Un Mundial que rompió esquemas

Argentina, Nueva Zelanda, Alemania y Puerto Rico obtuvieron balances positivos, al contrario de Estados Unidos, China, Turquía y Rusia

¿CÓMO SE DICE MVP EN ALEMÁN?:
Dirk Nowitzki, de Alemania, fue demasiado para todos en el torneo, incluyendo los estadounidenses Wallace y O´Neal.
(Reuters)
El 14to. Campeonato Mundial de Baloncesto será recordado por siempre como uno donde el orden establecido para este deporte se trastocó totalmente. Primeramente hay que señalar la debacle del equipo de Estados Unidos que, por primera vez desde que son representados por jugadores de la NBA, sufrieron la derrota, no una vez, sino en tres de sus últimos cuatro partidos, quedándose sin medalla alguna y finalizando en una decepcionante sexta posición.

El segundo caso digno de mención fue el de Argentina, país que había sido campeón del primer Mundial celebrado en 1950, pero nunca más había subido al podio. El equipo celeste fue el más consistente y el que mejor jugó a lo largo y lo ancho del campeonato, llegando invicto a la final frente a la poderosa Yugoslavia, que por su parte había experimentado la derrota en dos ocasiones, pero haíia tenido la gran satisfacción de eliminar a los Estados Unidos.

Argentina merecía ser campeón y casi acariciaba la medalla de oro, cuando dominaba el partido por 8 puntos faltando menos de cuatro minutos, pero tres factores conspiraron para arrebatarle el triunfo de las manos. El primero fue la gran actuación en esos minutos finales de Dejan Bodiroga, quien se echó la ofensiva de los serbios sobre sus hombros, anotando de 3, en penetraciones y de la línea de tiros libres, para encabezar la levantada.

El segundo factor fue la desesperación en ataque de los argentinos, particularmente de Hugo Sconochini, quien trató de tomarse la ofensiva para sí en esos momentos, pero sin suerte; olvidándose que las mejores opciones de gol durante toda la tarde las habían tenido sus compañeros que juegan como internos, especialmente Fabricio Oberto, que había estado imparable.

El tercer factor y posiblemente el más doloroso para los gauchos, fue el arbitraje que pareció favorecer abiertamente a los balcánicos en esos momentos en que el partido se definía, especialmente el griego Pitsikas. Este señor marcó una dudosa falta a Scola cuando se había robado el balón en media cancha y se escapaba para la posible canasta ganadora, a falta de 5 segundos; poniendo en la línea de libres a Vlade Divac, quien hubiese podido ganar el juego con un tiro que hubiese encestado. Cuando el serbio falló ambos intentos, Argentina recobró el balón, lanzándose Sconochini en veloz ataque de un extremo a otro. En su recorrido parecía que le cometían falta al menos en dos ocasiones, incluyendo una muy clara en el momento de intentar, pero los jueces optaron por tragarse el silbato y enviar el partido a prórroga. Ya en el suplementario, el temple de los yugoslavos, unido a la evidente caída emocional que sufrían los argentinos, encaminó a los europeos a su segundo título consecutivo en un Mundial.

BALANCE DE LOS DEMÁS

Alemania y Nueva Zelanda también merecen ser mencionados. El primero por obtener medalla por primera vez en un Mundial y el segundo porque, en apenas su segunda participación, logró llegar entre los cuatro mejores del campeonato. Esta es la primera vez que un equipo de Oceanía, tradicionalmente representado por Australia en estos certámenes, consigue tan alta posición.

Entre los equipos que defraudaron, además de Estados Unidos, se encuentran las selecciones de Turquía, Rusia y China que arribaron en las posiciones 9, 10 y 12 respectivamente. Los turcos eran los medallistas de plata del pasado torneo europeo y contaban en sus filas con un pasado NBA en Mirsad Turkcan, uno actual en Hedo Turkoglu y uno futuro en Mehmet Okur. Rusia era el medallista de plata de los pasados dos mundiales, ademas de contar con el estelar Andrei Kirilenko. China contaba con dos jugadores NBA, incluyendo a la primera seleccion de este año y seleccionado por la prensa como el mejor pivot del torneo, Yao Ming.

En la misma línea se encuentra el equipo de Brasil, que luego de ganar invicto su grupo en la primera ronda y obtener victorias en sus primeros cuatro compromisos, perdió de manera estrepitosa sus últimos cinco encuentros para terminar en una octava posición. Entre las derrotas estuvo su último partido frente a Puerto Rico en el que los boricuas se quedaron con la séptima posición y de paso vencieron a sus eternos rivales brasileños por primera vez en un Mundial. Los puertorriqueños también hicieron historia, siendo el único equipo que logró derrotar a los tres medallistas del pasado campeonato europeo, Yugoslavia, Turquía y España.

Además de Yao Ming, las otras selecciones al cuadro de honor del campeonato recayeron en Emanuel Ginóbili de Argentina y Peja Stojakovic de Yugoslavia como defensas, mientras que Dirk Nowitzki de Alemania y Pero Cameron de Nueva Zelanda fueron seleccionados en la posición de delanteros. Cameron, el único jugador no perteneciente a la NBA en esta escuadra de estrellas, era un desconocido para muchos antes de este Mundial; pero lo cierto es que, ante la salida por lesión del estelar Sean Marks, se convirtió en el jugador más valioso de su equipo, anotando, reboteando, asistiendo, bloqueando, jugando defensa y manejando el balón. En fin, que este extraordinario jugador, algo pasado de kilos, hizo de todo un poco para guiar a Nueva Zelanda a ese sorprendente cuarto puesto.

Nowitzki, por su parte, fue el goleador del campeonato y también seleccionado como el mejor jugador del Mundial. Esta es la primera vez, desde que Estados Unidos envía equipos compuestos por jugadores de la NBA a distintas competencias, que el jugador más destacado no sale de su plantilla. También es la primera ocasión que los norteamericanos no logran colocar ni un sólo jugador en el cuadro de estrellas de un torneo en que sus estelares profesionales hayan participado.

Como ven, fue un Mundial que se salió de los esquemas y rompió con muchos mitos y moldes tradicionales. Por eso, este Mundial de Indianápolis siempre será recordado, aunque para algunos, esos recuerdos no sean muy gratos.

CARLOS MORALES es comentarista de los partidos de la NBA que transmite ESPN América Latina. También es el analista de las transmisiones en español del Orlando Magic. Como técnico, ha sido dirigente por más de 20 años en todos los niveles del básquetbol, destacacándose como técnico en las ligas de Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela y coach de la Selección Nacional de Puerto Rico.

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lunes, 09 de septiembre