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La magia está en su cabeza

BUENOS AIRES (ESPNdeportes.com) -- La noticia sacude, golpea duro. Es que parece mentira que no podamos disfrutar de la magia de Guillermo Coria durante tres meses. En realidad, todo indicaría que el rey de los tenistas latinos, el N° 3 del mundo, se perderá todo el segundo semestre de este año y recién reaparecerá en el 2005.

Una pena, sin ninguna duda. Primero y principal, por él, porque es un campeón, un superdotado y está en pleno crecimiento. Y también por sus millones de fanáticos que lo van a extrañar, que les resultará rarísimo no encontrarlo en los cuadros de los torneos, sobre todo en las citas de primerísima línea. Los mismos que ya piensan cómo le afectará semejante parate en el ranking.

En realidad, en ese sentido no da la impresión de que lo vaya a sufrir demasiado. En el sistema de entradas defiende poco más de 500 puntos logrados en la segunda parte del 2003, destacándose los cuartos del US Open y el título de Basilea, lo que igual le permitiría mantenerse en el 3° puesto, siempre detrás del suizo Roger Federer y del estadounidense Andy Roddick.

Claro, eso siempre y cuando no anden muy bien sus perseguidores inmediatos, aunque la historia cambia en la Carrera de Campeones, donde también se ubica 3°, también por debajo de los dos grandes dominadores del circuito. En ese listado, que contabiliza las unidades conseguidas durante el corriente año, seguramente cederá mucho terreno.

Sin embargo, es muy probable que igualmente pueda quedar en el lote de los mejores y sea uno de los ocho que ingrese en la Copa Masters. Por ahí pasa la cuestión, ya que Willy pretende estar recuperado para mediados de noviembre de la operación en el hombro derecho y volver oficialmente en Houston. La verdad es que, según los médicos, suena poco factible.

Además, eso significaría retornar nada menos que en el supertorneo que reúne a la elite y verse con el compromiso de enfrentar a sus pares, los que llegarán a la última escala de la temporada con ritmo de competencia y una gran preparación. En cambio, él lo haría exigido, sin partidos previos y con la posibilidad de resentirse de la lesión y pagar luego un precio aún más caro.

En fin, son especulaciones que pasan por la cabeza de muchos, incluido nada menos que el propio Coria. Y ese es el problema: mal que nos pese, sería lo más aconsejable que se recupere diez puntos, que haga una excelente pretemporada entre noviembre y diciembre y recién vuelva al ruedo en enero del 2005, en la gira previa al Abierto de Australia.

Si él no se siente totalmente mejorado, siempre y cuando se haya clasificado para el Masters, no se presentará. Eso indica la lógica, el sentido común. Y sería bárbaro que él cuente con el mejor y más sano asesoramiento de su círculo íntimo, llámense entrenador, preparador físico, familia y amigos, para no cometer un error que pueda poner en peligro su futuro.

Lamentablemente, hay quienes ya piensan qué será de Coria más adelante, si podrá retornar y volver a ser el monstruo capaz de triturar rivales, con esa mentalidad ganadora, ese estupendo timming, esos magníficos cambios de ritmo, ese contragolpe destructor y esa velocidad sumamente envidiable.

Todo, absolutamente, dependerá de que no tome una medida apresurada, equivocada.

LA CLAVE ESTÁ EN SU MENTE

Sin dudas, la pregunta del millón, lo que se cuestiona el público en general está clarito: ¿Por qué Coria se lesiona tanto? ¿Qué le pasa que no logra reponerse y ahora debe sufrir una larga inactividad? Es innegable que la mente domina al cuerpo. Si bien es flaquito y está en plena explosión, está padeciendo más problemas físicos que la media. Y eso es sugestivo.

Justamente él, que derrocha una personalidad y una determinación que lo llevaron a ser un superstar, da toda la impresión de que necesita la ayuda de un psicólogo. Acá no nos ponemos en jueces, menos aún en dueños de la verdad, pero existen indicios bastante evidentes de que arrastra una carga emocional muy grande que le juega en contra.

Aquella suspensión por doping que sufrió hace tres años lo marcó a fuego. Porque todos supimos finalmente que no había querido sacar ventaja ya que sólo consumió un complejo vitamínico que estaba contaminado, pero en su cabeza no terminó de cerrar ese capítulo negro, tan doloroso y hasta frustrante. La muestra cabal la dio en la conferencia de prensa post-derrota final en Roland Garros.

¿Quién podía esperar semejante llanto desgarrador? ¿Quién se imaginaba que ese pibe de 22 años que era el gran candidato y terminó perdiendo un partido realmente increíble iba a descargarse sacando de adentro una deuda tan grande? Si hasta dijo que sintió haber defraudado a su familia, algo incomprensible y exagerado.

Ese día, su confesión sorprendió casi más que el partido que se le escapó de entre las manos. Porque Gastón Gaudio no había hecho los mayores méritos, ya que inclusive Coria contó con dos match-points en el dramático quinto set. El bajón del mejor jugador argentino se debió a calambres provocados por su ansiedad para definirlo y hacer su sueño realidad.

Pero no pudo. Su mentalidad, tantas veces elogiada por lo fundamental que fue para abrirse paso y llegar muy alto, se le cerró por completo y se dejó ganar por la desesperación. Así, obviamente, le resultó imposible ganar, aún cuando igual estuvo muy cerca. Por eso, si no se despeja bien y logra olvidarse lo máximo posible de aquella sanción, seguirá sin soltarse plenamente.

Y acá no hacemos leña del árbol caído, como enseguida ocurrió en algunos casos, diciendo que Willy había tenido miedo. Lo suyo no es eso, justamente, sino que se dio tanta manija que se pasó de revoluciones y, por ansioso, se desvió del camino correcto. El resultado, tan inesperado, quedó a la vista nada menos que en la final que tanto había soñado.

Por eso, debe aprovechar este período de recuperación, tomarse la luna de miel postergada, descansar con la familia y los amigos y desconectarse un poco del vértigo que traía no le vendrá mal. Si sigue como venía, su mente le volverá a traer más problemas y quizá se lesione más de la cuenta.

Es cierto que la lesión en el hombro derecho también se debió al cambio abrupto de entrenador en la mitad de la temporada y a que modificó, sin una adecuada planificación, el movimiento en el saque para tratar de mejorarlo y así tener más chances de rendir muy bien en canchas rápidas, donde ese golpe es un arma fundamental.

Pero no nos olvidemos que hubo calambres y contracturas que son consecuencia de los nervios. Y eso es lo que él debe corregir. Claro que eso se verá cuando vuelva al circuito, pero una ayuda psicológica le será decisiva para solucionar ese déficit y hacer el click. Si hasta pareció salir a flote del gran golpe de París cuando llegó a la final en Hertogenbosch, aunque volvieron los inconvenientes.

Así, a Coria se le escapa una temporada que pudo ser histórica en su carrera. Por los contratiempos de las lesiones inclusive debió abandonar la definición de Miami ante Roddick. Al revés de su costumbre, fueron más las finales que perdió que las que ganó: festejó en Montecarlo y Buenos Aires y cayó en Roland Garros, Hamburgo, Miami y Hertogenbosch.

En definitiva, su solución pasa, primero por dejar atrás esos problemas, y luego por realizar una planificación seria y profesional, sin
cambios sobre la marcha, ya que estamos hablando del N° 3 del mundo. Y ser un deportista de elite también implica tener previsión y manejarse con mucho criterio. Si eso ocurre, volveremos a disfrutar del Mago y a verlo sonreír. Es lo que todos queremos.