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No te confíes, Hatton

Rickey Hatton y José L. Castillo promocionan la pelea. AP

MÉXICO -- No hay que recordárselo demasiado. Él sabe bien que después de esta noche puede hacerse más de noche.

Pero si yo tuviera que encomendarle a un boxeador una tarea difícil, complicada, pesada por no llamarle imposible, no pensaría en otro más que en José Luis Castillo.

El ex campeón ligero del Consejo Mundial de Boxeo tendrá este sábado en Las Vegas lo que podría ser la última llamada de su prestigiosa carrera profesional. Enfrentar al invicto británico Rickey Hatton supone ser la batalla más importante en la vida pugilística del nativo de Empalme, Sonora. Lo es, no cabe la menor de la dudas y Castillo tendrá que estar concentrado y ofreciendo sus mejores golpes y condiciones.

A sus 34 años de edad y con más de 60 peleas profesionales disputadas, Castillo sabe, sin embargo, de qué se tratan esas noches sin retorno en la historia.

"Siento que estoy hecho para eso", me contaba Castillo hace un par de meses en Fort Laudardale mientras veíamos fracasar a su hermano Ricardo Castillo por el campeonato supergallo AMB ante el panameño Celestino Caballero. "Puede perder, tengo un gran riesgo, pero... ¿Qué tal si gano?", agrega al tiempo que enseña una gran sonrisa.

Castillo tiene razón. A lo largo de su trayectoria, ha afrontado ya bastantes veladas donde las condiciones no parecían favorecerle y donde en base a su corazón logró sostenerse de pie y como él mismo dice "a veces ganar y en otras perder", pero siempre significarse como un boxeador atractivo y de gran competitividad.

Superados los problemas de peso, diciendo adiós a la escala de los ligeros donde ya no podia sotenerse, Castillo espera que ahora en los welters juniors pueda mantener su condición de boxeador profundo, llenos de pundonor y capaz de equilibrar aun las situaciones que más les desfavorecen.

Hatton es el favorito en Las Vegas. Además de un estupendo récord invicto, será acompañado por 10 mil entusiastas ingleses y hasta por el delantero del Manchester United, Wayne Rooney, quien saldrá como si fuera su "padrino" al cuadrilátero. Desde su electrizante victoria sobre el ruso/australiano Kotsa Tzsyu, Hatton se ha convertido en uno de los grandes peleadores en divisiones intermedias y espera resolver el tema Castillo para después retar a su compatriota Junior Witter, el campeon welter junior del Consejo Mundial de Boxeo.

Pero Hatton no puede adelantar sus planes. Castillo ha ganado mucha experiencia desde que en el inicio de esta década venció por decisión mayoritaria a Steve Jhonston para hacerse del cetro ligero del CMB. La revancha ante el propio Johnston, sus dos peleas ante Floyd Mayweather Junior, su triunfo ante Julio Díaz y sus enfrentamientos de gran poder y destreza ante Diego Corrales le han convertido en uno de los boxeadores más capacitados en el límite de 135 y 140 libras.

La pelea será mucho más cerrada de lo que todos piensan. Han sido pocos (César Soto, Javier Jaúregui, Julio Álvarez y Diego Corrales( los que han podido presumir de un nocaut sobre el llamado "Temible". Es un hombre que aguanta y que se crece al destino. Es un tipo al que nunca hay que dar por perdido. Es uno de esos boxeadores que sale a dejar la vida sobre el ring.

También, sea dicho de paso, habrá que reconocer que Castillo supo "respirar" y "transitar" en una época donde justo en ese peso el boxeo mexicano e internacional suspiraba por la clase y estilo de Julio César Chávez. Existir o mantenerse en el mismo nivel que el legendario Chávez no es una tarea sencilla.

Me gusta su sinceridad, me gusta su alegría, me gusta su madurez y me gusta su sonrisa, una sonrisa que puede espantar a cualquiera, incluso a un Hatton favorito, crecido y rodeado de hooligans.