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Historias mínimas

Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

Teléfono para Maria
Entrada la segunda semana en Melbourne Park, Maria Sharapova reveló una de las claves que cambió su rumbo en el torneo: la llamada de Yuri, su padre y exentrenador, luego de la dramática victoria en segunda ronda ante Alexandra Panova, donde la N°2 del mundo estuvo 1-4 abajo en el último set, salvando dos match points en el camino.

¿Qué tipo de diálogo fue? Lo aclara la protagonista: "Una charla que no me gustaría tener demasiadas veces en un torneo". "Voy a dar la versión agradable -siguió, ante la consulta de la prensa-: fue algo así como 'Esto es inadmisible. Es mucho más sencillo llevar una vida tranquila en casa. Deberías probarlo. No sé para qué aguantas tanto sufrimiento por nada. Haz las cosas más fáciles'. Fue un aviso de que debía rever unas cuantas cosas".

Tal vez el trato suene antipático. Para Maria, era lo que necesitaba: "Creo que tenía toda la razón. Estaba gastando más energías de las que debía. Tenía que ser más inteligente. En el fondo, a veces uno necesita escuchar eso, porque es lo que nadie te dice. A mí me ayuda y es algo que aprecio de mi equipo: la crítica positiva".

"Me gusta la gente que es frontal y honesta -agregó-. No necesito que me digan 'Eres la mejor, vas a recuperarte en la próxima'. Cuando juegas un partido horrible, juegas un partido horrible. Ve y haz lo que tengas que hacer para revertir las cosas, porque así no vas a ganar el torneo...".

Madurar, ¿para qué?
De 0 a 100, y de nuevo a 0. Así pueden graficarse los vaivenes de Nick Kyrgios en cancha. Capaz de todo lo bueno: triunfos destacados, jugadas que levantan al público, mentalidad ganadora. Y de lo no tanto: enojos, raquetas al suelo, lapsos donde cede ante la necesidad de dar espectáculo y se va de partido. El australiano es un combo enredado en una premisa: "Va a ser un gran jugador cuando madure". Pero tal vez eso no suceda pronto...

"Sé que a mucha gente no le agradan mis actitudes. Todos los días leo comentarios de gente que dice 'Este chico tiene que crecer'. Pero ya no me molesta. Antes sí, quería complacer a todo el mundo. Hoy entiendo que eso no es posible y simplemente hago lo que siento", aseguró el jugador en diálogo con la prensa local.

"La verdad, ni sé si voy a madurar cuando tenga 23 o 24. Mi hermano tiene 28 y parece de mi edad. De todos modos, sí, dentro de la cancha soy un showman, me gusta que la gente disfrute lo que ve. Tampoco creo que haya nada de malo en eso. Pero fuera de pista no soy el mismo tipo enojado e inflexible. Creo que ser un buen chico, inteligente", añadió el australiano.

"Crecer en el centro de la escena no es fácil", lo defendió Murray, con quien cambió palabras de elogio tras el duelo de cuartos. "Andy sabe la clase de presión que hay que soportar -retomó Kyrgios-. Aquí ya todos hablan de la nueva generación. Yo soy la clase de persona que lee todo, y estas semanas se me hizo difícil sobrellevar eso".

Contenido explícito
Tomas Berdych y Andy Murray tienen todo para configurar un clásico paralelo en los próximos años de circuito. Historial parejo, triunfos repartidos en distintas superficies, la presencia de Daniell Vallverdú (histórico colaborador del escocés) en el cuerpo técnico del checo... Y ahora habrá que sumarle un ingrediente extra:

Durante el tenso duelo de semifinales en el que prevaleció Murray, las cámaras del partido capturaron a Kim Sears, novia de Andy, en una descarga particular: puño apretado, palabras al viento y una mímica que parecía encerrar más de un término subido de tono contra el banco rival.

La prensa británica fue más allá y se valió de distintos expertos en lectura de labios para dar con el mensaje encriptado. ¿La conclusión? Algo así como "Toma eso basura checa", para seguir en la línea de "la versión agradable" de Sharapova.

"Cuando los medios crean tanta tensión en torno a algo es lógico que pase algo así", disparó Murray en defensa de su novia. Y detalló: "Ya después de mi partido de cuartos me preguntaron más por Dani que por el encuentro que acababa de jugar. Fue incómodo para todos. Hasta Tomas, que nunca habla, dijo algunas cosas durante un cambio de lado".

Lo cierto es que en la final ante Djokovic, Sears tuvo la última palabra. Y sin abrir la boca: desde su lugar, apareció vistiendo una remera con el sello estampado de "Control parental" y la advertencia respecto a la presencia de "contenido explícito". Game, set & match para la inglesa.

Halep, Nastase y la inspiración
Su gran despegue se dio en 2013 y logró el salto de calidad para instalarse en la elite en 2014. Tras el gran año pasado, con picos en las finales de Roland Garros y el Masters, más las semis de Wimbledon, Simona Halep había empezado 2015 con el título de Shenzhen. Por eso, las expectativas en Australia eran muy altas y se esfumaron con la caída en sets corridos ante Ekaterina Makarova en cuartos de final.

Pero la eliminación llegó con un plus: críticas por falta de ganas. Es que el 6-0 del segundo parcial en favor de la rusa disparó una polémica sobre la motivación, donde entró la figura de Ilie Nastase, pieza histórica en el tenis rumano y doble ganador de Grand Slam.

Halep no le dio demasiadas vueltas al asunto: "Había practicado bien, pero estuve muy estresada antes del partido. Tuve un mal día, ella jugó muy bien y mereció ganar. Sólo queda esperar el próximo torneo". Y agregó: "No puedo decir que perdí por sentir presión; sí tenía estrés, no sé qué me pasó. No supe manejar la situación y pelear bien, quizá por eso perdí así el segundo set".

Consultado por la sorprendente salida de su compatriota, Nastase graficó que para él la cuestión mental nunca era problema: "Yo jugaba sin entrenador y rendía. Me motivaba mirando a mis hermosas novias. Jugaba para ellas". Y ya con un tono más serio, completó: "Es bueno tener un coach, manager, tu familia, pero sólo uno puede ayudarse a sí mismo cuando está en la cancha".

Keys, con ayuda especial
Casi 20 años y una actuación histórica en Grand Slam. La estadounidense Madison Keys, que venía como una novata en ascenso, se destapó definitivamente en el Abierto de Australia, hizo semifinales y contó a quién le atribuye este presente. "Lindsay me ayudó mucho, es muy importante para mí. Ella es parte de la razón por la que hoy disfruto esto que viví en Melbourne", contó la pequeña, elogiada por Serena Williams por el equipo de trabajo que formó.

Para ella, sumar a Davenport, ex Nº1 del ranking WTA y tres veces campeona de Grand Slam, fue una inyección anímica. Y resultó clave a la hora de vencer a su ídola, Venus, exrival de su entrenadora. "Ella me explicó bien qué podía pasar en el partido y, en especial, que no podía tener pánico. Era fundamental concentrarme en mi juego y ponerle presión, sin pensar en quién era mi adversaria", contó la ahora Top 20.

"Me aporta mucho en cuanto a la motivación", agregó Keys. De hecho, la propia Davenport, siempre cultora de un perfil muy bajo, comentó algo de lo que le transmitió: "Le dije: 'Sabés que sos mejor que tu ranking y podés estar entre las 30 mejores'. Le expliqué que es clave creer en una misma y que se vendrían cosas grandes en cualquier momento. Por suerte le fue tan bien ahora en Melbourne".

Para Keys, estar en los grandes torneos es único, lo que le genera, a su vez, nerviosismo por estar cerca de los jugadores a los que admiró desde niña. Ella aseguró que se fue adaptando, pero hay una excepción: "La única persona a la que todavía me cuesta tratar es Roger Federer". Agradecida, la estadounidense elogió a Davenport por su aporte también en el gran triunfo sobre Petra Kvitova y en el planteo en la caída ante Serena. Y contó detalles de la relación laboral, que también sabe entender: "Sé que Lindsay tiene su vida, con cuatro hijos menores de ocho años y compromisos con transmisiones de televisión. Estamos muy bien así".