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Pep Guardiola, camino a Manchester

“Si Guardiola decide irse, no se acabaría el mundo”. Tantos meses regalándole los oídos y ofreciéndole la renovación, casi las llaves del club, para, de pronto, proclamar que hay vida más allá de Pep Guardiola. Lo dijo, el último jueves Karl-Heinz Rummenigge, presidente del Bayern y sus palabras provocaron una tormenta que nadie adivina cómo puede acabar.

De momento el rumor que coloca al entrenador catalán en el banquillo del Manchester City ha regresado al primer plano. No será inmediatamente, por mucho que Khaldoon Al Mubarak, presidente de los Citizens, le entregaría su reino si fuera necesario… Pero el acercamiento de Guardiola a Manchester puede empezar a considerarse un hecho.

A Pellegrini lo mantiene con vida, deportivamente hablando, el carácter de Pep. Pareciendo un sinsentido, tiene una lógica abrumadora. La salida del chileno de Manchester se dio por hecha a la conclusión de la pasada temporada, pero el club inglés no encontró a ningún entrenador de primer nivel dispuesto a firmar por un solo año. Estuvo cerca de hacerlo Benítez… Pero la llamada de Florentino le condujo sin dudarlo al Real Madrid.

Guardiola firmó tres años con el Bayern y ese contrato acaba en junio de 2016. Durante muchos meses el club alemán persiguió prolongar la permanencia de Pep, pero en los últimos tiempos la situación ha dado un giro absoluto y de acuerdo a lo que se puede contemplar alrededor del Allianz Arena la salida del catalán es poco menos que un hecho. Cuando acabe su contrato, eso sí. Porque Guardiola no es de arrojar la toalla antes de tiempo.

En Múnich hace tiempo que se acabó la luna de miel con Pep Guardiola. La felicidad comenzó a sufrir vías de agua con el enfrentamiento entre el entrenador y Mario Mandzukic en la primavera de 2014 y las amargas declaraciones del croata en contra del catalán encontraron comprensión en un vestuario que guardó silencio, pero cuyos principales jugadores entendieron que su relación con el técnico no iba a ser tan idílica como habían pensado.

LAS ESENCIAS

La pasada temporada acabó con un enfrentamiento entre Guardiola y Thomas Müller en el Camp Nou, que se reprodujo en la pretemporada, a gritos según el diario alemán Bild. El propio jugador dio la voz de alarma tras el fichaje de Vidal, recordando que el Bayern debería “mantener las esencias alemanas” y Ottmar Hitzfeld, ex técnico del club, expresó su preocupación si en el vestuario “se habla más español que alemán”.

A ello se le sumó la marcha de Schweinsteiger, las quejas de Götze a través de su representante y las críticas que se suceden de Beckenbauer. Y la advertencia en los medios alemanes del cambio que se ha producido en el Bayern desde que el entrenador catalán se puso al frente. Han llegado seis futbolistas desde extranjero, además de Lewandowski, polaco e incorporado del Borussia Dortmund. Antes que Vidal, el club fichó a Douglas Costa del Shakhtar y el pasado año llegaron Bernat desde el Valencia, Xabi Alonso del Real Madrid, Benatia de la Roma, Reina, que ha vuelto al Nápoles tras una temporada cuanto menos extraña, y Thiago Alcántara, fichado al FC Barcelona en el verano de 2013.

En paralelo, del Bayern se marcharon Mario Gómez, Toni Kroos, Diego Contento y Bastian Schweinsteiger, con lo que la personalidad germana del equipo ha quedado más que en entredicho. Y en el entorno del club esa circunstancia ha comenzado a ser criticada. No solo porque el Guardiola amante de la cantera en Barcelona haya desaparecido en Múnich, sino porque a pesar de invertir cerca de 140 millones en fichajes, Real Madrid y Barça le aplastaron en Europa consecutivamente.

Ante todo ello, el ex entrenador del FC Barcelona ha comprendido que su etapa en Alemania ha acabado. Si en Barcelona se “vació”, en Múnich se ha “desgastado” su relación con los pesos pesados del vestuario, con el entorno y hasta con los dirigentes, como plasmaron las declaraciones de Rummenigge. A todo ello, la llamada del Manchester City es la solución ideal. Y según se afirma desde Inglaterra la más lógica ante el futuro inmediato.

El club inglés mantendrá a Pellegrini en la media de lo posible hasta mayo de 2016 (aunque la goleada encajada frente al Real Madrid no le ayuda precisamente) y entonces se pondrá en manos de Guardiola, que firmaría un contrato de tres temporadas como manager plenipotenciario. Quiere eso decir que además de entrenador, sería el responsable máximo de la primera plantilla, en todos los aspectos.

Algunas informaciones apuntaron en las últimas horas a que Pep habría ya comenzado a discutir su desembarco en el club con Ferran Soriano, aunque esta circunstancia podría poco menos que descartarse, conociéndose el carácter del entrenador.

El catalán encara la temporada en Múnich, muy probablemente la última, con el doble objetivo de conquistar una Bundesliga que sería histórica por cuanto sería el cuarto título consecutivo del club en un record de la competición y, por encima de todo, ganar en Milán la Champions que se le ha negado en los dos últimos cursos.

Después todo apunta a que su destino será el banquillo y el mando en un Manchester City que no reparará en gastos y cumplirá todas sus exigencias para llevarle a la gloria que aún no consiguió.