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Arabia Saudita le respondió a Martina Navratilova y Chris Evert

La princesa Reema bint Bandar al-Saud, miembro del Comité Olímpico de Arabia Saudita, criticó la oposición de Martina Navratilova y Chris Evert a que las Finales WTA se disputen a partir de la próxima temporada en Riad y dijo que han "dado la espalda" a las mujeres a las que inspiraron en el pasado.

Navratilova y Evert, ganadoras de 18 títulos de Grand Slam cada una, habían criticado en una columna en el Washington Post la posible decisión de la WTA de trasladar las Finales -el torneo que reúne a las mejores ocho tenistas del año- a Riad por ser "incompatible con el espíritu del tenis femenino".

"No es solo que en ese país las mujeres no sean vistas como iguales, es un país en el que existe una ley por la que la mujer es propiedad del hombre. Un país que criminaliza la comunidad LGBTQ hasta el punto de condenas a muerte. Un país cuyo registro de los derechos humanos y libertades básicas ha sido objeto de preocupación internacional durante décadas", dijeron las dos leyendas del tenis.

En un comunicado, la princesa Reema señala que Navratilova y Evert han "dado la espalda" a las mismas mujeres a las que inspiraron y esto "es más que decepcionante", y añade que deberían "informarse correctamente" sobre las leyes saudíes ya que sus argumentos están basados en "estereotipos anticuados" y "visiones occidentales" de su cultura.

"No reconocer el gran progreso que las mujeres han hecho en Arabia Saudí denigra nuestro increíble viaje. No solo socava el progreso de las mujeres en el deporte, sino también socava a las mujeres en general. El deporte no debería ser usado como arma para agendas personales o para castigar a una sociedad", destaca.

Pese a que tenistas como la tunecina Ons Jabeur se han mostrado a favor de que haya torneos en Arabia Saudí, otras como la rusa Daria Kasatkina, que se declaró homosexual en 2022, han criticado la decisión de la WTA de trasladar torneos a este país, en el caso de ésta por no sentirse segura.

Las últimas Finales WTA se disputaron en Cancún, México, con muchos defectos en la organización, ya que la WTA no decidió la sede hasta unas pocas semanas antes, lo que llevó a que las tenistas se encontraran con pistas inacabadas, en mal estado y con unas condiciones meteorológicas que complicaron mucho el desarrollo de un torneo que es la joya de la corona del circuito femenino.