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Sinónimo de boxeo latinoamericano

Roberto Mano de Piedra Durán está vivito y coleando AP

Hablar de Roberto Durán es sinónimo de boxeo latinoamericano.

Por logros, por trayectoria, por estilo, por carisma, somos de los que pensamos que "Mano de Piedra" ha sido el más grande de cuantos pugilistas hayan surgido de esa región. Y vaya si tiene méritos encabezar una larga lista de leyendas latinas que estremece a cualquiera que se precie de conocedor de este deporte.

En realidad, se sabe, las comparaciones son siempre odiosas. Y esta no es la excepción.

En el caso de Durán, durante varias décadas son muchos quienes han sostenido una rivalidad por el trono latinoamericano con el mexicano Julio César Chávez.

Sin dudas, "J.C." merece largamente ocupar un lugar en el grupo selecto, pero está bastante lejos del panameño a nuestro criterio.

De hecho, no pocos son los mexicanos que piensan que Chávez no ha sido el más grande de los púgiles aztecas. Aunque en materia de estadísticas lo hecho por "J.C." es impactante, en sus 37 combates mundialistas, la mejor marca de todas.

Pero, bueno, el motivo de este artículo no es establecer parangones - aunque estos resulten inevitables a la hora de determinar las jerarquías - sino de hablar de un Durán que el próximo fin de semana ingresará, por fin, al Salón Internacional de la Fama (IBHF, según sus siglas en inglés) de Canastota, Nueva York.

Seguramente, muchos recuerdan que "el Cholo" ya forma parte de un Salón de la Fama.

Eso ocurrió en octubre del año pasado, cuando el panameño fue recibido con honores por el Salón de la Fama Mundial de Los Ángeles (WBHF).

Pero, francamente, y sin que esto menosprecie en modo alguno a Durán, el de Canastota, que es el original, goza de mucho mayor prestigio.

De todas formas, la grandeza de Durán es tal, que tiene asegurado un lugar de privilegio en la historia, más allá de todo.

Durán ha sido un verdadero estandarte para Latinoamérica. Porque si bien es cierto que antes de él ya había boxeadores de la región que habían dejado su huella en el mundo - Kid Gavilán, por caso - "el Cholo" fue el primero en adueñarse del show.

¿Qué significa esto? Que mientras muchos latinos gozaban efectivamente de reconocimiento sólo lograban de vez en cuando algún triunfo histórico. En cambio, a fuerza de un talento y fortaleza naturales realmente incomparables y a un orgullo de peleador de raza como pocos Durán logró convertirse en el primer latino a quien las principales figuras del mundo querían derrotar.

O sea que en su caso la ecuación era la inversa a la de sus antecesores, que llegaban principalmente a los Estados Unidos a lo sumo etiquetados como "rivales de riesgo" o "talentosos contendores".

Por el contrario, desde su segunda pelea en territorio estadounidense, en junio de 1972 - y nada menos que en el Madison Square Garden - Durán venció al escocés Ken Buchanan y no sólo se alzó con el título de los ligeros de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), sino que dejó bien en claro que su triunfo no había sido una casualidad.

Durán había llegado para quedarse. Como la gran figura latinoamericana con sello de protagonista indiscutido.

Tras 13 defensas exitosas del cetro ligero, en enero de 1979 decidió abandonarlo para ir en búsqueda de otros cinturones.

Y en junio de 1980 se consagró como monarca de los welter del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) tras derrotar a Ray Sugar Leonard, la gran figura del boxeo estadounidense de aquel momento y, a la postre, uno de los mejores de la historia.

Cinco meses más tarde, sin embargo, se produciría la gran mancha negra en su carrera, cuando tras el ya tristemente célebre "No más" Durán abandonó en la revancha con Leonard, lo cual le costó críticas despiadadas, hasta en su propio país.

Tres años después, aquella herida comenzaba a cerrarse cuando Durán obtenía su tercer título mundial, el de los súper welter de la AMB, al derrotar a Davey Moore.

A esto le siguieron dos batallas ante los otros dos fenómenos de la época, Marvin Hagler y Thomas Hearns, ante quienes sufrió sendos reveses. Pero la grandeza de Durán era tal que aún en la derrota se hablaba de él como un digno embajador del boxeo latinoamericano.

Todavía habría tiempo para un nuevo logro. Contra muchos pronósticos, en febrero de 1989 "el Cholo" venció a Iran Barkley en la mejor pelea del año y conquistó así el cetro de los medianos del CMB, el cuarto en su carrera.

Tras un serio accidente ocurrido en Argentina en 2001, Durán se vio obligado a colgar los guantes a sus 50 años de edad, cuando daba la sensación de que eso jamás ocurriría.

Atrás había quedado la más grande leyenda del pugilismo latinoamericano.

La que dio pie a que otros se atrevieran a intentar hazañas similares a las conseguidas por él. La que sirvió de incentivo para que tantas generaciones de jóvenes latinos se volcaran a este deporte convencidos de que hacer un buen papel o conseguir un título mundial en la Meca del boxeo no era el objetivo más alto.

La que terminó de conseguir un respeto tan grande de los más poderosos para con los boxeadores latinos, que hoy en día figuran entre los más cotizados.

Todo eso consiguió "el Cholo" a fuerza de puñetazos. Nada más y nada menos. Por eso, Durán ES el boxeo latinoamericano.