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El Mago puede dormir tranquilo

PARIS (EFE) -- Guillermo Coria afronta "tranquilo" las horas previas a la final de Roland Garros que jugará frente a su compatriota argentino Gastón Gaudio, y aunque no oculta que su sueño sería levantar la Copa de los Mosqueteros, asegura que si pierde se irá tranquilo por haber hecho un buen trabajo.

"Estoy dominando la ansiedad, que no es fácil en un momento como este. He trabajado bien, la preparación ha sido buena y el trabajo también. Puedo perder contra Gastón, que es un jugador impresionante, pero me iría tranquilo porque hice todo bien", afirmó el de Venado Tuerto, que compareció ante los periodistas con la camiseta albiceleste.

Coria está tranquilo porque, en el día antes de la final con la que sueña desde niño, logró dormir "once horas y cuarto".

"Incluso mi mujer me llevó la cena y el desayuno a la cama. Estoy tranquilo y eso es importante, los nervios pueden jugar en tu contra. Este es el partido que llevo esperando desde hace mucho tiempo", afirmó.

En Argentina todo el mundo sabe que Coria y Gaudio no son los mejores amigos del mundo, incluso los rumores pretenden que en las semifinales del torneo de Hamburgo del año pasado tuvieron más que palabras.

Ahora parece que la tormenta ha pasado y Coria aseguró estar dispuesto a hacer un gesto conjunto con su compatriota, como saltar en la final del domingo con una bandera argentina.

"No sé si nos dejarán los franceses, ni cómo lo tomará el público, pero sería un gesto bonito. De lo que estoy seguro es de que en Wimbledon no nos dejarían", bromeó.

Contra Gaudio augura un partido duro y largo. "Pero me da igual, aunque sea a siete sets, lo importante es que gane", dijo.

"Nos conocemos bien, jugué contra él la primera final de mi vida y entonces llegué a controlar los nervios. Va a ser un partido duro, ganará el que esté mejor", aseguró el "Mago".

Aunque reconoce que está bien físicamente, Coria quiere controlarlo todo, y no se olvida de las supersticiones, como las zapatillas o la raqueta, que cambió en el partido contra el británico Tim Henman tras perder el primer set.

Pero la base de su preparación está en la vida tranquila que lleva en París con su familia. Ha alquilado un apartamento cerca de Roland Garros donde se hospedan todos sus familiares y él y su esposa Carla pasan muchas horas con ellos.

De su mujer dice que es "un apoyo importante", que le ha ayudado a soportar mejor las largas concentraciones en Europa y le da "consejos siempre inteligentes".

"Durante las dos semanas me he encontrado muy bien y creo que llego a la final en perfecta forma. Tras esta final, estoy planificando un trabajo fuerte para mejorar en hierba y cemento, porque es importante jugar bien en todas las superficies para ser un grande", indicó.

Coria se pone metas una a una: la primera es ganar Roland Garros, luego conseguir una medalla olímpica en Atenas, que si fuera de oro sería la primera que logra un argentino. Más a largo plazo, a Coria le gustaría ser número uno del mundo.

"Pero ganar Roland Garros es un sueño especial. Me lo propuse cuando gané aquí la final júnior (1999) y me lo volví a proponer el año pasado, cuando estuve cerca de la final", dijo.

Entonces se cruzó en su camino el holandés Martin Verkerk, que contra todo pronóstico le dejó fuera de combate en semifinales.

Ahora, Coria lo ve todo con más calma: "Por mi mente sólo pasa que estoy a un partido de lograr mi sueño. Pero no quiero obsesionarme, si pienso mucho, puede ir en mi contra", dijo.