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Los Sopranos del fútbol mexicano

BRISTOL -- Cuauhtemoc Blanco tiene razón, pero dentro de su "escalafón del mal" que agobia al fútbol mexicano sólo le faltó decirnos en qué sitio debemos colocar a su propio representante y promotor.

"Sabes que en el fútbol hay mucha mafia, hay representantes que obran mal por tener dinero, por ambiciosos", dijo Blanco en a la televisora Fox Sports. "Eso es lo que molesta al fútbol mexicano y que las directivas, tanto de América como de otras directivas (sic) se dejan influenciar, lo digo de frente, son dos personas que se llaman Carlos Hurtado y Memo Lara, que le están haciendo muchísimo daño al fútbol mexicano y hasta que uno no les ponga un alto y no les abra las puertas de su club, que se las cierre, yo creo que va a cambiar mucho el futbol mexicano."

Lentamente, porque los intereses agobian pero el fútbol mexicano parece abrir los ojos ante uno de sus problemas más graves y profundos. La actuación de poderosos promotores --Hurtado y Lara-- que controlan entrenadores, equipos, directivos, periodistas, árbitros y políticos termina siendo una gran mafia, un grupo que delinque y que gana grandes cantidades de dinero manejando casi a su antojo el derrotero del fútbol mexicano.

Hurtado, "todo poderoso", avecindado en Miami y que gusta de vivir en el anonimato, en la oscuridad, se ha convertido en uno de los personajes más influyentes del fútbol mexicano. Y Lara, persona non-grata para la Federación Mexicana de Fútbol, pero amigo personal del presidente de esa entidad, Justino Compeán, ha acumulado tal riqueza que hace un par de meses aparecía escondido tras un grupo de empresarios brasileños de dudosa procedencia con la intención de comprar al Puebla. Lara también fue acusado de falsificar documentos y Hurtado vende y compra jugadores, hace y deshace equipos y establece vínculos con los poderes más sagrados del fútbol mexicano. Es amigo de dueños de medios de comunicación y amenaza a quién se le ponga enfrente.

Ninguno de los dos está registrado como promotor ante la FIFA y los dos son amigos y socios de la mayor parte de los dirigentes que controlan al fútbol mexicano.

Por años los dos fueron enemigos y cada uno defendía "su territorio" como si se tratara de un algún cártel de la droga. Hace poco, decidieron trabajar juntos y hacer negocios para el beneficio común.

Como si fuera una película de mafiosos, Hurtado y Lara están ahora molestos porque otro promotor se les ha metido en el camino, controlando a jugadores de peso --Blanco-- y con ciertos privilegios en la selección nacional. José Manuel Sanz, apoderado de Cuauhtémoc y que también trabaja con el entrenador nacional, Hugo Sánchez.

Hay una "guerra" en las calles del fútbol mexicano. Se están peleando por las posiciones, por los mejores negocios, por los favores, por el poder y por los equipos.

Hurtado y Lara son ahora la voz mandante del fútbol mexicano, pero Sanz, quien ha dejado de ser representante de Hugo Sánchez para convertirse en su socio, tiene una influencia directa sobre la selección nacional y sobre los jugadores más importantes. Es indudable que esta ganando terreno.

Sanz quiere meterse a un círculo cerrado y para ello utiliza a Cuauhtémoc Blanco para que lance un grito desesperado en torno a lo que pasa en el fútbol mexicano.

Cuando todo este tema se despeje --si llega a despejarse-- se despejaré el panorama delictivo que incluye jugadores, equipos, entrenadores, directivos, medios, árbitros y políticos.

El fútbol mexicano es territorio de "Los Sopranos", con Hurtado y Lara soportando ahora los embates de Sanz.