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De La Habana a Carolina

De La Habana a Carolina. Del Almendares a las Águilas Cibaeñas. De Monte Irvin a Miguel Tejada. La Serie del Caribe ha hecho un largo recorrido lleno de altibajos e instantes de gloria, desde 1949 al 2007. Este año llegará a su quincuagésima edición.

El torneo que por primera vez en la historia acogerá Santiago de los Caballeros fue alguna vez el sueño de dos visionarios, debió superar severas crisis y aún hoy plantea el reto de una revisión que permita la entrada de nuevos países y, posiblemente, el cambio en el formato de competición.

La justa también ha sido el escenario para que las principales figuras de la pelota profesional de Cuba, México, Panamá, Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela muestren su talento en defensa de los colores de su país, acompañados por incontables estrellas del norte que pasaron por el clásico antes de llegar a Cooperstown.

LA IDEA NACIÓ EN CARACAS

La cita nació, curiosamente, como un duelo de clubes campeones, aunque ha devenido algo distinto, en cierto modo, aún sin cambiar del todo el carácter original que plantearon los venezolanos Oscar Prieto y Pablo Morales.

Aquel fue un dúo especial en los anales de este deporte en la región. En menos de tres años, Prieto y Morales pasaron de echar las bases de esta justa anual a fundar al equipo más ganador en el circuito de su país: los Leones del Caracas.

La célebre pareja ganó fama por su habilidad en los negocios y frente a los micrófonos. Y con la inspiración que les dejó la celebración de la Serie Interamericana, un torneo que enfrentó en el viejo estadio de San Agustín a equipos de México, Estados Unidos, Cuba y Venezuela, entre 1946 y 1950, el par de socios convocó en Miami la creación de un torneo que pusiera a jugar frente a frente a los equipos campeones de las ligas integrantes de la Confederación del Caribe.

Durante 11 años, la primera etapa de esta competición contó con la participación de cubanos, boricuas, panameños y venezolanos. La Habana fue la primera sede, en 1949, y el legendario Almendares de Fermín Guerra, el primer campeón, en el Grand Stadium del Cerro.

La gran Antilla fue también el gran animador de los tiempos fundacionales. Los últimos cinco títulos fueron a dar a la isla. Pero la desaparición de la pelota profesional en Cuba, tras la llegada de la revolución, dejó la reunión sin uno de sus animadores y la serie se canceló.

RESURGIR EN 1970

Una década, exactamente, duraría esta primera gran crisis, que por poco da al traste con el proyecto de una liguilla regional, hasta que en 1970 renació, en una segunda etapa que dura hasta hoy.

República Dominicana y casi de inmediato México se sumaron a Puerto Rico y Venezuela, para refundar el evento y darle las características que tiene actualmente. Se rescató la idea de rotar la sede entre los países miembros de la confederación, aunque hubo altos y bajos, especialmente por motivos económicos: en 1981 no hubo torneo, y al retomarse, fue casi como un paria, en busca de un lugar donde radicarse. De no ser por los esfuerzos de la Liga del Pacífico Mexicana, que organizó cuatro de los ocho topes disputados entre 1982 y 1989, la idea ha podido desaparecer nuevamente.

Un experimento para probar a Miami como sede permanente sólo duró dos años. Los aztecas volvieron a ofrecerse para montar las citas de 1992 y 1993, aunque un año después empezó, lentamente, una era de estabilidad.

La aparición del Dream team boricua, en 1995, y el surgimiento y caída del Equipo de ensueño quisqueyano, en 1996, añadieron sal a la justa. Grandes patrocinantes fueron sumándose a finales de la década y hoy es casi impensable prever la desaparición del proyecto, incluso a pesar de la ausencia de Venezuela en 2003, debido a la situación política del país suramericano, y de Puerto Rico ahora, por causa de la cancelación de su circuito invernal.

Las más notables estrellas de su tiempo han pasado por la Serie del Caribe: panameños como Héctor López; cubanos como Orestes Minnie Miñoso, Camilo Pascual, Pedro Formental y Diego Seguí; mexicanos como Héctor Espino, Vicente Romo, Fernando Valenzuela y Francisco Paquín Estrada; boricuas como Víctor Pellot, Luis Rodríguez Olmo, Juan González y Carmelo Martínez; dominicanos como Ricardo Carty, Manny Mota, Sammy Sosa y Miguel Tejada; venezolanos como David Concepción, Antonio Armas, José Carrao Bracho y Luis Camaleón García.

Los principales ídolos caribeños de su tiempo se han visto las caras en el duelo anual, incluyendo inmortales de la gran carpa: el gran Roberto Clemente, Rod Carew, Luis Aparicio, Orlando Peruchín Cepeda, Monte Irvin, Willie Mays, Juan Marichal, Mike Schmidt. La lista es larga y atractiva.

Cuba, con siete títulos de 12 posibles en la primera etapa, y Dominicana, con 16 en 37 ediciones de la segunda, han sido los reyes hasta ahora. En el ínterin, Puerto Rico se las ha ingeniado para cargar con 14, Venezuela con seis, México con cuatro y Panamá, que no ha vuelto al redil, se quedó con uno.

Nueve veces han ganado los Tigres del Licey. Cinco los Cangrejeros de Santurce y las Águilas Cibaeñas.
Esta quincuagésima edición reunirá a liceistas y aguiluchos, en una rara ocasión de ver dos grandes rivales de la región frente a frente. Pero su presencia juntos es el fruto de la crisis generada por la cancelación del circuito en la Isla del Encanto.

Recuperar a Puerto Rico es el nuevo reto de la Serie del Caribe, junto con la integración de Colombia y Nicaragua, muy próxima a ocurrir, para así dar nuevo lustre a lo que un día, a finales de 1948, fue solamente la visión de dos soñadores.