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Por qué los juegos en MLB son CINCO MINUTOS más largos esta temporada

Desde que se logró reducir el promedio de duración de juegos en el primer año de Rob Manfred como comisionado, esa cifra ha ido en aumento, y el 2017 se perfila como el más largo de la historia. ¿Qué es lo que está alargando tanto los partidos? Jason O. Watson/Getty Images

El ser comisionado de béisbol parecía ser muy fácil al principio. Rob Manfred tomó posesión del cargo en enero de 2015, anunció su intención de acelerar el juego y de inmediato tuvo resultados. La duración de un juego de nueve entradas se redujo en seis minutos de 2014 a 2015, igualando el mayor descenso en la historia. A ese ritmo, el béisbol habría desaparecido por completo en 30 años y Manfred se tendría que retirar.

Pero al igual que los juegos de dos jonrones en el Día Inaugural, este ritmo no se iba a sostener. El béisbol añadió cuatro minutos al promedio por juego el año pasado, y los partidos de este año parece que añadirán más tiempo para lograr un nuevo record. A pesar de algunos cambios menores para la temporada 2017 - al requerirle a los managers que decidieran más rápido si iban a retar una jugada e implementando los boletos intencionales automáticos - la duración promedio de un juego de nueve entradas es ahora de 3 horas y 5 minutos - el mayor promedio en la historia del béisbol y un aumento de cinco minutos en comparación con el año pasado. Además es el segundo mayor aumento de año a año desde la integración. Y ya que los partidos se ponen más lentos con los ascendidos al roster en septiembre, el mes final posiblemente añada uno o dos minutos más a ese promedio.

Manfred, quien sigue insistiendo que la liga hará algo al respecto, ha establecido una distinción entre el tiempo de juego y el ritmo de juego. Como le dijo a los periodistas en junio:

El tiempo de juego es en ocasiones lo que ocurre en el terreno de forma competitiva. Cuántas carreras se anotan, cuántos corredores se embasan, cuántas veces cambias al lanzador. Esas son cosas que yo no quiero controlar. Porque de eso es que se trata la competencia. Eso queda en manos de los equipos.

Así que, ¿cuánto tiempo de los nueve minutos que se han añadido al promedio desde 2015 caen bajo "lo que ocurre en el terreno de forma competitiva?"

Esa es una pregunta complicada.

Hay más apariciones al plato por juego.
El porcentaje de embasamiento tocó fondo en 2014 y 2015, con el menor OBP a nivel de liga desde principios de la década de los 70. Aunque los ponches han ido en aumento desde ese entonces - en más de un ponche por juego - todo lo demás se ha mantenido igual o se ha beneficiado de la ofensiva: Hay dos tercios de boleto más por juego, 25 por ciento más jonrones, ligeramente más pelotazos y ligeramente menos toques de sacrificio, elevados de sacrificio y corredores atrapados en intento de robo.

El resultado acumulado es que en cada juego tenemos casi una aparición en el plato extra -- 0.78, para ser más exactos. Esa aparición parcial en el plato es responsable de 1 minuto y 20 segundos por juego.

Hay más lanzamientos tirados por aparición en el plato.
Esto ha ido ocurriendo por décadas, ya que el choque promedio ha aumentado de 3.57 pitcheos en 1988 a 3.82 por aparición en 2009. Los bateadores han sido más pacientes mientras el OBP ha ido sustituyendo al promedio de bateo en prestigio. La mayor velocidad de los lanzadores y un repertorio más engañoso han llevado a más strikes abanicados (los que usualmente alargan los turnos). Y la paradoja de los ponches - en la que bateadores y lanzadores tienen estrategias simultáneas que llevan a más ponches - ha llevado a conteos más profundos.

Luego del 2009, esa cifra de 3.82 pitcheos por aparición se mantuvo estable. Parecía que habíamos alcanzado el pico máximo. La tasa de pitcheos por turno no varió por más de una centésima de pitcheo en alguna de las direcciones por seis años, hasta que de repente, saltó a 3.87 en 2016 - la tasa registrada más alta desde que se comenzó a llevar esa estadística en 1988 - y a 3.90 este año. Un par de centésimas de pitcheo por aparición en el plato, aplicadas a 76 apariciones por juego, suman seis lanzamentos. Cada pitcheo alarga un turno en cerca de 24 segundos, por lo que ahora hemos añadido cerca de dos minutos y medio más.

Tres minutos, 45 segundos que ahora se han contado.

Hay más apariciones en el plato (y por ende, más lanzamientos hechos) con corredores en base.
Los lanzadores universalmente se toman más tiempo en tirar la pelota cuando hay corredores en base - en promedio, cerca de 7 segundos adicionales - y el mencionado porcentaje más alto de embasamiento nos diría que un mayor porcentaje de béisbol está ocurriendo ahora con gente en base.

De hecho, cerca del 43.2 por ciento de todas las apariciones en el plato vienen con gente en los senderos. En el 2015, esa cifra fue 42.9 por ciento. Eso no le hace bien a nuestro reloj: Eso significa que se hace cerca de un pitcheo adicional por juego con gente en base, lo que en promedio nos añade unos 7 segundos.

Hay más cambios de lanzadores.
Los cambios de lanzadores aumentan en cantidad a medida que la temporada avanza. Pero si echamos un vistazo a las primeras mitades de los pasados tres años, podemos ver que el ritmo del 2017 podría establecer un nuevo record de lanzadores por partido por lado:

2015: 3.97 (4.11 en toda la temporada)
2016: 4.02 (4.15)
2017: 4.10

No todos los cambios de lanzadores le añaden tiempo al juego. La mayoría de los nuevos lanzadores entran para comenzar una nueva entrada, pero cerca de un tercio de los cambios se hacen en medio del episodio, lo que significa que desde 2015 ha ocurrido cerca de un cambio en medio de la entrada por cada 12 juegos. Cada cambio de lanzador toma cerca de 2 minutos, 20 segundos, lo que añade 20 segundos por juego.

Así que hemos contado poco más de cuatro minutos adicionales. ¿De dónde sale el resto del tiempo?

Las defensas se toman más tiempo entre lanzamientos.
Bueno, esta es complicada. FanGraphs utiliza los sellos de tiempo de PITCHf/x para registrar el tiempo que los lanzadores se toman entre sus pitcheos dentro de un turno. Ellos llaman a esta estadística "pace (ritmo)" y la misma ha ido en aumento:

2015: 22.8 segundos
2016: 23.2 segundos
2017: 24.3 segundos

Multiplicado eso por casi 400,000 pitcheos, ese número nada más representa cinco minutos y medio. Así que, fácil: Hagan que los lanzadores aceleren su trabajo al colocar un reloj de pitcheos, como lo hicieron en Doble A y Triple A -- with great success -- y cómo parece pretender implementar Rob Manfred el año que viene con o sin la bendición de la asociación de jugadores.

Excepto que aquí es donde se complica un poco la cosa. Baseball Prospectus también usa los sellos de tiempo de PITCHf/x para llevar registro de la cantidad de tiempo que se llevan los lanzadores entre envíos dentro de un turno. Ellos también llaman a esta estadístic "pace" y la misma... ha bajado:

2015: 21.7 segundos
2016: 21.8 segundos
2017: 21.1 segundos

La diferencia es en qué intérvalos cada método excluye como anormal. FanGraphs desecha cualquier intérvalo de más de 50 segundos, y Baseball Prospectus descarta cualquiera de más de 60 segundos. Esto se basa en la asunción compartida de que algo más ha ocurrido aparte de que "un lanzador se queda mirando en búsqueda de una señal": una visita del receptor, un bateador retorciéndose de dolor luego de golpearse la pierna con un foul, un torpedero que viene a conversar sobre quien va a cubrir en caso de un rodado difícil, lo que sea.

Pero BP también desecha cualquier intérvalo que incluye intentos de atrapar al corredor en la base. Y desecha cualquier intérvalo luego de un foul. Las pelotas de foul generalmente se toman más tiempo: El lanzador recibe una pelota nueva que comienza a frotar, la defensiva tiene que volver a ajustarse luego de intentar atrapar el batazo, al bateador se le permite salirse de la caja de bateo y ajustarse sus guantillas, etc.

Si uno de estos enfoques es "correcto" es menos importante que el hecho de que nos den dos conjuntos de datos diferentes con dos trayectorias diferentes, y nuestra respuesta podría estar en el medio.

En un conjunto de datos - el lanzador hace el pitcheo, entonces recibe la pelota de vuelta, entonces hace el pitcheo, y entonces recibe la pelota de vuelta, y así sigue - los lanzadores no están trabajando este año más lento que lo que lo hacían antes. De hecho, ¡están trabajando ligeramente más rápido!

Pero en el otro, el juego se ha puesto más lento, y sigue poniéndose más lento. Esto sugiere que la lentitud es causada por interrupciones leves - el frotar una pelota nueva, o un tiro para sorprender al corredor - lo que causa la mayor parte del daño a nuestros calendarios. Sugiere que los lanzadores, defensores y bateadores se están tomando más tiempo en volver a ritmo luego de estas interrupciones. Donde incluso exista la más mínima interrupción en el ritmo del juego, el tiempo perdido se apresura a llenarlo.

Manfred seguirá intentando, y tendrá éxitos y fracasos en el camino. La mala noticia es que " lo que ocurre en el terreno de forma competitiva" ha llevado naturalmente de alguna forma a juegos más largos - más corredores en base, más pitcheos, más cambios de lanzadores. Sin embargo, la buena noticia es que hay muchas cosas ocurriendo entre lanzamientos que ninguno de nosotros se está perdiendo demasiado. El ritmo natural del béisbol de lanzar y atrapar es lento, pero eso no es lo que lo está haciendo más lento. Para arreglar eso, Manfred tendría que sellar los huecos que dejan que los jugadores interrumpan el ritmo del juego.