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¿Habrá revancha?

Mayweather celebra con sus seis cintos de campeón AP

LAS VEGAS -- Como por arte de magia, en cuestión de sólo unas horas los interminables pasillos del hotel MGM Grand y, especialmente, el lobby, dejaron atrás la locura del fin de semana para convertirse en una especie de ciudad fantasma.

Lo mismo ocurrió en cada rincón de la ciudad, donde se estima que en los últimos tres días llegaron 300 mil visitantes, de los cuales una buena parte estaba directa o indirectamente relacionada con el combate entre Oscar de la Hoya y Floyd Mayweather Jr.

Los puestos de venta de merchandising, que entre viernes y sábado vivieron un incesante desfile de entusiastas compradores, bajaron por fin la cortina el domingo por la mañana y, seguramente, los arqueos de sus cajas habrán sido los más suculentos de los últimos 10 años.

Mientras tanto, los empleados de mantenimiento del hotel trabajaron febrilmente durante toda la madrugada para limpiar y desarmar el escenario de la pelea, que unas horas antes fue un verdadero hervidero, con casi 17 mil espectadores.

En otro sector del hotel, una canal de televisión montaba un pequeño set y transmitía desde allí. Periódicos en mano, los periodistas realizaban los comentarios finales de una semana boxística muy convulsionada, mientras a unos metros los últimos visitantes pagaban los gastos de sus habitaciones.

Pero más allá de todo lo que se vivió, un tema se convirtió en común denominador: ¿habrá revancha entre De la Hoya y Mayweather?

Llegar a una conclusión certera por estas horas es muy prematuro. Sobre todo porque ninguno de los protagonistas quiso profundizar sobre el tema durante la conferencia de prensa posterior al combate.

Si bien es cierto que durante los últimos meses tanto Oscar como Floyd manifestaron sus deseos de retirarse tras el enfrentamiento del sábado, se sabe que en el boxeo estos anuncios son poco creíbles.

Mayweather, por ejemplo, confirmó que colgaba los guantes ("ya logré todo lo que podía en este deporte, así que estoy oficialmente retirado", dijo), pero a los pocos segundos anunció que tenía que hablar con sus asesores, para ver qué opinaban ellos.

Por si fuera poco, en declaraciones posteriores dijo que "si la afición reclama una revancha, yo estoy dispuesto. Pero antes tengo que hablar con mi gente".

De la Hoya, mientras tanto, fue más diplomático. "Tengo que analizar cómo se siente mi cuerpo para lo que hago en el futuro", señaló sutilmente.

Teniendo en cuenta la inmensa repercusión que tuvo este combate - que en varios rubros se proyecta como récord histórico - y cierta polémica que generó entre algunos el resultado del mismo, fue extraño que no se haya comenzado a perfilar un desquite.

Ahora bien, si se atan ciertos cabos, esa posibilidad no parece descabellada.

Por ejemplo, la promotora Golden Boy Promotions tiene reservado en HBO el sábado 15 de septiembre próximo, día de la Independencia de México y fecha aproximada en la que De la Hoya realizó la mayoría de sus combates más importantes (ante Camacho, las revanchas ante J.C. Chávez y Mosley, Trinidad, Vargas y Hopkins).

Por otra parte, considerando el presente de Oscar lo más sensato en caso de un nuevo enfrentamiento con Mayweather sería realizarlo no demasiado lejos en el tiempo, porque a pesar de que su actuación estuvo por encima de lo esperado, su imagen se asocia cada vez más peligrosamente con la de un peleador retirado.

Pero, de todos modos, en este mundo gobiernan los números. Y, entonces, si como se piensa los números de venta de abonos del sistema "pague para ver" están por encima del millón, la poderosa HBO sin dudas ejercerá presión para consumar el desquite. Y las cifras en juego serán quizás aún más altas.

La pregunta que nos hacemos es: ¿vale realmente la pena ver un nuevo duelo entre estos dos campeones?

Desde el punto de vista comercial, sería indudablemente beneficioso para el boxeo, que gracias a estos dos hombres durante los últimos meses experimentó una suerte de resurgimiento. Al extremo de que el ambiente no tuvo nada que envidiarle a las épocas de Tyson o, unos años antes, las de Leonard, Durán o Hagler.

En el plano estrictamente deportivo, si bien para nosotros el triunfo de Mayweather no dejó duda alguna, sí la generó en muchos de los presentes el sábado.

Creemos que esto se debe, más que nada, a que la popularidad y magnitud de la figura de De la Hoya generalmente provoca que el factor emocional se mezcle demasiado con el frío raciocinio a la hora de juzgar los asaltos parejos. Pero, al cabo, esto es materia opinable.

Lo cierto es que nada hace pensar que en un nuevo duelo las cosas pudieran ser demasiado diferentes, lo cual le resta entusiasmo a una revancha.

Pero, como decíamos antes, el boxeo actual necesita desesperadamente de este tipo de mega-combates, por lo cual, a fin de cuentas, nadie podría oponerse.