<
>

Wade y DeRozan, entre el cielo y el infierno de los playoffs de la NBA

El Miami Heat y los Toronto Raptors se están enfrascando en una serie tan pareja como infartante: Tres tiempos suplementarios en cuatro juegos, un marcador total de 379-370 a favor del Heat, y quedan hasta tres capítulos más en esta serie para develar cuál de los dos enfrentará al cuco de la Conferencia Este, los Cleveland Cavaliers, en la próxima fase.

Los Raptors tendrán la ventaja de contar con dos de esos tres partidos como locales, pero el as en la manga del Heat es el más importante y tiene nombre y apellido: Dwyane Wade. Wade no solo ha ganado el duelo de escoltas con DeMar DeRozan hasta ahora, sino que lo ha demolido como Mike Tyson solía tumbar a sus oponentes en el ring durante su plenitud.

Ya vamos a hablar de la diferencia sideral que existe entre sus respectivas estadísticas en estos playoffs, y también específicamente en esta serie, pero los números están de más cuando una imagen vale más que mil palabras.

Wade está sobrepasando a un DeRozan anclado al piso por sus propias dudas, y no lo pasa por poco. Mientras uno se eleva, el otro se hunde.

Está bien, DeRozan se lesionó el pulgar luchando por un balón suelto en el primer juego de la serie. ¿Y? Wade también supo rendir cuando se lastimó la rodilla contra los Charlotte Hornets y quien sabe que más le debe doler en estos momentos.

Las estrellas no brillan solamente cuando los planetas se alinean.

Ya sea errándose seis de ocho tiros libres en el segundo juego de la serie o contando con un 29,4 por ciento de efectividad en tiros de campo en el tercero y el cuarto, la única constancia ha sido la inconsistencia de parte de un número 10 que está jugando para un 2.

¿Saben qué pasa? El número 3 del Heat posee todo lo que le falta al 10 de los Raptors. Anillos de campeón (3-0), presencias en las Finales de la NBA (4-0), experiencia en los playoffs (163 partidos para Wade, apenas 11 para DeRozan), liderazgo y temple ante la adversidad.

Permítanme darles un fiel ejemplo de ello. Wade y DeRozan estaban descansando para arrancar el último cuarto del cuarto juego de la serie, el que podía inclinar la balanza a favor de Toronto con una ventaja casi sepulcral de 3-1 o volver a igualarla en Miami.

Los Raptors, liderados por su base suplente Cory Joseph (¿??), procedieron a tomar una ventaja de 72-67 cuando Wade reingresó a la duela con siete minutos y 41 segundos por jugar. Uno imaginaría que DeRozan también hubiese entrado. No venía jugando nada bien pero después de todo él es la respuesta canadiense a la superestrella del Heat…pero no, DeRozan seguía bien cómodo sentado en la banca sin siquiera robar una mirada furtiva de su entrenador Dwane Casey.

Tengan en cuenta que esto era bien extraño, ya que DeRozan lidera a los Raptors en puntos por partido con un promedio de 17,7 esta postemporada y no había estado en la cancha por menos de 40 minutos en ninguno de los tres juegos anteriores.

Sin embargo, no se lo podía culpar para nada a Casey. Su referente y figura había encestado apenas tres de sus 16 intentos en los tres cuartos iniciales e inspiraba lo opuesto a confianza en cualquiera que esté más o menos familiarizado con el básquetbol mientras que Joseph dictaba el ritmo ofensivo del equipo con éxito y parecía estar en llamas en cada tiro con salto.

La ventaja era de 77-70 para los Raptors con cuatro minutos por jugar, pero de repente Wade se comenzó a parecer a aquel que maravilló al mundo entero en la remontada épica del Juego 3 de las Finales ante los Dallas Mavericks en el 2006 y más recientemente en el Juego 6 de la primera ronda contra los Charlotte Hornets.

De repente la diferencia se achicaba más y más, pero DeRozan no volvió al partido hasta que Kyle Lowry (otra decepción galopante) se fue expulsado con seis faltas cometidas y quedaba solo un minuto y medio por jugar con el marcador 81-79 a favor de los visitantes.

En la primer posesión en la que él se vio involucrado, fue Joseph el que se encargó de encestar un doble desde media distancia. Ni DeRozan ni los Raptors volverían a anotar en el tiempo reglamentario después de eso. Es más, el legajo del escolta de Toronto después de su vuelta es un mortuario: Dos puntos, 1-3 en tiros de campo y un balón perdido en los momentos clave del último cuarto y el tiempo extra.

Wade por otro lado, anotó 11 de sus 30 puntos en el último cuarto y la prórroga y contó con su segundo partido consecutivo en el que anotó al menos 30 puntos a los 34 años de edad.

Wade supo ostentar 68 puntos en total durante esos dos compromisos. DeRozan cuenta con 70 en toda la serie.

El final de esta serie es un libro de suspenso cuyos capítulos finales todavía no han sido escritos, pero si estos dos personajes siguen rindiendo así entonces es difícil no pensar que LeBron estará visitando South Beach en un futuro cercano.