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Por qué el premio de MVP en Grandes Ligas debe llevar el nombre de Josh Gibson

En 1972, Josh Gibson se convirtió en el segundo afroamericano (Satchel Paige fue el primero) en ser exaltado al Salón de la Fama del Béisbol en Cooperstown. Cortesía Fundación Josh Gibson

Existe un movimiento creciente dentro de la Asociación de Escritores de Béisbol de Estados Unidos para eliminar el nombre de Kenesaw Mountain Landis, el primer comisionado de las Grandes Ligas, de sus trofeos de Jugador Más Valioso. Varios ganadores anteriores de MVP de MLB y otros en el juego están mostrando un gran apoyo a esta iniciativa, incluido el ex MVP y estrella de los Cincinnati Reds, Barry Larkin, quien le dijo a Associated Press que conoce el nombre de Landis y "lo que eso significaba para desacelerar el ascenso de jugadores afroamericanos en las Grandes Ligas".

Entre los nombres que han sido sugeridos para reemplazar a Landis se incluyen los miembros del Salón de la Fama Branch Rickey, Frank Robinson y el legendario Josh Gibson, el mejor bateador de poder del juego, que bateó casi 800 jonrones en su carrera.

Como su bisnieto que soy, es un honor ver a Gibson entre los nombres considerados para el trofeo junto con otros dos dignos candidatos. Rickey se atrevió a fichar a Jackie Robinson como el primer jugador afroamericano en la liga mientras el deporte, y la mayor parte del país, aún estaba segregado. Frank Robinson sigue siendo el único jugador en ganar el MVP tanto en la Liga Americana como en la Nacional. Ambos hombres merecen una fuerte consideración, pero solo a Gibson se le negó la oportunidad de ganar un premio al Jugador Más Valioso en MLB porque Landis no integró el béisbol como su primer comisionado.

¿No sería apropiado que el nombre de Gibson estuviera en el trofeo? Probablemente habría sido un ganador del MVP por varios años en las mayores durante el mandato de Landis si el premio hubiera existido y si los jugadores negros hubiesen tenido la oportunidad de jugar en las Mayores. De hecho, sería más que apropiado, sería justicia poética.

En la legendaria historia de las Ligas Negras, fue Gibson quien personificó el estrellato del béisbol, y debería haber podido actuar para que todos lo vieran junto a sus contemporáneos de las décadas de 1930 y 1940: Babe Ruth, Lou Gehrig, Jimmie Foxx, Joe DiMaggio y Ted Williams. Si las barreras raciales no hubiesen existido, la MLB habría sido mucho más rica para la competencia, las historias, el drama puro y el pináculo del juego que jugadores como Gibson habrían traído a los juegos de las Grandes Ligas. Pero como gran parte de la sociedad estadounidense en la primera mitad del siglo XX, MLB eligió y aprobó la división, la separación y la justicia para algunos, pero no para todos. Como han demostrado los incidentes recientes, es un precio que seguimos pagando incluso ahora. Pero esta no es una conversación sobre lo que pudo haber sido, sino sobre la redención.

El bateo y el poder de Gibson fueron insuperables y, junto con su capacidad de receptor, ayudó a llevar a sus equipos a varios primeros lugares. Miembro del Salón de la Fama de 1972 (el segundo jugador de las Ligas Negras después de Satchel Paige), Gibson fue una verdadera superestrella del béisbol. Debido a su enfermedad y trágica muerte a la edad de 35 años, se nos robó a todos lo que probablemente habría sido una de las mejores carreras de béisbol de la historia.

Vale la pena analizar la convergencia de Landis y Gibson para explicar por qué el nombre de Gibson debería estar en el trofeo de Jugador Más Valioso de una liga en la que nunca jugó.

En 1919, para proporcionar un liderazgo sólido y abordar los numerosos escándalos de juego y arreglo de juegos que había estado experimentando el béisbol, la MLB estableció el puesto de comisionado y nombró a Landis como el primero en ocupar el cargo. Landis trajo consigo su experiencia legal y su amor eterno por el juego. Sin embargo, cuando llegó el momento de integrar el béisbol, Landis hizo poco para ayudar a los jugadores afroamericanos. El historiador oficial de la MLB, John Horn, dijo a Associated Press que Landis tiene una historia complicada que incluye "racismo documentado".

A pesar de jugar a la sombra de la MLB, los estadounidenses fuera de la comunidad afroamericana llegaron a conocer a las estrellas de la Liga Negra como Gibson, jugadores que eran tan buenos que los estadounidenses blancos les hicieron el "cumplido" de las comparaciones con las estrellas blancas del béisbol. Apodos como Andrew "Rube" Foster (obtenido en un enfrentamiento de lanzadores cuando venció a Rube Marquard), "el Honus Wagner Negro" (John Henry "Pop" Lloyd), "el Lou Gehrig Negro" (Buck Leonard) y sí, "el Babe Ruth Negro"(Josh Gibson) todos hablaron a la América blanca reconociendo la grandeza de estos jugadores negros.

Gibson nació en Buena Vista, Georgia, el 21 de diciembre de 1911. La familia Gibson se mudó al norte cuando el padre de Gibson encontró trabajo en las acererías de Pittsburgh. Gibson creció jugando a la pelota y se ganó la atención del empresario local y entusiasta de los deportes Gus Greenlee, quien fichó a Gibson en su equipo semiprofesional, los Pittsburgh Crawfords, que surgiría en la década de 1930 como uno de los escuadrones poderosos de las Ligas Negras.

La historia del debut de Gibson en 1930 con los Grays es para todas las edades. Judy Johnson, manager de los Grays y eventualmente miembro del Salón de la Fama, necesitaba un receptor después de que se lesionó en un juego en Forbes Field contra los legendarios Kansas City Monarchs. Johnson vio a Gibson en las gradas (sabía de su juego en los campos locales) y lo invitó a ser receptor. Según Johnson, "Aquí estamos, Forbes Field está lleno. Josh Gibson estaba sentado en las gradas, él y un grupo de muchachos que jugaban béisbol en el lote vacío. Le pregunté si quería ser receptor. "¡Sí, señor, señor Johnson!" Tuve que retrasar el juego, dejarlo entrar en la casa club y ponerse un uniforme".

A lo largo de una carrera de 17 años, su juego para los Crawfords y los Grays, junto con las temporadas invernales en el Caribe, estaría marcada por jonrones gigantescos, un alto promedio de bateo y un porcentaje de embasamiento y slugging fuera de este mundo (OPS). Según Seamheads, la reconocida fuente de estadísticas de las Ligas Negras, las cifras de su carrera fueron un promedio de bateo de .365, slugging de .690 y OPS de 1.139.

Gibson jugó en dos de los mejores equipos de las Ligas Negras, los Grays de 1931 y los Crawfords de 1935, y luego pasó a anclar un equipo de los Grays que fue campeón de la liga todos los años excepto uno, desde 1937 hasta 1945, jugando en cuatro Series Mundiales de las Ligas Negras, ganando dos.

En un artículo del 12 de febrero de 1938 en el diario Pittsburgh Courier, uno de los principales periódicos afroamericanos del día, el propietario de los Piratas de Pittsburgh, William E. Benswanger, dijo:" Si la cuestión de admitir peloteros afroamericanos en el béisbol organizado se convierte en un problema, yo estaría totalmente a favor de ello. Creo que las personas afroamericanas deberían tener una oportunidad en el béisbol al igual que tienen una oportunidad en la música o cualquier otra cosa". En respuesta a una solicitud de su evaluación de Gibson que jugaba al lado, Benswanger respondió: "Bueno, vi a Gibson hace unos dos años y ciertamente me parecía que tenía un bate para las Grandes Ligas". La pregunta seguía siendo, ¿qué se necesitaría para que el hecho de admitir a los peloteros afroamericanos "se convierta en un problema"?

Los Piratas se pudieron haber beneficiado de la contratación de algunos jugadores de esos Grays de 1938, entre ellos Gibson, Leonard y Ray Brown, pero Benswanger no tuvo el coraje de abrir el camino una década antes de que Rickey y los Brooklyn Dodgers finalmente lo hicieran, no por casualidad después de la muerte de Landis.

Imagínense por un momento si las Mayores hubiesen estado integradas cuando Gibson comenzó su carrera a principios de la década de 1930. Vale la pena preguntarse qué diferencia pudo haber hecho y cómo se habrían desempeñado los peloteros afroamericanos junto con los blancos. En comparación, de 1948 a 1962, los primeros 15 años después del debut de Robinson en las Grandes Ligas, la Liga Nacional otorgó 11 de sus 15 premios de MVP a peloteros negros (la mitad de los equipos de la Liga Americana no comenzaron a integrar sus escuadrones hasta septiembre de 1954 y estaban detrás del más viejo de los circuítos en la infusión de talento).

No era una cuestión de habilidad, era la cuestión de la igualdad de oportunidades lo que había frustrado la competencia de los jugadores afroamericanos. La década de 1930 fue un momento especial para las ligas negras y jugadores como Leonard, Johnson, Charleston, Jud Wilson, Willie Wells, Ray Dandridge, Mules Suttles, Leon Day, Hilton Smith, además de Paige y Gibson, habrían ayudado a anclar o completar muchas alineaciones.

Cambiar el nombre del premio MVP en memoria de Josh Gibson haría más que solo honrar a un gran jugador de béisbol. Le recordaría a la gente algunas de las muchas víctimas del racismo, los jugadores a quienes se les negó el sueño de su vida de jugar a la pelota al más alto nivel. Para todos aquellos que vinieron antes de Robinson, el "Premio al Jugador Más Valioso Josh Gibson" sería un acto de redención.

Y sería justicia poética.

Sean Gibson es bisnieto de Josh Gibson y director ejecutivo de la Fundación Josh Gibson.