido varios pasos en la senda que conduce al final de este laberinto.

Lamentablemente, parece haberlos dado todos por a la incontenible presión de la opinión pública y algunos medios de comunicación, una presión que, con fortuna, no cesará hasta que se imponga la obligación del juego limpio y se preserve la salud de los deportistas.

Por eso, el encuentro inaugural dice y vale tanto. Dos equipos sin súper estrellas, con ejecutivos inteligentes y peloteros que parecen dispuestos a luchar por el gusto de la victoria en equipo, antes que por la consagración personal, saltarán al campo delante de miles de espectadores y millones de televidentes.

Entonces se verá qué traen estos Indios a quienes todos los pronósticos respetan. Y se verá también qué nos traen Guillén y su combo, esos grandes animadores del 2005 que prometen alargar la fiesta en este 2006 que ahora comienza.