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La carta de la vergüenza

Faltas de ortografía, de sintaxis, de redacción, llena de contradicciones y lagunas. Los jugadores nunca explican qué fue lo que realmente sucedió la noche del 7 septiembre en el hotel de Monterrey. Lo único que piden es la permanencia de la impunidad y la anarquía. Una verdadera vergüenza.

LOS ANGELES, CA.- Es una frase triste, llena de vergüenza, de impotencia, de vacío, sin duda una de las frases más lamentables en la historia del fútbol mexicano y en la historia moderna de un país que despierta cada mañana con la ilusión de abrazar los nuevos tiempos de apertura, de democracia y pluralidad.

"Desde hace mucho tiempo, lo que sucede dentro del seno de la Federación, se queda ahí, en la misma Federación. Es muy sencillo, la ropa sucia se lava en casa. Eso siempre había existido y desde hace algún tiempo, ha dejado de ser así".

Los Capitanes: Puesto de Néstor en riesgo

La ya famosa carta, por cierto mal redactada, llena de errores ortográficos, de sintaxis, rica en contradicciones, que presumiblemente escribieron o avalaron los 13 jugadores castigados es todo un monumento a la desfachatez y la vida anárquica que muchos mexicanos no deseamos más para nuestro presente y sobre todo para nuestro futuro. Pero lo más importante de todo es que en el mensaje, Rafael Márquez, el capitán y los jugadores jamás niegan ni tratan de lavar su imagen con respecto a lo sucedido en Monterrey la noche del martes 7 y la madrugada del 8 de septiembre. No, lo único que parece importarles es la figura de Néstor de la Torre y lo que esa figura representa en disciplina. Están, además, visiblemente molestos porque los hechos hayan llegado hasta los medios y luego ante la propia opinión pública.

Es una pena que en tres cuartillas y en 14 puntos, los 13 jugadores no hayan aclarado nada y lo único que hayan dejado en claro es su presión para que el fútbol mexicano siga viviendo en épocas de oscurantismo y de episodios alejados de la apertura.

La carta, en lugar de fortalecerles, termina derrotando a Márquez y a los jugadores. No les otorga crédito ante la opinión pública y termina dañando una imagen que de por si tienen lastimada a través de los años y de los hechos.

Los futbolistas en México son héroes, ídolos, héroes e ídolos que no han ganado nada vestidos de verde y que hoy se quejan de que la prensa y de que la comisión de selecciones le hayan castigado por evocar el desorden y la disciplina.

Es una pena, es una vergüenza, es una infamia tener que leer en una revista de espectáculos -llena de chismes, de mentiras y de verdades a medias- lo que sucedió con un jugador de alto nivel europeo como Carlos Salcido. Tratemos de explicarle al chico que le pidió a su papá que le comprara una camiseta con el número 3 de la selección lo que hizo este "profesional" durante una concentración de la selección.

La carta es penosa. Los jugadores cometen error tras error. Se hunden sin que nadie los pueda rescatar. La selección tiene reglas, las reglas son para cumplirse y aquellos que quieran estar por encima de esas reglas no deben ni merecen vestir de verdes.