Marcos Maidana siente desazón. Viajó a Alemania con sus sueños de campeón a cuestas y se trajo una derrota ante el monarca superligero de la AMB, Andreas Kotelnik que, para muchos, es muy cuestionable.
Por eso, el argentino, hombre de muy pocas palabras, esta vez salió a hablar, para expresar su bronca. En la redacción de ESPNdeportes.com, El Chino contó sus sensaciones luego del gran combate del sábado último en Rostock.
"Yo no soy un tipo de hablar mucho. Nunca lo fui. Pero esta vez estoy con mucha bronca, porque sé que con Kotelnik no perdí. Cuando terminó la pelea estaba frustrado por no haber podido noquearlo, pero de todos modos sabía que había ganado, aunque admito que la pelea fue pareja", cuenta.
"Pero también sabía que los fallos siempre son localistas en estas circunstancias. Y así fue, nomás", agrega el argentino.
A su regreso a casa, Maidana inmediatamente pidió el video de la pelea.
"Ví la pelea dos veces y cada vez estoy más convencido de que gané. Porque le pegué en mayor cantidad y le hice bastante daño. En el noveno asalto se me escapó por poco. Y en el último también lo tuve sentido, por ejemplo. Ojo, yo no estoy diciendo que fue un gran robo, pero esa pelea la gané", afirma el nativo de Santa Fe.
Claro, al margen del resultado, Maidana sabe que cometió errores que le impidieron demostrar una superioridad concluyente.
"Es cierto que las cosas no salieron como pensaba. Primero, porque Kotelnik es un gran boxeador. Es muy sólido, aguanta, tiene una guardia muy buena y es rápido. Quizás me faltó serenarme más en algunos momentos y elegir mejor los golpes. También puede ser que en algunos pasajes bajé las manos y me comí algunos contragolpes", relata.
"Pero lo concreto es que nadie puede dudar de que fui yo el que dominó toda la pelea y el que hizo más daño", agrega al respecto.
Curiosamente, un sector de la prensa de su propio país, que siempre destacó a Maidana como el gran prospecto de los últimos años, afirma ahora que quizás no estaba preparado para un compromiso de esta envergadura.
Decimos curiosamente, porque desde que el Chino se aseguró su chance mundialista, hace dos años, en una eliminatoria ante el panameño Miguel Callist, ellos mismos se preguntaban con insistencia cuándo finalmente le iba a tocar la oportunidad. De hecho, algunos llegaron a decir que nunca se la iban a dar.
Otros dicen que Maidana no había enfrentado oposición de nivel antes de Kotelnik. La pregunta es quién hubiera sido el rival adecuado para este fin. Porque, por un lado, un tremendo noqueador como Maidana difícilmente tenga problemas con doblegar con cierta comodidad a boxeadores de segunda línea mundial. Por el otro, con una chance por el título asegurada, ¿qué sentido tendría realizar una "prueba" ante un rival de primer nivel?
El planteo no resiste análisis para cualquiera que entienda medianamente cómo es el mundo del boxeo. Excepto para periodistas improvisados – por ejemplo, quienes hicieron análisis previos sin siquiera haber visto una sola pelea de Kotelnik – que suelen hablar con el diario del lunes.
Pero veamos qué opina el propio Maidana al respecto.
"El que diga que yo no estaba preparado para una pelea de título mundial no me conoce. Es cierto que nunca había peleado a 12 asaltos, pero como habrán visto, llegué en las mejores condiciones y terminé llevándome por delante a Kotelnik hasta en el último round. Además, ¿acaso (Víctor) Ramírez no ganó un título mundial con 15 peleas, ninguna fuera de Argentina y sin ningún rival de peso? Que yo sepa, nadie dijo nada sobre eso. Muchos periodistas hablan con el resultado puesto, me parece", afirma Maidana.
Con respecto a su futuro, el Chino parece estar ya mismo en la cuenta regresiva rumbo a su objetivo: una revancha.
"Yo sé que si la AMB revisa el video de la pelea se darán cuenta de que no perdí. Lo que quiero es una revancha con Kotelnik, lo antes posible. Si por mí fuera pelearía mañana mismo, porque terminé entero. Pero me parece que Kotelnik no podrá pisar un gimnasio por un tiempo. Ojalá se haga justicia. Yo no soy un llorón, pero esa pelea no la perdí", concluye.