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Ximena Hermoso, la tenista que vale un boleto de avión

Hermoso seguriá en la lucha por sus propios medios Servicios de ESPNdeportes.com

La Federación Mexicana de Tenis (FMT) hace algo bien: desde hace un par de semanas envía boletines con los resultados exitosos de la mejor jugadora del país, la poblana Ximena Hermoso, quien en el último mes ha llegado a dos finales consecutivas de torneos ITF Future Circuit, consiguiendo el título en Tánger, Marruecos.

La FMT también hace muchas cosas mal. "¿Qué apoyo he recibido? Pues lo único que me pagaron fue un boleto de avión, en enero de este año". Y nada más. Eso es lo que valen sus mejores jugadores para los dirigentes del tenis mexicano. Apenas un ticket aéreo. Triste.

Sin embargo, Hermoso no presta atención a la falta de apoyo ni al dinero que apenas alcanza para llevar adelante su carrera. Con 20 años cumplidos en abril, Ximena está en pleno crecimiento profesional. En sólo 7 meses ha trepado 145 posiciones en el ranking de la WTA, del 676 al 531. Hace 9 días ganó su primer torneo de 10 mil dólares. Y además llegó a otras dos finales, en Tenerife y Casablanca. Para ella, no hay tiempo de lamentos.

"Es triste, pero bueno… Yo nunca he pedido nada. No quiero ir detrás de la gente sin poder "vender" un buen producto. Siento que habrá un momento en que me gane todo el apoyo", explica Hermoso desde El Jadida, Marruecos, escenario de su próximo torneo.

El esfuerzo familiar, los ahorros invertidos en el tenis y la vida lejos de casa son escenas de una película repetida en el tenis latinoamericano. Las carreras de los jugadores se construyen a puro sacrificio. Y el caso de Ximena no es excepción: con 14 años, la hija de Ignacio y Concepción se mudó sola a Cataluña en busca de mejores condiciones para desarrollar su talento. Barcelona, Castelldefels y Vilanova fueron su base durante estos años, al igual que el hogar de los Fernández González, quienes la alojan desde hace un lustro y la tratan como una hija más. "Los conocí a través del club en donde entrenaba", cuenta Ximena. "Ellos tienen dos hijas, que también jugaban al tenis. Vivían en una casa cómoda y me dijeron: 'Mira, tenemos un cuartito, sería compartido, pero si quieres probar te puedes quedar aquí con nosotros'. Siempre vuelvo con ellos. Son como mi segunda familia".

Ahora Hermoso entrena en el Club Gimnástic de Tarragona, conocido por su equipo de futbol de la Segunda División de España. Allí trabaja desde noviembre pasado con su coach Luis Yebra, de tan sólo 29 años y quien está haciendo sus primeras armas como entrenador de profesionales. La combinación ha tenido éxito.

"Yo llevaba dos años entre las 700 mejores del mundo, pero era muy irregular. Algo me estaba pasando. Me faltaba un poco más de seriedad", cuenta la N°1 de México. Entonces este año Ximena incorporó un psicólogo y un nutriólogo a su equipo. Ordenó su rutina. Y mejoró su actitud. "Soy muy sentimental. Me afecta mucho lo que me dicen. Mis coaches me levantaban la voz y yo me sentía atacada. Todo me lo tomaba como si fuera en mi contra. Luis es el primero que ha sabido ponerme en mi lugar. Me dijo las cosas como eran. Me hizo trabajar. A veces lo llego a odiar, pero sé que todo es para mejorar".

El dinero de los premios aún no alcanza siquiera para lo básico. "Acá en Marruecos me podría pagar el hotel con lo que gané. Pero en Italia no", dice Ximena. Sin embargo la apuesta es seguir sumando puntos, ganando confianza, y trepando en el ranking. El objetivo es terminar el año debajo del 500 del mundo. Y representar a México en los Juegos Panamericanos, a mediados de octubre. "Yo espero noticias de la Federación, pero no tengo idea cuándo definirán el equipo, o cómo lo harán. Tengo la semana apartada para jugar".

La actualidad del tenis en su país deja a Hermoso sin explicaciones. "Siempre que me hacen esa pregunta, no sé qué contestar. Veo lo que pasa con los hombres, sigo lo que hace Santiago González (45 en el ranking mundial de dobles) y… es muy complicado. Santi va por su cuenta, hace su carrera, está siendo un poquito egoísta, pero eso es lo que se tiene que hacer. No debe demostrarle nada a nadie. Es un ejemplo. También veo a chavas que juegan bien, pero la mayoría decide irse a jugar a las universidades estadounidenses. Es como la salida, no sé. Hay que trabajar en el tenis, hay que trabajar con los chiquitos. Que les enseñen bien los sacrificios que hay que hacer para llegar".

Y si necesitan un ejemplo, allí está el de Ximena Hermoso. La mejor jugadora mexicana de la actualidad. Y en crecimiento. "El tenis no es bonito como lo pintan. Hay que sufrir", dice.

Sufrir para ganar, sin esperar nada a cambio. Ésa es la filosofía de la poblana. Si viene otro boleto de avión, bienvenido sea. Y si no hay más ayuda, nada cambia: ésa es la triste realidad del tenis mexicano, donde ni siquiera ser N°1 basta para recibir una mano amiga.