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NBA y compromisos millonarios vs. realidad competitiva

El debate está servido.

La NBA, las plataformas televisivas, los equipos y los fans están protagonizando un conflicto de intereses que no pudo pasar desapercibido. El final de la competición regular se acerca y ante el riesgo de perder a jugadores clave de cara a los playoffs e incluso de limitar su participación para que lleguen al máximo de sus capacidades, algunos coaches están optando por dar descanso a sus piezas clave.

Esta estrategia pasaría desapercibida si no traspasara la atenta mirada de los aficionados o las fronteras de sus mercados locales. Sin embargo, si Golden State Warriors, Cleveland Cavaliers o San Antonio Spurs son los ejecutores y una emisión a nivel nacional y en fin de semana es la afectada, la situación transciende.

El sábado 18 de marzo, los Warriors y los Spurs se midieron en un juego emitido por ABC. Steve Kerr decidió dar descanso a Steph Curry, a Klay Thompson, a Draymond Green y a Andre Iguodala. Por parte de los Spurs, Gregg Popovich no pudo contar con Tony Parker, Kawhi Leonard y LaMarcus Aldridge por molestias. Ambas realidades fueron diferentes aunque Pop fuera uno de los primeros coaches en desafiar las reglas en aras a proteger a sus pupilos, decisiones que históricamente llegaron a tener como consecuencia multas a San Antonio.

Una semana después, Cleveland visitó Los Ángeles en una doble sesión que incluyó el juego del sábado ante LA Clippers y el domingo ante Los Angeles Lakers. Tyronn Lue tomó la decisión a última hora de no contar con LeBron James para no cargarle de minutos de juego y responsabilidad mientras Kyrie Irving tenía molestias y Kevin Love recién salió de una lesión en la rodilla. Ninguno de los tres estuvieron disponibles en uno de los partidos más esperados en la ciudad angelina y una de las peritas en dulce de ABC. Fueron muchos los que se llevaron las manos a la cabeza el sábado, sobre todo porque el domingo el ‘Big Three’ estuvo disponible ante los Lakers. Claro que ya no había un país entero frente al televisor.

Los implicados no tardaron en dar sus puntos de vista. LeBron afirmó que comprende todas las versiones pero que a final de cuentas la competición debería marcar la agenda y aunque él quiera jugar, su deseo es el de respetar las decisiones del coach.

“El trabajo de los entrenadores es encontrar la manera de competir por el campeonato, no competir por un partido. A veces es difícil, porque la ciudad te quiere ver y no puedes jugar contra determinados equipos. Personalmente, quiero jugar en cada partido. Quise jugar contra los Clippers, pero mi entrenador decidió que no debería hacerlo, así que le hice caso”, argumentó.

Irving mostró con claridad que el problema reside en el calendario y la acumulación de partidos y su solución fue la de alargar la temporada regular.

“Estoy al 100 por ciento con ese plan. Ojalá podamos alargarlo un poco más y darle más descanso a los chicos. Viajamos de la Costa Oeste a Costa Este. Este es nuestro sexto partido en ocho días y creo que nadie se da cuenta de eso”, afirmó el domingo.

Doc Rivers, quien a la postre se benefició de la decisión de Lue y propinó a los Cavaliers la segunda peor derrota de la campaña señaló que, aunque le duela por los fans, se vio obligado a dar descanso a sus jugadores.

“Lo odio por los fans. Yo lo hice la otra noche contra Denver y había gente con camisetas de Blake (Griffin) y DJ (DeAndre Jordan) por todos lados”, agregó.

Esa es una versión, la de ir en contra de lo que dice la NBA, de los 24 billones de dólares que se pagaron por los derechos televisivos en 2014 y de los gastos de los aficionados que compran los boletos con antelación para ver a sus ídolos. Esas voces prefieren dejar estos aspectos en segundo plano y concentrarse en el mero apartado deportivo y competitivo. Sin embargo hay otras que opinan lo contrario. Es el caso del comisionado, Adam Silver, que el lunes mostró su versión. Afirmó que los equipos sufrirán penalizaciones y que los propietarios deberían intervenir en las decisiones de este tipo.

“Como siempre, nuestro objetivo es servir a los aficionados de la NBA con los mejores juegos, involucrando a los mejores jugadores de la liga por lo que compartimos su decepción. Comprendemos que se trata de un tema complejo y estamos trabajando estrechamente para dirigirlo mejor hacia adelante desde el punto de vista de la asociación de medios”, apuntó en un comunicado.

Y el último en dar voz a su criterio fue James Harden, quien dejó claro a su coach, Mike D’Antoni, que lo que él quiere es jugar. El entrenador no supo decirle que no a Kobe Bryant mientras se encargó de los Lakers justo antes de que la estrella se lesionara del tendón de Aquiles.

“Sólo quiero jugar, descansaré cuando haya terminado (la temporada). Siento que mis compañeros de equipo y mi organización necesitan que vaya y haga lo que hago. Obviamente me pagan por ello, pero es algo que me encanta. Disfrutar de la rutina. Me gusta lo difícil que es. Creo que eso te hace más duro. Que te hace quien eres”.

Y así el debate es inevitable. ¿Quién se tiene adaptar a qué? ¿La liga y sus compromisos televisivos a la realidad competitiva o ésta a la liga? ¿Los intereses de los equipos para lograr campeonatos, o los aficionados que pagaron sus entradas?

Un servidor lo tiene claro: mientras el calendario sea así de ajustado y se cargue de partidos a los jugadores, la competición debería ir por delante de los contratos televisivos o los fans que buscan ver a sus ídolos. Si la liga quiere evitar este tipo de estrategias que buscan salvaguardar la salud de los jugadores, que se sienten y encuentren la manera de extender la temporada regular.

Y usted, ¿qué piensa?