<
>

Afinando la máquina

BUENOS AIRES -- No sólo los años que lleva en el fútbol lo han convertido en el referente del plantel. Quizás ese sea un condimento anecdótico al lado de su claridad de conceptos, de su facilidad de palabras para expresar lo que piensa. Con el infaltable termo debajo del brazo y mate en mano, Sebastián Abreu aceptó prenderse en una charla con ESPNdeportes.com.

-Toda llegada de un nuevo técnico supone una renovación del ambiente, ¿es el caso de River?
- Sí, normalmente el inicio de cada temporada te lleva a eso y el cambio de entrenador también, se renuevan las ilusiones, así que estamos expectantes por lo que puede ser este inicio en la pretemporada. Ahora hay que buscar consolidar rápidamente la idea que tiene Pipo.

-¿La mala campaña del semestre pasado potencia esta sensación de ansiedad?
-Siempre es la misma, esto es River y se sabe que, saliendo campeón o yéndote mal, la obligación es ser protagonista, pelear el campeonato. En el torneo que jugás, tenés que llegar hasta las últimas instancias con chances, en eso no cambia.

-Por ahí la diferencia con respecto a la última parte del año pasado es que vos te podrás involucrar más porque ya sos parte nuevamente del plantel...
-Deportivamente sí. Después, en el integrarme al grupo nunca se modificó. Mentalmente tampoco. Lo único diferente es que no podía participar y eso me incomodaba, estaba en una situación diferente al resto pero no se podía modificar.

-¿Cambia ahora tu relación con Gorosito con respecto a la que tenías cuando eras compañeros suyo?
-No, es la misma porque siempre nos manejamos con respeto, con códigos, eso no va a cambiar ahora. La única salvedad es que hoy es el entrenador, nos da las indicaciones y nosotros tratamos de cumplirlas al máximo.

-¿Se le puede hacer alguna broma igual o tendrás que mantener distancia?
-No, por la forma de ser que tengo nunca hice bromas que se pasen del límite, así que en ese sentido no hay diferencias.

-En su época de San lorenzo él se apoyó mucho en los grandes, en los referentes, ¿pensás que en esta oportunidad será lo mismo, trataron el tema?
-Eso no es algo que se hable, es lógico que todo plantel necesite de los de mayor experiencia para colaborar con aquellos que son más chicos, con los que suben a primera. Hay que empezar a hacerles entender qué es River, el fútbol profesional, todo lo que implica, las necesidad que tiene este club, ayudarlos después cuando lleguen los trabajos tácticos a que tengan un mayor entendimiento, pero son cosas naturales que suceden en todos los planteles.

-La competencia de los número nueve va a ser bastante reñida porque hay muchos jugadores en ese puesto.
-Sí, va a estar muy lindo, eso te lleva a mantenerte al máximo. Uno, que tiene selección por delante, el hecho de participar de esa competencia lo lleva no sólo a responder en el club, sino también a hacerlo en el seleccionado. Habrá que estar en excelentes condiciones.

-Vos que observaste el semestre desde afuera, ¿hiciste algún análisis de por qué saltaron de primeros a últimos?
-Lo que pasa que hablar desde afuera es como hacerlo con el diario del lunes. Las cosas uno las vive o las percibe cuando las puede tener como una experiencia propia. Al estar al margen, el análisis puede ser muy diferente a lo que es la realidad.

-Esta bien, pero para encontrar el camino de un cambio se debe realizar algún estudio de lo sucedido...
-Seguro, pero a mi me gusta analizar las cosas cuando percibo todo desde adentro, les puedo ver las caras a mis compañeros, estando afuera todos podemos tener la misma sensación. Es cierto que tengo la posibilidad de estar en el vestuario, pero en la cancha la historia se modifica mucho.

-Te cambio la pregunta entonces, ¿te llamó la atención, como a todos, ese cambio abrupto?
-Sí, porque interpretaba que había un plantel competitivo, pero los resultados fueron llevando a que se generase esa psicosis negativa. Había partidos en los que jugábamos bien, nos convertían un gol y tirábamos abajo todo lo hecho. Esto se dió en forma continua hasta que finalizó el campeonato, ahí se debió limpiar la mente para la próxima temporada. En definitiva es lo que deseábamos para dejar de pasar el día a día con ese tipo de acontecimientos.

-Ahora el cupo de incorporaciones es muy pequeño, ¿con mínimos retoques se puede modificar esto?
-Claro, el jugador que viene a River no es porque se lo han regalado, tendrá sus condiciones, después deberá adaptarse y explotar sus virtudes. Este es un plantel competitivo y debemos volver a tener esa mentalidad, esa confianza a nivel equipo que logramos cuando estaba el Cholo.

-¿Se observará un equipo más vistoso o priorizarán el orden?
-Eso no lo sé, recién estamos por la tarea física. La idea de Pipo es que sea un equipo que tenga todo, que a la hora de la pelota dividida se haga sentir, que presione y que juegue. Ese es el ideal, ojalá lo podamos alcanzar.

-Volviendo al semestre pasado, la mala campaña dejó algunas secuelas, una de ellas es la baja de Eduardo Tuzzio. ¿Pagó él los platos rotos?
-No sé si los pagó, pero como amigo me hubiera encantado que estuviera acá. Lo considero un referente importante para el grupo. Su ausencia se va a sentir. Se ocupa de cosas que pocos observan.

-¿Cuáles?
-Pelea por el grupo y por jerarquizar la institución. Cuestiones que nadie se entera o quizás no le interesan, él es de fijarse, por ejemplo, cómo están las canchas, los gimnasios y cuestiones que hacen al bienestar del grupo. A mí me hubiera gustado que se quedara, pero conozco las reglas hoy en día...

-¿Qué reglas?
-Antes, los planteles se armaban con un gran porcentaje de jugadores grandes. Hoy, el setenta por ciento son chicos, el veinte son intermedios y el resto somos los grandes. Creo que eso hace que se vuelva difícil el equilibrio psicológico del grupo, porque los chicos tienen su forma de pensar, sus manejos y, a veces, te desbordan. Que se haya ido un referente se va a sentir, pero ya es una decisión tomada y lo lamento un montón. Le deseo lo mejor, porque va a seguir jugando, tiene mucho para dar, y los que nos quedamos trataremos de dar lo mejor por River, por ayudar a los jóvenes que interpreten lo que es el club.

-¿Es difícil manejarse en un plantel tan joven?
-Y sí, los chicos tienen que madurar de golpe y quizás no están preparados. Para eso se necesitan los grandes y más cuando hay muchos chicos como ahora. Se da algo parecido a lo que me pasa con los gemelos: llora uno, lo voy a atender y se pone a llorar el otro, entonces no sé para que lado correr. Acá no son bebés, pero hay que estar cerca de ellos. Uno no sólo piensa en lo deportivo, sino también para el futuro. Ojalá pueda darles una mano para crecer.

-Gorosito trabajó en varias oportunidades con un psicólogo como parte del cuerpo técnico, ¿qué te parecería si lo implementaran en River?
-Si es un psicólogo que jugó al fútbol, yo le abro las puertas porque sabe cómo comemos, cómo vivimos, cómo nos levantamos, cómo vamos al baño, cómo pensamos, entonces nos puede aportar mucho. En cambio, si es un psicólogo cualquiera, es más social, no tanto para el fútbol. Igual, uno no le cierra la puerta a nadie, si el cuerpo técnico lo decide, veremos que pasa.

-Entonces para vos tendría que ser un jugador que se haya recibido de psicólogo.
-Sí, y los hay, muchos que han estudiado, yo ya tengo uno en vista para cuando sea técnico.

-¿Quién es?
-Eso no lo voy a decir porque me lo van a sacar, viste como son las cosas en el fútbol (se ríe)...