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Arrancacorazones

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BUENOS AIRES -- Al campeón le faltan el respeto en su casa, con tres goles en media hora. La noche de terror empieza a mejorar con el primer grito y la expulsión del arquero rival.

Llega otro descuento y el joven debutante ahoga la igualdad al atajar un penal. Se llega al empate recién a cuatro minutos del cierre y cuando la visita ya levantaba la bandera blanca, llega el éxtasis absoluto con el tanto del triunfo en tiempo de descuento.

El resumen de la película ya merece un Oscar. El guión que pudo haber sido una ficción multipremiada de Alfred Hitchcock fue en verdad una escena de la vida real futbolera.

Es imposible abstraerse para contar un partido histórico. Si hasta los que se jactan de ser fríos analistas deben haber sentido un cosquilleo especial. La magia del fútbol regaló 90 minutos de emociones en el 4-3 de San Lorenzo a Racing. A partir de este momento, la explicación de lo sucedido, asumiendo que es inevitable caer en lugares comunes.

CUANDO PARECÍA DE RACING...
La señal llegó rápido. Mala salida de Orión, presión de Sava y falta del arquero sobre Avalos, que le costó la amarilla. De ese tiro libre llegó el desvío involuntario de Aureliano Torres, que abrió el marcador.

Al ratito, efectiva conexión paraguaya: centro atrás de Salcedo y potente definición de Avalos para el 2-0 de La Academia. El tercero no tardó en llegar: bombazo de Pellerano desde afuera del área, que se incrustó en el ángulo derecho. Golazo.

3-0 en 28 minutos. Se le podía dar la razón a Costas con eso de que su equipo está para campeón... ¿Sorpresa? No tanto porque a Racing le salían todas y a San Lorenzo ninguna.

Sin embargo, el Ciclón descontó a los 37. Contraataque de la Gata, apertura para Silvera y remate cruzado a la red.

Y dos minutos después, el punto de inflexión. Tras un bochazo largo, Yacob se la dejó a Campagnuolo y el arquero la tocó con la mano afuera del área, amenazado por Silvera. El árbitro no dudó y lo expulsó. Se sacrificó a Sava para que Martínez Gullotta haga su debut en Primera.

CÓMO LO GANÓ SAN LORENZO
Ramón Díaz asumió el error. Si bien Menseguez tuvo una presentación más que auspiciosa, haber dejado afuera a Rivero descompensó el medio. Y vaya si Racing lo aprovechaba.

Por eso lo puso en el complemento y pasó a defender con tres. Y en 120 segundos, el Burrito desbordó por derecha, metió el centro y Silvera la cabeza para el 2-3. Faltaba una eternidad y Racing jugaba cada vez más cerca de su arquero.

Parecía que Martínez Gullotta iba a ser el héroe del film cuando le detuvo el penal a Fernández. Sin embargo, tenía que trabajar bastante para quedarse con el papel principal.

Perdido por perdido, Díaz metió a Romeo por Tula. "¿Asi que ponés otro delantero? Bueno, yo pongo otro defensor", habrá pensado Costas, que cambió a Cáceres por Pellerano para que saque todo de arriba.

En San Lorenzo también entró Bilos para profundizar por las bandas. Ferreyra, de muy buen partido, llegaba al fondo por izquierda, Rivero por derecha. El campeón iba y Racing se defendía como podía. Hasta Costas, alma de defensor, se moría por entrar a rechazar.

El tiempo empezó a correr cada vez más rápido, creció la tensión. El partido se puso picante, hubo cruces, pierna fuerte. Se jugaba en campo visitante pero había espacios para una contra. Palo y palo, de área a área. La tuvo el ingresado López pero definió mal.

Hasta que a los 41, un centro de Bottinelli por izquierda fue conectado de palomita por Romeo para el 3-3. Parecía el cierre pacífico. Había sido un tiempo para cada uno. San Lorenzo podía llevarse más por su voracidad. Racing no merecía irse con las manos vacías por su entrega absoluta, pese a que en el complemento se tuvo que resignar a no jugar.

Sin embargo, en el primero de los tres minutos de descuento, un nuevo centro de Rivero por derecha, pifia de Cabral que descoloca a Martínez Gullotta y oportuna aparición de Romeo para empujar en la línea.

Si algo le faltaba a esos corazones agitados era ver cómo el Piojo amagó con el 4-4, en una jugada invalidada por offside. Hubiera sido demasiado para los cardiólogos de guardia.

Cuando ya no quedó tiempo para más, una explosión retumbó en el Bajo Flores. Fue el desahogo del pueblo azulgrana, pecho inflado, orgullo de campeón y nuevo capo en el historial del clásico. Suena también el dolor de la gente de Racing. Se escapó un partido increíble y encima preocupa el promedio. Una puñalada directa al corazón.

La próxima avisen, así no hay cuerpo que aguante.