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La crisis

CIUDAD DE MEXICO.- ¿La pelea del siglo? No, no lo fue. ¿Un choque emotivo de grandes combinaciones y destrezas técnicas? No, tampoco lo fue. ¿El resultado ha encumbrado y ratificado al ganador como el mejor boxeador del mundo libra por libra? No, no lo creo y sí así es, permítanme decirles que lo único que pasó en el fin de semana deslumbrante y expectativo de Las Vegas es que el boxeo confirmó el gran vacío y la crisis de figuras por la que atraviesa desde hace ya algunos años.

Doce rounds después, nadie pareció quedar realmente satisfecho con lo que había sucedido sobre el ring.

Ni Floyd Mayweather fue tan rápido, técnico y capaz como lo decía su historial y su foja, ni Oscar De La Hoya fue el "cazador furtivo" y el hombre de experiencia y fortaleza que podría frenar a quién se le pusiera enfrente. Para mí, el esperado combate dejó mucho que desear y la combinación, lejos de lo esperado, no propició técnicamente el "choque de trenes" del que tanto se había hablado.

Mayweather es más rápido, más efectivo y más poderoso de lo que logró en los 12 rounds del sábado. De La Hoya tiene más poder, más recursos y más puntería de lo que enseñó. Creo que uno estaba fuera de peso, alejado de su división natural y el otro ha entrado a una parte de su vida donde debe pensar que el retiro en una buena posibilidad.

No estoy diciendo tampoco que haya sido una mala pelea. Imposible que sea así sea cuando dos hombres de esa calidad están sobre el ring, pero ante la expectativa que se había generado y con todo el tiempo y el espacio que se le dedicó al duelo, los números, al final, no terminaron siendo negros.

Alguna vez alguien dijo que cómo estaban los pesos completos, estaba el boxeo. Si hay crisis en la parte alta, en la división que ha sido capaz de generar los mayores índices de interés y dinero en torno a este deporte, obviamente, el resto de las categorías se ven afectadas.

Durante la década de los ochenta, cuando la historia de Muhammad Ali pasaba de mito a leyenda, aparecieron cuatro fenómenos capaces de cargar con el peso global del pugilismo profesional: Sugar Ray Leonard, Tommy Hearns, Marvin Hagler y Roberto "Manos de Piedra" Duran, que se encargaron de que el espectáculo no decayera sólo en en el recuerdo de Ali y en la imagen poco atrevida del completo Larry Holmes.

Luego, cuando los casinos requirieron de expectación y morbo, Mike Tyson fue la solución, aunque el triste final de la historia todo mundo lo conoce.

Ahora mismo hay un vacío importante en las divisiones más pesadas. El titulo no sólo esta dividido, sino que no existe un personaje que levante la mano y se autonombre el "mandón" del ring.

De La Hoya y Mayweather debían haber logrado esa situación el sábado pasado. No lo hicieron, guardaron sus mejores recursos, se neutralizaron, no estaban en su mejor momento o no tuvieron la capacidad para demostrarlo.

Y lo más lamentable del tema es que el siguiente paso todos los conocen: La revancha inmediata entre De La Hoya y Mayweather es realmente una buena condición para seguir haciendo negocios en torno al cuadrilátero.

No estoy de acuerdo en la idea de que Mayweather sea el mejor boxeador del planeta. Creo que tiene recursos, que es un gran pugilista, pero para portar ese imaginario cinturón hay que tener otro tipo de elementos y características que él no posee.

¿Qué sigue ahora? ¿La revancha o tal vez hacer que el filipino Manny Pacquiao sube de peso y enfrente a Mayweather?.